∆×9. ¿Soos?×∆

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Su cuerpo temblaba, podía ver su piel morena casi desnuda, solo acompañada de rocío frío y cristalino corriendo necio por cada curva en su cuerpo, sus hombros, su abdomen, su cuello, su espalda, su frente, incluso sus mejillas.

De sus labios colgaba una gota de sudor indecisa, se tambaleaba y temblaba de deseo sin saber qué era lo mejor; soltarse o quedarse aferrada a él para siempre. La gravedad no le dio mucho más tiempo para pensar y cayó al suelo blanco y pulcro.

Su espalda encorvada como la de un gato asustado se movía lentamente de arriba a abajo intentando exhalar lo suficiente para no morir por dentro.

Sus rodillas apoyadas en la dureza del frío piso, acompañadas solo de las palmas de sus manos que seguro ya estaban lisas de estar por tanto tiempo en esa posición.

Puedo ver un poco sus dientes blancos y resplandecientes resaltando con su piel morena, pero él no sonríe, solo intenta robar todo el aire posible.

Parece tan débil, con esas bolsas oscuras debajo de sus interesantes ojos amarillos, no como el sol, sino quizás más como un par de luciérnagas.

Está tan resfriado que ha sucumbido justo frente a mis ojos, desesperado por recuperar el aliento.

¿A dónde fue su camiseta?

Siento algo que me acecha, y no es una presencia que me observe a mis espaldas, es alguien que me mira fijamente a los ojos y bien de cerca, aunque la presencia es invisible puedo sentir el calor de su respiración. Es como tener a una persona frente a mí, pero le atravieso con la vista para seguir observando al demonio arrodillado como un animal exhausto. La nebulosa caliente que invade mi rostro cada vez se vuelve más húmeda... Pero qué...

- ¡Ah! - Despegué mis párpados uno del otro dolorosamente y sin cuidado.

- ¡Vaya vaya, al fin despiertas!

- ¡Quítate de encima, monstruo! - exclamé conteniendo la fuerza y el aturdimiento en mi garganta para evitar que el ruido saliera de mi habitación - ¡¿Te programé a las siete de la mañana o qué carajo?! - finalicé con mi cara torcida del desconcie...

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- ¡Quítate de encima, monstruo! - exclamé conteniendo la fuerza y el aturdimiento en mi garganta para evitar que el ruido saliera de mi habitación - ¡¿Te programé a las siete de la mañana o qué carajo?! - finalicé con mi cara torcida del desconcierto y empujé casi sin fuerzas el pecho del demonio.

Ponerme los nervios de punta de esa forma a primera hora de la mañana era sin duda obra de alguien sin consideración ni tiento, alguien despreciable y alarmante, ¡Alguien

- Ni siquiera tienes fuerzas - se burló mientras sostenía los dedos de mi mano como si fuesen algo sucio - ¿Siete? Son ya las once.

- ¡¿Once?! - me levanté estrepitosamente, golpeando mi cabeza contra la barbilla de la criatura, haciendo un sonido hueco y vibrante.

Ambos nos quejamos.

- De la mañana, por supuesto - intentó reprimir su enojo mientras acariciaba su barbilla.

TIC TAC girl -×Bill Cipher×-Where stories live. Discover now