Ruleta Rusa

1.6K 84 20
                                    

P.O.V.: ALFRED


Raúl y yo hablamos durante una breve parte del trayecto, después él se disculpó y se durmió. Yo no podía dormir, ni aunque quisiera. Estaba tenso, mis manos se agarraban casi desesperadas a mi asiento, como si en cualquier momento fuéramos a caer y esa sujección fuera la única oportunidad de supervivencia. Mi mirada se vio tentada a dirigirse hacia ella; notaba su presencia y eso me hacía ponerme nervioso, me hacía temblar y respirar de manera agitada. Los síntomas eran parecidos a cuando te enamoras y sientes esas conocidas mariposas en el estómago, pero en este caso en vez de mariposas eran polillas, blancas, desesperadas y ansiosas por huir de aquel sitio, incluso si eso significaba ir provocando estragos emocionales a su paso.

Aún así no hay vuelta atrás, pensé, ya nos hemos visto, y con suerte, ya ha pasado lo peor. Qué equivocado estaba. Las siguientes semanas serían una ruleta rusa de emociones, y, aunque no lo quisiese admitir, algo dentro de mí, en mi pecho, estaba seguro de ello.

No pude resistirme y me giré, rogando porque ella no estuviera despierta. Estaba dormida, o por lo menos así lo parecía. Allí, indefensa, con los ojos cerrados, tan vulnerable, tan Amaia... Sin duda había cambiado mucho, pero supongo que la esencia personal de uno mismo nunca desaparece por completo, es algo que va impregnado en el ser, algo distintivo y único, algo que todos pueden ver menos tú.

Verla así me recordó instintivamente a nuestra época eurovisiva. Viajes contínuos, aviones, trenes, coches, taxis... Días interminables, conciertos, actuaciones, entrevistas, cansancio, incertidumbre, presión... Y noches efímeras, caricias, películas, bailes, besos, amor y calma. Calma ante todas las críticas, boicots y quejas, ante el odio y desagrado recibido en apenas 4 meses por parte de toda Europa. Un escaparate mundial que nos proporcionó nuestros 3 minutos de "fama" sobre el escenario, para finalmente terminar en aquella pésima posición, que aunque no dijeramos y evitásemos comentárlo entre nosotros, ambos sabíamos que no podíamos aspirar a mucho más. Una canción que me persiguió durante años, una melodía que se quedó grabada en la memoria de todos los españoles, incluida, la mía. Unas miradas mucho más intensas e íntimas que un beso, un "Gracias" dicho desde el alma y un dolor indescriptible al sentir que has defraudado a todo un país ilusionado.

Me giré y me llevé las manos a la cabeza, ejerciendo una ligera presión sobre mis ojos, cerrados. Desconocía cuanto más podría aguantar así, cuánto podría llegar a forzar a mi deshilachada mente si los recuerdos del pasado seguían azotando mis pensamientos. Todo aquello tendría que tener un límite.

Me puse los cascos y me decanté por escuchar algún tema de Nick Cave. Apenas descansé y en un par de horas habíamos llegado. 

Después de un rato estábamos todos de camino al hotel, con las maletas bajo el brazo y con las esperanzas de que las habitaciones no nos jugaran una mala pasada. 

Por suerte, al llegar allí nos comentaron que habían habitaciones dobles para todos y una individual, que al parecer estaba bajo mi nombre, y yo, no opuse resistencia. 

Amaia dormiría con Gloria, la batería de mi banda. Ella era simpática y muy abierta, así que probablemente no habría ningún problema. 

Fuimos a instalarnos, mi habitación estaba junto a la suya, me estremecí y recé porque las paredes fueran lo suficientemente gruesas como para no tener que escuchar su voz antes de dormir, todo menos eso. 

La cama era grande, de matrimonio, a cada lado habían dispuestas unas mesitas de noche para dejar objetos personales varios. En una esquina se encontraba el baño, un cuartito modesto, con ducha, retrete y poco más. Frente a la cama había una pequeña estancia, ni siquiera tenía separación por alguna pared, por lo que dejaba un sitio bastante "amplio" por el que poder moverse. Al final estaba dispuesto un viejo piano, probablemente ni estuviera afinado, al fin y al cabo no parecía más que un mero mueble decorativo, que con el paso del tiempo y de los huéspedes irrespetuosos había ido perdiendo su utilidad, su belleza y su musicalidad, no muy distinto a mi corazón.


Era tarde, no tenía ganas de bajar a cenar y reencontrarme con ella así que avisé a Toni de que me quedaría en mi cuarto hasta mañana. 

Me lancé en la cama, era mullida, blanda, quizás demasiado. No me gustaba que fuera tan grande, me hacía sentirme pequeño, solo. En los últimos años había experimentado esa sensación más de una vez, pero no sabía por qué, en aquel momento, en aquel lugar, con aquellas compañías... Me sentía especialmente vulnerable.


Desperté al día siguiente. Me dirigí al baño y me lavé la cara. Había dormido mal, y las ojeras y bolsas bajo mis ojos eran la perfecta prueba de aquello. Me maquillé y peiné, para después salir por la puerta cogiendo las llaves pertinentes. Al cerrar giré la cabeza y la vi, nos vimos, y nos miramos. Nuestros miradas conectaron, sus orbes eran un imán para mis ojos y viceversa. En apenas una milésima de segundo ambos apartamos la cara, ignorándonos completamente, obviando nuestra posición y pasando descaradamente el uno del otro, ni siquiera un "Buenos días" por pura cortesía salió de la boca de ninguno de los dos. 

Bajamos en silencio, ella por el ascensor y yo por las escaleras. 

Fui a desayunar. Tenía hambre, así que mi plato volvió 'cargadito' del buffet libre, me senté junto con Toni y charlamos hasta que ambos hubimos acabado. Amaia, como era costumbre había terminado la primera y ya nos esperaba fuera para ponernos de camino a los ensayos.


Las pruebas de sonido fueron bien pero no dio tiempo a acabar de ensayar todas las canciones, entre ellas, mi dueto con Amaia. Me sentí aliviado, pero recordé que, si no lo ensayábamos aquel dúo a piano podía ser un fiasco, sin conexión, a destiempo y des-coordinado. La banda quedó satisfecha. 


Era tarde. Al llegar al hotel me acerqué a mi productor y amigo y con la cabeza gacha, aterrado, le pregunté:

-¿Lo más inteligente sería ensayar Por Si Te Hace Falta con Amaia en el piano antes del concierto de mañana, verdad?

Apoyó una mano en mi hombro.-Sí.

Nota de la autora: ¡Buenas! Siento mucho que el capítulo de hoy sea más corto de lo habitual, pero no quería enrollarme y he intentado hacer que todo vaya más rápido, porque a este ritmo no terminaría el fanfic hasta fin de año x'D, prometo que se avecina drama, se avecinan flashback, emociones contenidas, sentimientos a flor de piel, confesiones, fiestas, alcohol, bailes y mucha mucha música para expresar todo lo que las palabras no pueden.

CUANDO LLEGUEMOS A 5K LECTURAS HABRÁ CAPÍTULO ESPECIAL. Dejad en los comentarios qué os gustaría ver en ese capítulo.

Dejadme vuestras sugerencias y opiniones en los comentarios, por favor, ¡lo aprecio mucho!, al igual que que la votéis y demás.

Podéis comentar el fanfic y los capítulos con el hashtag #NDSDT

Por cierto, mi Twitter es @Geninen_ Por si tenéis curiosidad. Allí podéis hablarme del fic y yo encantadísima, además allí aviso de cada capítulo y ¡así podréis estar siempre al día!

¡Nos leemos pronto!

Niña del Sol de Tarde [Almaia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora