23. Elecciones

16.3K 1.6K 723
                                    

Podía ver el camino ante sí con total claridad. Podía devolverle la libreta y alejarse de Magnus, encontrar a otro, a algún cazador de sombras a quien amar, con quien estar, con quien compartir la camaradería de noches y días predecibles, la poesía diaria de la vida común.
O podía dar un paso hacia la nada y elegir a Magnus, la poesía mucho más extraña fe él, su genialidad y su furia, sus malos humores y sus alegrías, las extraordinarias habilidades de su magia y la magia no mucho menos arrebatadora de su extraordinaria forma de amar.
(Ciudad de fuego celestial) ❤

* * *

<<No lo digas, no lo sientas. No quiero algo normal, te elegí a ti, y me has dado lo mejor de mi vida. No te disculpes por hacerme feliz con tu amor y tu magia. Este es un amor mágico y es perfecto para mí.>>

Alec había permanecido abrazado a Magnus un rato más, mientras éste acariciaba su vientre.

-¿De verdad no te importa que sean brujos nuestros hijos, o al menos uno de ellos? Los cazadores de sombras usualmente tienen esa idea de superioridad, y quieren mantener el honor de su apellido a lo largo del tiempo.

-¿Y quién dice que no vamos a mantener el honor de nuestros apellidos? -preguntó Alec, confundido-. Nuestros hijos van a tenerlos, Magnus. Si hubiéramos adoptado, igual lo habrían tenido, y serían nuestro legado aunque no llevaran nuestra sangre. Aprenderían de nosotros. Pero ahora, por este hermoso milagro, la tendrán, serán hijos biológicos, y con más razón nos mantendremos tú y yo a través de ellos. Pase lo que pase, los Lightwood y los Bane, los Lightwood Bane, seguirán después de ti y de mí.

Magnus sintió que podía llorar ahora mismo. Alec era usualmente más demostrativo con hechos que con palabras, pero cuando lo hacía con las palabras su voz lograba tocarlo hasta su corazón.

-Y sobre ser brujos. Magnus, yo no deseé nunca a un cazador de sombras, no quise nunca a nadie más que a ti. Después de Edom, en el tejado del Instituto, me diste la oportunidad de decidir, y esto es lo que yo elegí. El hombre al que yo amo es un brujo, y no podría desear algo diferente, ¿por qué me importaría que mis hijos lo sean, que sean como tú? Los amo desde el momento en que me diste la noticia. El único modo en que esto me afecta es que debo ser más cuidadoso.

Antes de que Magnus pudiera decirle cuánto lo amaba y cuánto agradecía que hubiera llegado a su vida, que cada día de los siglos pasados valió la espera por él, el estómago de Alec rugió.

Alec se ruborizó profundamente y con una tímida sonrisa dijo: -Tenemos hambre.

Magnus se rió mientras salía de la cama y lo ayudaba. -Ya lo note. ¿Quieres que traiga algo aquí?

Alec negó. -No. No quiero comida robada y no quiero tener que ocultarme, no tengo por qué hacerlo. Si mi mamá sigue aquí, espero que ya haya tomado una decisión -entrelazó sus dedos con los de Magnus-. Y lo que sea que ella elija, mi elección son ustedes, tú y mis hijos. Siempre.

Cuando ellos salieron, encontraron a Izzy y Jace por los pasillos.

-¿Estás bien, Alec? -preguntó Jace, tocando su propio vientre.

Magnus ya ni siquiera intentó corregirlo y explicarle que no existe el embarazo parabatai.

Izzy se veía triste. -Siento lo de mamá, Alec. Primero te llama cuando sabe que estás enfermo, y después no sólo me sigue, sino que empieza a juzgar y culpar sin esperar una explicación. Sabes que Jace y yo te apoyamos, no importa lo que mis papás digan.

Alec se soltó de Magnus para abrazar a su hermana. -Estoy bien, Jace. Y no te preocupes, Izzy, tarde o temprano lo iba a saber. No fue tu culpa.

Cuando se separó de Alec, una sonrisa se le escapó a Izzy. Sus manos en el vientre de su hermano. -¡Entonces tres!

Hermoso accidente (Malec Mpreg)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang