CAPÍTULO 3: LOS TRES CHEERIOS

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CAPÍTULO 3: LOS TRES CHEERIOS

El segundo día de clases para Brittany fue igual que el anterior. Compartía las clases con sus amigas mientras descubría que tenía muchas cosas en común con ellas. Sólo un problema, Santana. Cuanto más cerca estaba la morena de ella, más nerviosa se ponía la ojiazul, haciendo que las luces, los ordenadores, los móviles y en general todo lo eléctrico se descontrolara. Eso desesperaba a la rubia, porque se daba cuenta de que no podría tener una relación con ella y eso le dolía. La chica le gustaba, era atractiva y simpática pero no podía enamorarse. Para ella era algo prohibido, algo muy difícil de llevar y debía tener cuidado o las dos saldrían lastimadas. Si se dejaba llevar y la tocaba... Era algo muy peligroso... Podía incluso matarla.

Durante el almuerzo, llegó la pregunta que más temía:

– ¿Por qué nunca te quitas los guantes? – Preguntó Tina.

– Esto... tengo una enfermedad en la piel... no es contagiosa ni nada pero es muy desagradable... – Respondió Brittany dirigiendo su mirada a su hermana, en busca de una ayuda que no le llegó.

– Vaya mierda de instituto... Últimamente fallan mucho las luces... Seguro que compraron bombillas de oferta y son malas... Todo con tal de ahorrar unos dólares... – Dijo Puck mientras observaba como todas las bombillas del comedor parpadeaban.

La conversación cambió para alivio de la joven. No sabía qué decir sobre sus guantes. Pero nadie debía conocer que tenía poder. Era peligroso, muy peligroso.

Después del Club Glee, Brittany salía del instituto con su hermana cuando la mano de Kurt agarró su brazo por encima de la tela de la chaqueta que llevaba.

– Proyecto de cortesana barata del Barrio Rojo de Amsterdan, necesitamos a tu hermana. No te preocupes, nos encargamos de ella a partir de ahora. ¡Piérdete! – Dijo de manera autoritaria el castaño y Stephanie se fue, dejando a la menor de los Pierce muy preocupada.

Quinn y Blaine los estaban esperando junto al coche del moreno y los cuatro fueron a casa de de los Anderson para hablar. Durante el trayecto ninguno dijo nada...

Una vez se encontraron en la seguridad de la habitación del ojimiel, él se sentó en la cama e invitó a Pierce a que hiciera lo mismo a su lado. Kurt se sentó al otro lado del más bajo y la otra chica frente a ellos en la silla del escritorio.

– Lo que queríamos decirte es que sabemos tu secreto... Chispitas – Dijo el castaño.

La chica se asustó... ¿Cómo la habían descubierto? ¿Había cometido alguna imprudencia?

– Tranquila, amiga. A mi nadie me puede ocultar nada... Sé lo que piensan todas las personas a mi alrededor. – Dijo orgulloso Kurt.

– Un momento... ¿Tú tienes poder? ¿Eres capaz de leer mentes? – Preguntó la joven perpleja.

– Si, yo leo mentes...

– Entonces por eso detuviste a Blaine cuando se quiso acercar... – Afirmó la rubia.

– Si. Él quería darte la bienvenida con un abrazo... Tú tenías miedo de que te tocara... Yo decidí intervenir. La seguridad de Blaine es muy importante para mí. – Respondió el ojiazul.

– Menos mal que lo detuviste...

– Yo también tengo un poder. – Dijo Anderson y, en ese momento, la habitación desapareció de la vista de Brittany y se encontró en un prado lleno de flores. Había un arco iris, un río y una cascada. Había un... ¿eso era una montaña de Bowties?. De repente todo volvió a la normalidad y volvió a estar frente a los chicos en la habitación.

– Wow. ¿Qué fue eso? – Preguntó confundida.

– Blaine es capaz de hacerte ver lo que él quiera. Es un buen chico, por lo que no te preocupes, nunca hará que veas algo malo... No sé exactamente que es lo que te ha mostrado, pero seguro que era bonito. – Dijo Quinn

– Le ha enseñado nuestro prado. – Se quejo Kurt.

– ¿Vuestro prado? – Quiso saber la joven.

– Cuando nos aburrimos en clase, se lo decimos y ella nos lleva al mismo lugar que has visto... Es más interesante que una clase de Literatura con Mr Bates. – Todos rieron ante el comentario de la ojiverde. – Aunque aun sigo preguntándome por qué tiene una montaña de Bowties.

– ¿En serio? –Hummel alzó la ceja mirándo a la animadora acusadoramente, la joven puso los ojos en blanco.

– ¿Y tú también tienes poder? – Preguntó temerosa la ojiazul.

De repente, sin saber como, la chica había desaparecido de la habitación dejando la puerta abierta pero antes de darle tiempo a preguntar volvió con unas bolsas de chucherías que dejó sobre la cama.

– Mi don es la velocidad... – Añadió ante lo obvio de su demostración.

– Vuestros poderes molan... Como el de mi hermano... ¿Sabes cuál es? – Le preguntó Pierce a Kurt.

– Si, la mente de tu hermana no es muy discreta... Pero que quieres que te diga... Me caes mejor tú. – El chico le guiñó un ojo a su nueva amiga.

– ¿Los habéis controlado siempre? – Quiso saber la ojiazul.

– No del todo. – Dijo Blaine. – Al principio les creaba las visiones a personas que no quería.

– A mí me costó mucho volver a moverme a velocidad humana después de desarrollar el poder. – Informó la otra rubia.

– Yo al principio escuchaba los pensamientos de todos a la vez y me costó un poco dominarlo. Tú también lo conseguirás... Ya no estás sola en esto. – La consoló el castaño.

– Siempre he tenido a Steph. – Dijo Brittany.

– Para mí eso es estar sola. – Le dijo Quinn.

– ¿Por qué no pruebas a relajarte? – Sugirió Blaine. – Confía en mí. Cierra los ojos y respira profundamente.

Brittany obedeció, al principio estaba nerviosa pero poco a poco se relajó. No sabía que estaban haciendo los otros pero se concentró en respirar tranquila y no alterarse. De repente sintió un beso en la mejilla, rápido pero con contacto. Se sorprendió mucho. Al abrir los ojos vio al moreno a su lado con una sonrisa de oreja a oreja.

– Sabía que lo lograrías... Poco a poco. – Le guiñó el ojo mientras los otros dos le dedicaban una mirada de apoyo. – Ahora sabes que eres capaz... Por lo que ya no hay escusas...

El resto de la tarde la pasaron charlando y conociéndose. No habían hablado mucho a solas y aprovecharon la oportunidad.

El Poder del Amor (Brittana girlxgirl)Where stories live. Discover now