Capítulo 5: "El Secreto del Castillo"

608 49 21
                                    

Ese mismo día en la tarde, Marx y Maglor estaban en la biblioteca del Castillo del rey Dedede, buscando algo en los libros que pudiera ser de ayuda para obtener un "increíble poder" y así ser capaces de vengarse de Kirby, pero ni siquiera en antiguos escritos sobre leyendas, mitos y criaturas místicas podían encontrar algo que los convenciera.

-¿Has encontrado algo?- preguntó el bufón a su amigo -Aún nada- dijo el encapuchado mientras revisaba un libro de la "Historia de Pop Star", que relataba el pasado del planeta, pero nada que ayudara con lo que planeaban hacer -¡Ahh!, ¡este lugar es una basura! No sirve para nada- dijo el ser morado muy furioso mientras cerraba bruscamente un libro con su cabeza -¡Oye! Calmate, ¿quieres? Debe de haber algo aquí que nos ayude-.

En ese momento, el rey Dedede entró a la biblioteca, abriendo la puerta de una manera muy alterada, enojado por los ruidos y gritos de los dos amigos -¡Oigan!, dejen de hacer tanto escándalo...- en ese momento se dió cuenta que los causantes de los ruidos eran Marx y Maglor, a los cuales, él los conocía muy bien -...Vaya, vaya, vaya, ¿pero a quiénes tenemos aquí?, ¿qué no son ustedes los que intentaron dominar este planeta hace un tiempo atrás? A tí te recuerdo bastante Maglor, nos hiciste pasar muchos problemas en el pasado, no te veía en lunas- dijo el rey mirando al ser azul de un modo imponente pero simpático, aún asi no dejaba de ser intimidante -Y tú, eres Marx, ¿no?...- dijo mirando al bufón -...tengo recuerdos muy borrosos contigo, actualmente sólo te veía sentarte en la cima de un cerro a mirar como caía el Sol sin hacer contacto con nadie, ¿o me equivoco?-.

Ambos se quedaron en silencio ante las palabras del rey, ya que se sentían algo incómodos por recordar el pasado y precisamente esa era la razón de por qué estaban en ese lugar -Entonces, díganme, ¿puedo ayudarlos en algo?, puede que yo no conozca bien la biblioteca ya que nunca vengo para acá, siento que es una pérdida de tiempo, pero de igual modo me preguntaba si pod- pero Dedede fue interrumpido por Maglor -Estamos bien, no necesitamos nada, gracias- dijo con un tono algo molesto y serio -Si, no queremos ayuda- dijo el bufón de una manera fría -Esta bien, si ustedes lo dicen, pero pueden buscarme si necesitan algo, ¿está bien?- respondió el pingüino, saliendo de la biblioteca.

Mientras todo esto pasaba, Kirby se encontraba durmiendo bajo la sombra de un árbol al lado de su casa, como de costumbre, pero pronto comenzó a despertar lentamente, dando un par de bostezos, preguntándose si sus amigos estarían bien, asi que se levantó y fue directo al lugar donde los vió por última vez, el Astrovelero de Maglor, para sacarse esa duda de la cabeza. Llegando allá se paró frente a la puerta y le dió un par de golpecitos para ver si salían, pero nada de esto ocurrió, sólo se sentía un silencio, tal vez ya se habían ido de ahí, ¿pero a dónde?, esa era la pregunta que el pequeño rosado no podía responder, las posibilidades eran muchas.

Entonces, el rey Dedede, que una vez que salió de la biblioteca, decidió dar un paseo fuera de su castillo y se encontró con Kirby, quien estaba sentado de espaldas al Astrovelero, hundido en sus pensamientos, y se le veía algo preocupado -¿Kirby?, ¿qué estás haciendo aquí?- quiso saber el rey mientras se acercaba a la bola rosa. El pequeño sólo apuntó el barco de Maglor con una mirada algo angustiada, en señal de que lo estaba buscando junto con Marx pero sin éxito -¡Oh! Ya sé, estás buscando al orejón azul, ¿no?- dijo Dedede, a lo que Kirby respondió asintiendo con una sonrisa en su rostro, esperanzado que él si supiera a dónde estaban -Está en mi castillo, en la biblioteca, junto a ese bufón Marx, ¿quieres que te acompañe hasta allá?- Kirby se alegró y alivió bastante, tanto asi que, se puso a saltar de felicidad y luego le agradeció a Dedede dándole un abrazo en su estómago, pues él es mucho más bajito que el pingüino -Jaja, ya ya, de nada. Entonces, ¿te acompaño? Después de todo sólo salí a pasear un rato, ya me iba a mi castillo otra vez-.

Kirby asintió en un modo de "Está bien" y empezó a correr en dirección al castillo dejando a Dedede atrás en poco tiempo -¡Oye, espérame!- gritó mientras iba lo más rápido que podía detrás del pequeño pero era inútil. Por suerte, Kirby escuchó y se devolvió algo extrañado y confundido hacia el pingüino, ¿qué le habrá pasado? -No... puedo... s-seguirte... el paso... ¿sabes?...- dijo Dedede jadeando de una manera muy ajetreada. Kirby tenía prisa, quería llegar al castillo lo más pronto posible, pero tampoco podía dejar a su amigo aquí, asi que en un intento de hacer algo pronto para irse juntos, el pequeño se puso de espaldas frente a Dedede haciéndole señas para que se suba arriba de él mirándolo muy confiado y decidido -Emm... ¿eres consciente de que peso mucho más que tú verdad? No quiero aplastar tu blando cuerpo, asi que no lo intentes-.

Kirby: "La Venganza de los Traicioneros"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora