[Veinticinco]

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La tarde estaba algo ajetreada, todos tenían una tarea por hacer menos Samuel, mientras todos hacían algo productivo él estaba sentado en el sofá sin poder hacer nada. Hace dos días había atrapado un resfriado, por suerte nada grave, pero para asegurarse de que nada malo le pasará le dejaron descansar; aunque los síntomas principales ya se estaban yendo. Era aburrido, él era alguien que nunca se quedaba tranquilo, en especial en un día como hoy, donde intentarían buscar alguna señal de vida que no fueran ellos.

-¿Por qué no puedo acompañarlos? -Samuel observó a Héctor, quien cargaba su arma- ya me siento mejor, podría ser de ayuda.

-No queremos que te enfermes más -le contestó Fred.

-Nadia es buena haciendo remedios con hierbas pero tampoco hace milagros -Jeff terminó por hablar, Samuel bufó algo molesto, ya se sentía mejor, quería ayudar en algo.

-Ella tampoco debería ir.

-No me hagas arrepentirme de contarles -Nadia abrazo a Samuel con afecto- lo mío y lo tuyo es muy distinto -Héctor la tomó de la cintura afectivamente, acariciando su vientre, en donde apenas y se notaba el gran cambio que habría, Nadia estaba embarazada.

-No quiero quedarme sólo mientras todos hacen algo -siguió observando como Jeff y Fred salían para alcanzar a John, ellos irían a revisar que sus fortalezas seguían bien. Héctor y Nadia irían por agua. No sabía que harían Elvisa, Melody, Álvaro y Guillermo pero él quería ayudar.

-No estarás sólo -Álvaro le sonrió, recargandose en el marco de la puerta- agradece que Guillermo te adora más que ir a practicar nuestra puntería.

-No hagas nada que yo haría -Elvisa le guiño un ojo.

-Y nada que yo no haría -Melody le sonrió, ambas se observaron al salir.

-¿Qué? -Guillermo apareció y observo la salida.

-Están enamoradas, dejalas -Álvaro rodo los ojos, aunque luego sonrió- esperamos no tardar, cuida que Samuel no se mate Guille.

Guillermo río al oírlo, Samuel seguía estando molesto al sentirse inútil pero podía dejarlo pasar si se trataba de estar con Guillermo.

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Ambos estaban en el sofá, Guillermo le había prohibido moverse de ahí, Samuel intentaba negarse pero hace tiempo que no había podido hacerlo si se trataba de Guillermo. Habían dormido una siesta de apenas unos minutos, y ahora que estaban despiertos no querían separarse del otro.

-No tenías que quedarte -comento Samuel- y yo igual.

-Deja de ser un necio -Guillermo le golpeó débilmente el hombro- estas delicado y salir no es una opción.

-No estoy muriendo.

-Pero corres el peligro de estarlo sino te cuidas -Guillermo lo miró con un pequeño puchero- ¿Qué piensas que yo haré sin ti?

Samuel sonrió y se acercó a él para besarlo, siendo respondido al instante, haciendo que Guillermo relajara sus facciones y se concentrará en su tierno beso. El menor tomó a Samuel por la nuca para acercarlo más a él. Gracias a la falta de aire se tuvieron que separar, Samuel tenía intenciones de darle pequeños mimos y así convencerlo de que salieran pero Guillermo volvió a besarlo dejando algo sorprendido a Samuel, eso no impidió que le correspondiera. Le gustaba sentirse amado.
Era normal que Guillermo tomará la iniciativa de sus besos, pero esta vez fue diferente, se sentía diferente, sin embargo no se sentía mal. Con su mano libre Guillermo comenzó a acariciar el brazo de Samuel, dándole pequeños roces de vez en cuando a su cuello.

Reglas en Zombielandia || Wigetta Where stories live. Discover now