Por culpa de wattpad ✔️ [Culpa #1]

Capitulo 16

Por fin es viernes, para mi desgracia no cualquier viernes.

—Feliz cumpleaños mi niña —gritó mi madre en cuanto crucé la puerta de la cocina.

Será un día muy largo. Mi madre salta a abrazarme apretujandome contra su pecho.

—Gracias mamá —digo con dificultad ya que no me deja respirar.

Como todos mis cumpleaños me regala una gran caja de bombones, que no durarán mucho.

Mi padre también se acerca a felicitarme, tardan tanto tiempo que cuando salgo Lucas ya está esperándome dentro del coche.

Corro hasta llegar a el y arranca en cuanto me pongo el cinturón. Nos pasamos el camino cantando algunas canciones que pasan por la radio.

En cuanto aparca y salgo del coche mis mejores amigos corren a abrazarme.

—Felicidades mi amor —Ben es el primero en hablar apartando los brazos de las chicas y abrazándome con fuerza—. Te me haces mayor.

Finge que se limpia una lágrima mientras Jenna y Karol me abrazan.

—¿Es tu cumpleaños? —pregunta Lucas frunciendo el ceño y mirándome con los ojos entrecerrados.

—Si.

—¿Y por qué yo no lo sabía?

— No le gusta celebrarlo —se adelanta a responder Ben por mi.

—Sois una pesadilla —digo por último entrando a clase.

Me pase la mañana ignorando a los pesados de mis amigos que insisten en hacer una fiesta para celebrar mi cumpleaños. Años de amistad y todavía siguen insistiendo en que lo celebre.

No es que odie mi cumpleaños es solo que me trae malos recuerdos porque mi perrito Rayo murió hace cinco años el día de mi cumpleaños. Me había despertado con sus lametones como casi todos los días pero cuando volví del colegio mi madre me dijo que había muerto. Mi padre le hizo una bonita caja de madera y yo la decoré con una foto nuestra y lo enterramos en la zona del cementerio para mascotas.

Lo que nunca entendí es como murió, simplemente sucedió. La naturaleza a veces es cruel sin motivo y lo paga con las personas que no debería.

Pero la vida sigue y yo con ella. Esa es la simple razón por la que, el solo echo de pensar que es mi cumpleaños no puedo dejar de recordarlo. Como movía su colita, cuando corría a recibirme al llegar a casa o las veces que no me daba tiempo a llenar su plato que ya estaba devorando la comida.

No me sentía con los suficientes ánimos para aguantar a mis amigos y mucho menos a Lucas, así que aproveché que la ultima hora no la compartía con el y en cuanto sonó la campana salí corriendo hacia la parada del autobús.

Me tapé la cara con uno de mis libros por si salia a buscarme y en cuanto el bus llegó suspiré aliviada.

Llegué a casa mas tarde de lo normal por culpa de las ancianitas lentas del bus.

Al entrar las risas de mi familia se oían en la cocina. Dejé caer la mochila cansada y sin mas remedio fui a la cocina.

Mis tías y abuelos en cuanto me vieron corrieron a saludarme y felicitarme. Mis primos pequeños no dejaban de saltar y gritar por todo el salón mientras escuchaba las aburridas historias de mis abuelos.

Apoyé mi cabeza sobre mi mano para no quedarme dormida cuando sonó el bendito timbre. Salí corriendo para abrir y me encontré a Lucas con su habitual sonrisa y una gran caja con agujeritos en las manos.