[Veintiuno]

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Los días habían pasado más lentos de lo que esperaba, sabía que por lo menos habían pasado cuarro días, ya que la señora Bernice se encargaba de darle los buenos días y noches, a su manera. Llegaba con el desayuno, siempre parecía ser la cosa más deliciosa del mundo, pero él no probaba bocado, ya que Bernice comenzaba su discurso y él siempre se negaba a sus peticiones, logrando que así ella arrojará el desayuno al suelo. Luego de unas horas venía alguien diferente a darle algo de comer, intentaba hablar pero todos se quedaban callados y salían rápido, luego volvía Bernice para cambiar su buena actitud de mañana y ser muy agresiva con él, aunque en estos días sólo le daba unos cuantos golpes en los brazos y estómago.
Sólo que había perdido la noción del tiempo ya que hace varias horas, suponía que ya un día entero, que la señora Bernice lo había dejado atado a la silla y no había vuelto nadie ni para darle algo de comer. Estaba harto de escucharla decir lo mal que estaba pero ahora que llevaba un gran tiempo sólo extrañaba el contacto humano.
Era raro escuchar sonido fuera de la habitación, por lo que deducía que estaban en un lugar bastante solitario, es por eso que se alarmó cuando escucho ruido fuera de la habitación, seguido de la puerta abrirse, pero no escuchó la voz de la señora Bernice o los pasos de alguien acercarse con temor, sólo vio la silueta de una chica.

-¿Hola? -habló intentado que sus ojos se adaptarán a la poca luz que entraba de afuera- no eres la señora Bernice ni los asustadizos chicos que me traen de comer.

-Me alegra que no pensarás que era esa bruja -la chica se acercó y así pudo observar quien era, de cabello rubio y con gafas, y una pequeña sonrisa que hace un tiempo no veía.

-¿Jena? -preguntó más que nada sorprendido- q-qué haces aquí.

-¿No es obvio pequeño diablillo? -Jena río, soltando los pies de Guillermo- esa bruja ya me tiene harta.

-Creí que estabas a su favor -Jena soltó sus muñecas- creí que querías salvarte.

-Quería salvarlos a todos -Jena lo abrazó- lamento que les haya hecho esto -Jena tocó su mejilla, donde tenía un gran moretón en ella.

-Esta bien, son sólo unos moretones -Guillermo le resto importancia- tenemos que ir por los demás.

-Lo se, pero tu debes de ir por Samuel, ahora -Jena se acercó a la puerta para asegurarse de que no había nadie.

-Pero los demás también...

-Relajate, tendré ayuda -Jena le sonrió- estoy casi segura de que está en la misma habitación donde los tenían, está cerca de aquí, toma, te hará falta -Jena le entregó una pistola.

-No quiero usarla -Guillermo la rechazó.

-Y yo tampoco, pero es la única manera de salvar a nuestros amigos -Jena volvió a darle el arma- tenemos que ser sus héroes, debes ser el héroe de Samuel.

-Esta bien -dijo tomando el arma.

-Luego de encontrarte con Samuel nos veremos en la sala principal ¿Muy bien?

Guillermo asintió, levantándose de la silla y caminado hacía la puerta, al llegar pudo ver a Melody, quien sonrió al verlo.

-!Melody! -Guillermo abrazó a la chica con alegría.

-Me alegra volver a verte, pero no es momento para eso, tenemos que ir por los demás.

Guillermo asintió y comenzó a correr hasta donde estaba la otra habitación, Jena y Melody sonrieron esperando que todo saliera como lo tenía planeado.
Esos días en los que tuvo que fingir estar a favor fueron de mucha ayuda, ya que había descubierto que una gran mayoría estaba en desacuerdo total con los ideales de Bernice, incluso varios chicos y chicas tenían que fingir para que ella no les hiciera nada. Esperaba que no sólo salvará a sus amigos, sino a todo aquel que estaba ahí.
Por su parte Guillermo caminaba lo más sigiloso que podía por los pasillos, agradecía que Jena haya escogido este horario pues parecía ser que era el toque de queda y apenas y había alguien rondando para vigilar, aunque no bajaba la guardia por nada del mundo.
Encontrar la habitación fue fácil pero sus problemas llegaron cuando noto que en la puerta estaba un guardia y que parecía ser que la señora Bernice estaba dentro, se escondió en la habitación más cercana pero sin ser visto por nadie, esperaría sólo a escuchar que ella saliera para entrar por Samuel.

Reglas en Zombielandia || Wigetta Where stories live. Discover now