Salida navideña.

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Las campanas tintinean dando comienzo a una nueva hora. Agoney desvía su mirada al reloj de la Plaza del Sol, las ocho de la tarde.

Se levanta del banco y se coloca en el centro de la plaza para que su cita no tenga que buscarle. Se acomoda la bufanda para protegerse del frío y vuelve a comprobar la hora, diez minutos han pasado. Se balancea sobre sus pies en un gesto de impaciencia, quince minutos.

Sabe que no le ha plantado, Raoul nunca le dejaría tirado. ¿Y si le ha pasado algo? Le manda un mensaje que no contesta, cinco minutos si para entonces no ha aparecido se acercará a su piso.

No han pasado ni dos minutos cuando le ve acercarse corriendo. Lleva el pelo revuelto por la carrera, la nariz algo roja por el frío y los guantes con dibujitos de pollitos que él le regaló.

- "Perdóname Ago, se me ha olvidado algo en el piso y he tenido que volver." explica recuperando el aire perdido, con las manos apoyadas en sus rodillas.

- ''Tranquilo pollito.'' comenta sonriente.

Raoul le devuelve la sonrisa, se acerca a él y le besa un par de veces. Al separarse Agoney repara en la bolsa que carga el menor, posiblemente por lo que tuvo que regresar a su casa. Por el estampado de la bolsa parece un regalo.

- "¿Ya has empezado con tus compras navideñas?" cuestiona el canario, Raoul desvía su mirada a la bolsa.

- "Sí."

- "¿Tu madre?"

Raoul niega, sorprendido por la inocencia de su chico, ¿por qué iba a regresar a su casa a coger un regalo para su madre cuando había quedado con él?

- "Es para ti." confiesa tendiendo la bolsa al mayor.

- ''Pero Raoul...'' expresa aunque sus ojos gritan ilusión. 

- "Anda, abrelo."

Obedece, arrancando el papel navideño que lo envuelve para dejar a la vista una sudadera.

- "¿Pero el que tenía obsesión con las rosas no eras tú?" cuestiona con una sonrisa observando el estampado de flores en el centro, sobre el fondo negro.

- "Idiota." comentario que no le borra la sonrisa al moreno. - "¿Te gusta?" pregunta, casi a punto de añadir que puede cambiarla por otra en la tienda.

- "Me encanta, Raoul." dice acallando las dudas del pequeño que sonríe. - "Mucha gracias."

Acompaña el agradecimiento con una caricia en su pelo, despeinándolo ignorando las quejas del menor.

- "¿Nos vamos?" cuestiona el canario guardando la sudadera, recibiendo una afirmación.

- "¿Siena?"

- "Siena." confirma Agoney, tomándose de la mano iniciando el camino.

Siena era el nombre de una cafetería un poco alejada del centro de Madrid. De aspecto hogareño, donde primaban los marrones y los blancos, con camareros muy simpáticos. Aunque lo que más llamaba la atención eran los libros que decoraban las estanterías, además solían sonar covers de jóvenes cantantes que intentaban iniciar una carrera. Todo eso, más sus exquisitos chocolates convertían al lugar en el sitio preferido de los dos.

Anne la joven camarera que solía servirles se acercó con una sonrisa y preguntando que les apetecía esa tarde.

- "Me apetece algo dulce." comenta el rubio estudiando la carta. - "Un chocolate blanco Anne."

- "Perfecto. ¿Y tú Agoney?"

- "Una pepsi."

La joven sonrió retirándose tras prometer volver pronto.

Viñetas (Ragoney)Where stories live. Discover now