∆×8. ¿realmente somos diferentes?×∆

655 69 25
                                    

— Tengo algunas prendas grandes que seguro te quedan — bufé molesta mientras movía la ropa en mi clóset, buscando algo más cálido para el chico.

Estaba molesta conmigo misma, siempre había creído que no era la chica más amable ni siquiera de mi casa, ¿y ahora resulta que estoy ayudando al dueño de mis pesadillas? Maldita sea, Keila, en qué estás pensando.

— ¿Prendas grandes? — cuestionó aún con esa irritante voz que suponía superioridad — todo viene a mi favor o eres una chica encantadora — pronunció pícaro mientras miraba los bocetos dispersos en mi escritorio. Apenas le miraba de reojo para vigilar que no tocase nada — ¿Cómo dices que se llama esto que me hace sentir mal? —.

Estaba fastidiada, llegó el incómodo momento donde me arrepentí de haberlo llevado a casa, y encima a mi habitación.

Por momentos imaginaba cientos de cosas en segundos, ¿qué pasaría si a mi madre se le ocurre venir a mi habitación por primera vez en la vida?

— Para nada eres superior. — dije molesta, ignorando completamente su pregunta —  Eres casi tan detestable y prepotente que yo, pero eso no nos hace amigos, ni siquiera conocidos — le aventé el suéter y camiseta más grandes que había encontrado.

Bill recibió las prendas con agilidad y me miró fríamente — Si no estuviese tan deshecho me encantaría hacerte pedazos, — dejó la ropa sobre mi escritorio y comenzó quitando su saco — con una sola mano en tu cuello presionar hasta verte rogar por piedad. — describía entusiasmado aunque dándome la espalda — Quizás hacer que explotes desde dentro, o incluso hacerte una preciosa estatua de oro para mi próximo imperio. — aventó bruscamente sus prendas y comenzó a desabrochar su camisa — Pero quiero esos libros, e hicimos un trato — se tranquilizó — y yo nunca rompo mis promesas.

Podría jurar que pude notar un poco una sonrisa maliciosa en su rostro, la cual me dio escalofríos en la espalda y mis brazos, fue como un aire de malas vibras, un futuro incierto que me acechaba juguetón.

Podría jurar que pude notar un poco una sonrisa maliciosa en su rostro, la cual me dio escalofríos en la espalda y mis brazos, fue como un aire de malas vibras, un futuro incierto que me acechaba juguetón

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ese tatuaje cubriendo su espalda me dejó helada. Una vez más sentí algo realmente malo, no podría describirlo, simplemente pude entender en ese momento que Bill es un completo demente, y no podía confiarme. Tal vez sea capaz de hacer todo lo que acaba de parlotear. Es un enfermo mental.

— Qué adorable — cubrí con hielo el miedo — ¿te gustan los tatuajes? Pareces obsesionado con ese triángulo de un ojo.

— No tengo idea de por qué tengo eso en mi piel — contestó instantáneamente con una voz firme — no parece tinta y tampoco noto que mi piel esté quemada. — comenzó a vestirse sin mirarme a los ojos — Maldita sea... —.

Por un momento su voz se cortó, se notaba realmente frustrado, acabado ¿Debería aprovechar? ¿Pero qué hago?

Mi corazón dio un latido fuerte, tan fuerte que hizo eco por todo mi cuerpo y revolvió mi estómago y mis piernas perdieron las fuerzas. Su frustración, su molestia, su tristeza, todo eso lo sentí tan familiar... Supongo que él no es tan distinto, o yo también soy una maldita.

Bill volteó a mirarme algo confundido.

— Te queda mejor que a mí — solté aún pensando en la empatía que tuve con el demonio — puedes quedartela si quieres... Pero... Sigue siendo de mujer —.

— Ah... — parecía desubicado — Esto... Es muy ligero, como si no tuviese ropa, es casi como cuando estaba en el cuerpo de ese niño — balbuceó seguramente ya muy dañado de la mente — ¡dime que no se me ve increíble! —.

 Es muy ligero, como si no tuviese ropa, es casi como cuando estaba en el cuerpo de ese niño — balbuceó seguramente ya muy dañado de la mente — ¡dime que no se me ve increíble! —

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— Maldita sea, tan narcisista como siempre. — rodé los ojos y caminé directo a mi cama — Dejé unas cobijas por allá, haz lo que puedas con ellas —.

¿∆?





TIC TAC girl -×Bill Cipher×-Where stories live. Discover now