Calcetines.

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Dentro de una relación, se crea un mundo con solo dos habitantes, en el que lugares, objetos, gestos o palabras cobran un significado especial, diferente al que tienen para el resto del universo. Agoney adora eso, el significado que pueden guardar, como las rosas en su relación, las canciones como Manos Vacías o Tu Refugio o los lugares, nunca será capaz de regresar a aquellas camas en la playa sin recordar los besos de Raoul. 

Le encanta la relación que mantiene con su chico, un secreto del que muy pocos son conocedores. Para algunas personas es un secreto a voces, gritado en cada mirada, sonrisa o gesto que se han regalado en el escenario. Y para otras personas directamente no hay secreto, no son capaces de verlo. 

A Agoney le gusta jugar, ese juego de decir todo y nada a la vez. Le gusta hacer partícipes a sus fans de algunos detalles de ese secreto. Por ello sube aquella foto a sus redes, le echa de menos y quiere que Raoul lo sepa. Sonríe recordando el día que se los regaló.

-- Ago, tengo algo para ti. Dice nada más entrar por la puerta de su piso. 

-- ¿Un regalo? Pregunta curioso. 

-- Sí, en realidad es una tontería, pero me acorde de ti. Explica depositando un paquete en sus manos. 

El mayor le mira pidiendo permiso para abrirlo a lo que el menor asiente sonriendo, disfrutando de la ilusión que se refleja en los ojos de Agoney. 

-- ¿Te gustan? Pregunta dudando ante la carcajada de su chico. 

-- Sí. Susurra acariciando la mejilla del joven. 

-- Me alegro. Los vi y no pude evitar acordarme de ti. 

-- Y de las noches cenando sushi ¿no? Pregunta ante lo que el menor asiente. 

-- Además, como eres tan friolero se te quedan los pies helados siempre que duermes. Y cuando vuelvas a Adeje yo no podre calentártelos y bueno. Agoney sonríe ante la explicación de Raoul que ha empezado a sonrojarse y morderse el labio. 

-- Pollito. Susurra acariciando suavemente su nuca y consiguiendo que este enfoque la mirada en él. -- Me han encantado. 

El menor esboza una sonrisa que despierta la necesidad en Agoney de besársela. 

-- Yo también sushipiro por ti. Susurra Agoney tras besarle, disfrutando del rubor que ha provocado en las mejillas de su chico. 

-- Idiota. Responde desviando la mirada, pero su tono sigue siendo suave y dulce. Porque cualquier cosa que salga de los labios de Raoul y este dirigida al canario sonará cariñosa, hasta un insulto. 

De vuelta al presente un sonido procedente de su móvil le hace desviar la mirada de su portátil, donde disfruta viendo a sus fans desquiciadas. Es un mensaje. En cuanto lee el nombre del emisario una sensación de felicidad le inunda todo el cuerpo, Mi pollito. 

''Yo también te echo de menos, Ago, mucho. Te sushipiro''. 

Viñetas (Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora