TRECE

1.9K 172 25
                                    

¿Qué hacer cuando no sé quiere hacer nada?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¿Qué hacer cuando no sé quiere hacer nada?

Su pregunta me invade por completo, dejándome un sabor amargo en la boca. Resonando una y otra vez. Su mirada, su semblante. Todo parece ajeno a él.

Luis está pasando por un momento terrible y yo no puedo hacer nada.
Sé a la perfección lo que se siente. Es una mezcla de culpa, odio a no sé quién. Y estamos en constante búsqueda de algún culpable. Necesitanos uno. Aunque a veces nos cueste horrores ver que quizá, las cosas se tenían que dar de determinada manera. Sin culpables.

Estuvo una semana entera en la cama. A duras penas se levantó para darse una ducha, obligado por mí por supuesto.

Mi autocompación y lastima a mí mismo quedó en segundo plano. En este preciso instante el pibe que ahora está descansando en el sillón es mi prioridad. Su bienestar lo es. Él se negó rotundamente en llamar a sus familiares. Solo respondió que con mi presencia estaba bien. Y eso me reconfortó el alma.

Egoísta. Sí, lo soy.

En más de una oportunidad vinieron sus compañeros de la facu, tampoco quiso saber nada con ellos. No es buena idea que se aisle tanto.

-¿Qué querés comer hoy? -pregunto, tomándolo por sorpresa. Seguramente está en su burbuja, en su nebulosa otra vez.

Se gira hacia mí, pero no responde. Solo me mira con sus ojos grandes, grises, apagados. Sin ninguna mueca.

Llevo las cosas del mate a la mesa ratona.

-No podes seguir así, Luis -expreso, sentándome a su lado. Él se corre haciéndome lugar en el sillón.

-Ya sé, pero por ahora no quiero nada.

-¿Ni siquiera un mate?

-Un mate sí, y también un beso -responde. Sé que lo hace para hacerme sentir mejor, para conformarme y para que no comience con mi sección de Sherlok Holmes, que muy mal me sale.

-¿Sabías que yo gané el campeonato de cuarteto?

Frunce la frente y retiene una sonrisa. Un poco acontrariado por la información brindada.

-¿Sí?

-¿Dudas de mis dotes de bailarín?

-Jamás.

Voy hacia el equipo y en algún lugar debo tener un Cd de cuarteto. ¿Quién no escuchó alguna vez la "Mona" o Rodrigo?

Por fin encuentro el dichoso Cd. Es un compilado de Cumbias del recuerdo y Cuarteto. Lo compré hace tiempo pirateado.

El primer tema que suena es de Rodrigo.

-¿Me permite esta pieza? -Estiro mi mano a él.

Mira hacia los costados haciéndose el boludo.

-Los vecinos se van a enojar, Andrés.

-Los vecinos que me la chupen.

-¡Que boquita! ¿Con esa boquita decís mamá?

-Puedo hacer muchas cosas con esta boquita, además de decir mamá.

Lo traigo a mí y comenzamos a bailar. Es gracioso verlo moverse tan bien. Y yo, para ser honestos soy un "pata dura". No sé como hago pero me enredo con mis propias piernas. Él se ríe a carcajadas, a costa de mí pero no me interesa, solo quiero saber que le puedo hacer bien por lo menos unos minutos. Y que se olvide de todo el calvario vivido.

Sin darme cuenta me detengo mirándolo estupidizado.

-¿Qué?

-No dejes de reír nunca. No borres tu sonrisa por nada en el mundo, Luis.

Él tan solo me abraza sin emitir algún tipo de sonido.

-No me dejes por nada en el mundo, Andrés -dice, aferrándose más a mi cuerpo.

-Jamás lo haría -respondo para tranquilizarlo.

•••

Mi madre ha llamado y hace mucho tiempo que no hablaba con ella. Aunque es un gran avance haber respondido a su llamada, mis contestaciones fueron muy limitadas y displicentes.

Las confesiones de Luis son siempre repentinas e inesperadas. Nunca dejan de sorprenderme y hacerme sentir en la gloria cada vez que las pronuncia.

Golpean la puerta de mi cuarto. No entiendo porqué lo hace. Si somos solo nosotros.

Nosotros.

-Pasá, culiadazo.

Entra con la mochila puesta y una miraba más apagada que días anteriores; sus cabellos están húmedos y su dulce aroma invade la habitación.

-Me voy, Andrés -dice de repente.

-¿A dónde si se puede saber? -cuestiono un poco jocoso.

Se queda en silencio unos segundos.

-No quiero causarte más problemas, seguramente vos tenes los tuyos. Y yo... bueno yo. Yo no sé que hacer realmente. Vine a Buenos Aires por un propósito y ahora... No sé ahora. No sé nada.

-No entiendo. No entiendo nada de lo que me decís.

Estoy un poco embotado. Quizá sea porque es muy temprano.

-Me voy -reitera. 

-¿Cómo...? ¿Cómo que te vas? Sé que tenes muchos problemas, Luis. Sé que lo de Agustín es una mierda. Yo sé lo que se siente. Lo sé.

-¿Qué vas a saber vos? Vos no sabes nada. Si vivis acá encerrado si ver la luz del día. Te aferraste a mí. Vos crees que me amas, pero no es más que una mentira que vos mismo te estás inventando. Soy algo así como un salvavidas momentáneo. Yo me voy y detrás mío hay...

-¿De qué me hablas? ¿Qué te pasa? ¿Por que me tratas así, Luis?

Se pasa la mano por la nuca. Está apretando la mandíbula.

-No me hagas caso -expresa con la voz quebrada.

Se da media vuelta y se retira.

-¿Por qué haces esto? -cuestiono, alcanzandolo en el pasillo- ¿Qué mierda te pasa?

-Andrés, me enamoré de vos -grita, con lágrimas en los ojos-. Todo esto es una mierda. Mi vida, la tuya. Es evidente que tenes un buen pasar y seguramente tenes un oficio o una carrera y yo vengo de la tierra.

-¿En serio estás enamorado de mí?

-¿Solo eso escuchaste?

-Escuché lo más importante.

-Te estoy hablando en serio.

-Yo también ¿Por qué te queres ir? -susurro, tomándolo de la cara. No te vayas, por favor. Estoy demasiado roto para soportar otra pérdida.

Él me observa extrañado, pero no indaga.

Sus manos siguen aferradas a la mochila.

-No me puedo quedar -dice y mira hacia la ventana. Sé que me está mintiendo. Sé que hay algo más y otra vez no me dice qué es ese algo.

-¿Por qué no? ¿Por qué...? ¿Por qué lo haces tan difícil?

-Dejame ir, por favor -expresa, con la mirada fija al suelo. Quiero que me mire a los ojos.

-Luis, con el corazón roto te pido que te quedes conmigo. -Apoyo mi frente a la suya-. Por favor...

Suena el timbre estridente exaltándonos a ambos.

Me separo a duras penas de Luis. Se limpia algunas lágrimas de las mejillas y voy hacia la puerta sin dejar de mirarlo.

Con el corazón roto [PAUSADA]Where stories live. Discover now