-cap.04-

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Luego del primer rechazo hubo uno tras otro ...

Era un día caluroso y soleado, la estaba buscando y la encontró en los establos, junto a su caballo. Ya se conocían desde hace más de un mes y medio donde él trataba de que ella caiga en sus redes y ella no cedía.
El la tuteaba y a veces se olvidaba que él era el patrón y también lo hacia.

Estaba acariciando al caballo y no aguantó las ganas de acercarse.

-¿te gusta montar?-

Ella lo miró de reojo -antes-.

-¿Ya no motas?- acercándose.

-ya no tengo caballos- se encogió de hombros.

-no sólo se montan caballos- el río.

Ella lo miró sin entender y el reía de oreja a oreja, la vió morder su labio inferior, de seguro quería contestarle pero se reprimió.

Goku se acercó y le dió un cepillo para el pelaje del animal y ella comenzó a frotarlo.

-le agradas- dándole unos toques en el lomo -como a mi- la última frase salió con su tono más sensual.

-también me gusta- lo miró y él sonreía ladino -el..el caballo- se sonrojó.

-¿sabes?hay una yegua nueva en el establo de atrás- acariciando la cabeza de Tormenta.

-¿es bonita?- preguntó contenta.

-es hermosa, un pelaje completamente negro, aunque algo arisca- terminó su oración con pesar.

- arisca¿por qué?- frunció sus cejas.

-no me deja montarla cuando quiero-

-tiene qué domarla antes, supongo-

-supones bien, pero lo intento hacer, hace más de un mes y medio y no me deja acercarme demasiado, te imaginas lo que costará trepar por su cuerpo y montarla como quiero-.

Ella se giró, y lo observó, él se reía¡estaba hablando de ella! Rodó sus ojos al cielo¡Cómo no se dio cuenta! viniendo de él, que se podia esperar.

Dejó el cepillo en su lugar, acarició una última vez al animal y estaba por irse sin decir nada más, pero los brazos masculinos fueron más rápidos y fuertes, la acorraló contra una de la paredes ¡otra vez envuelta en esa jaula de músculos! Y pasó...apoyó sus labios sobre los de ella¡por primera vez!.
Estaba estoica con los ojos abiertos, pero a él lo recorrió una fuerte corriente eléctrica de punta a punta, su corazón latía con fuerza, sus brazos la apretaban contra él, iba a meter su lengua cuando ella lo empujó de nuevo, pero él estaba afirmado a la tierra y no se corrió ni un milímetro.

-sueltéme, es ud un atrevido- hablaba contra sus labios.

-oh, vamos no me digas que no quieres- respondió si abandonar su boca.

-n...n...no- mordió su labio inferior y pellizcó con sus dientes hasta que lo lastimó.

Y fué suficiente para alejarse, se tocó la diminuta herida y sonrió, la vió alejarse <bien hoy fué un avance> esa escena le produjo algo de excitación, seguramente iría al burdel ésta noche.

Unas semanas después...

Ella volvía de hacer unas compras para la casa, y hubo un encargue que él le hizo, está vez picoro la llevó para evitarle los problemas de la última vez.

Golpearon la puerta de su despacho, con su autorización Fasha, una de las criadas entró, el frunció el ceño - Sr. Buenas tardes- dejó una caja en el escritorio-.

-¿qué es eso?- pregunto desde su asiento.

-Milk lo trajo, dijo que Ud. Se lo pidió -

- devuelveselo y dile que lo traiga ella- haciendo énfasis con su dedo índice.

-ahmmm... Cl...claro señor- salió con la caja.

Diez minutos después golpeaban la puerta, al permitir el ingreso vió a su linda pelinegra con un vestido muy bonito color Rojo algo provocativo, lejos estaba de parecerse a una de las criadas en ese momento -señor, buenas tardes- se reverenció y dejó la caja apoyada en el escritorio         -permiso- se giró para retirarse, pero la rapidez de él lo hizo llegar antes a la puerta y apoyarse en ella, impidiendo toda forma de salida.

Aspiro aire por su boca y despacio lo soltó por la nariz -¿se le ofrece algo más, señor?- preguntó cordial.

-sabes que sí- puso el seguro de la puerta y se acercó -estas preciosa hoy- acarició su rostro.

Ella alejó la mano de él -gracias señor, es uno de los pocos vestidos que me quedaron-.

-podría comprarte todos los vestidos que quieras ¿Lo sabes verdad?- dió un paso más hacia ella y como siempre ella retrocedió.

-seguramente a su esposa no le hará gracia-

El miró al techo y suspiró por su comentario, siempre recordándole que era casado.
Bajo sus ojos a ella e inevitablemente los posó en el escote, se dió cuenta y se tapó con el abanico que tenía en la mano.

-eres mala- tomó el abanico y lo tiró sobre el escritorio, ella comenzaba a removerse en el lugar como cuando estaba nerviosa a casi tres meses de este juego ya la conocía de memoria
-¿porqué me huyes todo el tiempo?-

- Ud. Sabe porque, señor, es mí patrón y está casado con la dama que me contrató- se encogió de hombros -además somos muy distintos ahora-.

-no es cierto, eras una dama rica hasta hace un tiempo- su declaración hizo que los ojos de ella tomarán un brillo extraño, la entristeció, se sintió mal por ello, pero solo un momento,su tristeza no iba a ser que perdiera está oportunidad, se acercó aprovechando la vulnerabilidad de la mujer y la abrazó, ella correspondió, y fué su oportunidad comenzó a acariciar su melena oscura, su otra mano la colocó en la blanca nuca, y volvió a besarla, suave, despacio y para su fortuna ella correspondió <¡oh sí! Glorioso>se estaba tomando su tiempo en ese beso, en probar su dulce sabor y disfrutarlo, lo grabaría en su memoria...Pero de la dulzura pasó a la excitación, y su manos no esperaron permiso y comenzaron a desatar las cintas de su corset, mientras sus besos bajaban a su cuello hasta perderse en su escote...

-¿Qué cree que hace?- dijo algo acalorada y en un tono que quería que salga enojado, pero falló.

-te estoy sacando este molestó corset-

-¡por supuesto que no!-esta vez si sonó enojada.

-oh vamos muñeca, no seas asi- le robó un beso -muero por ver tus pechos libres-.

La cara y cuello de Milk se volvieron más rojas que una manzana -¡No!-

-vamos Milk, déjame apretarlas, darles unos besos, lamerlas
un poco eso calmara un poco mis ganas- su tono fue suplicante, tanto que cualquier mujer hubiese caido en su treta, cualquiera menos ella.

Levantó su barbilla, se alejó de él y salió por la puerta, él no la siguió, no andaría por la casa con su exitacion a plena vista.

<¡Mocosa del demonio, siempre terminaba con la verga dura cuando se la encontraba, como ahora!>.

Se apoyó en el escritorio y resopló, la puerta se volvió a abrir, miró de reojo era su esposa quién entraba.

- oye go...-

-cállate y cierra la puerta- escuchó la cerradura <bien, tendría que descargar con ella>.

-levantate el vestido-.
















¡serás mi mujer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora