Daniela the killer (parte 5)

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—Es un óleo que mi esposo y yo compramos antes de divorciarnos. Ahora que me lo pregunta, fue curioso cómo nos hicimos de él. Un día pasamos por un bazar y, como a mi esposo le gustaban las antigüedades, entramos y vimos muchas cosas interesantes. Lo curioso fue que, al hallarme por primera vez frente al cuadro, algo me dijo: "llévame contigo, aquí estoy muy solo".

Se lo mencioné a mi esposo y él solo se rió, creyó que era una argucia mía para que me lo comprara. No vaya a pensar que estoy loca, Juan Ramón, pero ese pensamiento me llegó a la mente en cuanto vi la pintura. No le di importancia, el cuadro es un óleo pintado en los años cincuenta, y según el dependiente del bazar fue la última obra de su autor, quien se suicidó.

Después, otra cosa curiosa. Era muy barato, más barato que cualquier otro cuadro de los que había en el bazar. Eso nos llamó mucho la atención. Le pregunté al vendedor por qué lo vendían tan barato y respondió que durante años nadie se había interesado en él y ahora lo estaban rematando. Así fue como ese cuadro llegó hace tres años a la casa.

Raquel dio unos pasos por la habitación, pensativa.

—Al poco tiempo de que lo compramos, mi esposo y yo comenzamos a llevarnos muy mal. Después de veinticinco años de matrimonio, un día mi esposo me dijo que ya no me quería y nos divorciamos. Él nos abandonó, nunca nos concedió una pensión y no hemos vuelto saber de él. Su familia me aborrece y he preferido dejar las cosas como están. No sé por qué siento como si ese cuadro hubiera tenido que ver con la ruptura de mi matrimonio. La tristeza de ver destrozado mi hogar, la idea de que mis hijos se habían quedado sin padre y el hecho de que él no se preocupara por ellos, me mantuvieron la mente ocupada. Me ha costado mucho trabajo aceptar mi divorcio, tal vez por ello dejé de pensar en ese cuadro. Y en realidad no creo que un cuadro pueda tener poder para generar dificultades en una casa.

—¿Sabe, Raquel? Sin afán de espantarla o preocuparla, he sabido de casos en los cuales se habla de demonios que entran a ciertos objetos, por alguna causa especial. No estoy afirmando que este sea el caso, pero ya habrá tiempo de investigarlo.

Le pregunté en seguida sobre lo que Carlitos decía respecto de la supuesta aparición del ángel y el remedio que le había recomendado.

Raquel se dirigió al niño.

—¿Otra vez con eso, Carlitos? Ya te dije que lo soñaste.

—Raquel —dije interrumpiéndola—, ¿ya se dio cuenta de lo que el ángel le dictó a su hijo?

—Sí, Juan Ramón, palabras que no se entienden.

—Mire, Raquel, obsérvelas bien, trate de descifrarlas y verá que se refieren al agua bendita y a ciertas plantas medicinales.

—Es cierto —mencionó asombrada al desentrañarlas.

Después ordenó al niño que subiera a su cuarto a hacer la tarea.

crepypastas (historias reales)Where stories live. Discover now