Prólogo

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-Muchas gracias por su ayuda, en seguida le comunicaremos si conseguimos algún avance, Amajiki, kun.
-N-no hay problema.

El peliazabache cerró la puerta detrás de él suspirando pesadamente antes de girar su mirada a la muchacha de cabellos azules y mirada curiosa.

-¿Qué tal te ha ido?.-preguntó la ojiazul acercándose al muchacho de ojos azules y pelo azabache.
-¿Bien?-respondió con aquella pregunta tan confusa.-Realmente no se que responder a eso.
-No te preocupes, venga, vamos a llegar tarde a clase.-Nejire tomó la mano de Tamaki arrastrándolo hacia la clase que tenían que ir para no perder más temario que podría caer en algún examen.

El chico llamó a la puerta con temor, aunque no habría ningún monstruo detrás de la puerta siempre tenía la inseguridad de que podría estar molestando al profesor o a los compañeros.

-Come in.

Abrió la puerta viendo al profesor de inglés sentado en la silla y mesa del profesor con un libro en las manos.

-¿Qué estáis haciendo?.-preguntó curiosa Nejire entrando rápidamente en la clase.
-Una lectura.-respondió uno de los compañeros volviendo rápidamente a girar la mirada al libro de texto de inglés.
-¡Oh!.-exclamó la peliazul volviendo rápidamente a su asiento.

Tamaki también volvió a su asiento, a aquella mesa colocada al lado de su mejor amigo desde la infancia: un rubio de ojos azules llamado Mirio Togata, el más apto para convertirse en el nuevo héroe número uno.
El rubio se encontraba concentrado en aquella lectura de palabras inglesas que podrían parecer chino para alguien que no tuviera un conocimiento básico en el idioma.
Mirio sonrió y rodeó una de las respuestas sobre una pregunta acerca de dicho texto.

Tamaki suspiró y levantó la mirada del texto para centrarse en una mesa no muy lejos de él, estaba vacía y en ella se encontraba un jarrón con algunas flores de color (c/f). El peliazabache nunca llegó a pensar que llegaría el día en el que faltara alguien en aquella clase, además de una falta permanente.

El timbre sonó y los breves pensamientos del Tamaki se cortaron cuando el profesor con pelo rubio y peinado de tal manera que pareciera una cacatúa se levantó del asiento y cerró el libro.

-You need to have the excersise one for tomorrow (Necesitáis tener el ejercicio uno para mañana).-y con eso se marchó.

La clase de Los Tres Grandes nunca había sido una clase silenciosa, es más, siempre había un ruido que provocaba que aquél silencio que se sentía en aquel momento desapareciera.
Nejire se levantó y se acercó a sus dos amigos mientras que el profesor tardaba en llegar.

-¿Piensas ir en algún momento, Mirio?.-preguntó la peliazul con una leve sonrisa.
-Nope.-respondió el rubio con una sonrisa igual.
-Mirio, creo que deberías ir...-soltó el joven muchacho de orejas puntiagudas.
-No pienso ir.-respondió perdiendo aquella amabilidad que había tenido con la primera respuesta.

Nejire y Tamaki se miraron y decidieron no presionarle más, sería la mejor opción después de todo.
Las dos últimas horas de clase terminaron y cada uno quedó libre para volver a sus casas y terminar los deberes que se había ido acumulando por el día.

Tamaki, Nejire y Mirio se encontraban esperando a que el bus llegara y pudieran sentarse, este vehículo no tardó mucho en llegar y además estaba casi vacío, por lo que los tres amigos se sentaron juntos.

-¿Y piensas ir el mes que viene a su funeral?.-preguntó de repente Nejire.-Quiero decir, como no quieres aportar nada a la investig-
-No, no pienso ir.-respondió el rubio, sorprendiendo a Tamaki y a la peliazul.
-P-pero si era tu pareja...-dijo el chico con pelo azabache bastante confuso.
-No pienso ir, no es como si fuera a saber que no he ido.-respondió Mirio presionando el botón del autobús, marcando así que la siguiente sería su parada.

El bus se detuvo y Mirio se bajó comenzando la caminata de nuevo a su casa.

El ojiazul sacó su teléfono móvil y se colocó los auriculares que tenía guardados en la mochila para escuchar música, aunque esto fue en vano. Cada paso que daba, cada metro que recorría no paraba de escuchar los gritos y no podía parar de recordar como todo comenzó a caer sin previo aviso, parecía tan irreal, tan... De película de ficción.

El rubio sacó las llaves de su mochila y abrió la puerta de su casa, dejó la mochila a un lado del pasillo y se quitó las zapatillas.
Estaba mirando al suelo cuando sintió alguien quitarle el auricular derecho, levantó la mirada rápidamente para encontrar a su padre con el ceño fruncido.

-Te vas a quedar sordo al final.-dijo seriamente.

Mirio entonces se dio cuenta de que la música que llevaba en el móvil estaba en el volumen más alto haciendo imposible que algo más de ruido entrara en sus oídos, pero todos podían escuchar su música de esa forma.
El pobre no se había dado cuenta de que había subido tanto el volumen, sólo podía escuchar aquellos gritos una y otra voz por lo que no se había enterado bien.

-Perdón papá.-respondió apagando la música.
-Anda, ve y pegate una ducha que parece que vienes de un estercolero.-rió el padre antes de volver a hacer la cena.

Mirio rió también y subió rápidamente al baño.

No tardó mucho en estar bajo el chorro del agua, lavando así su suciedad y teniendo un rato para si mismo, u ojalá fuera así.
Los gritos y las imágenes volvieron nuevamente confundiendo al rubio en la bañera. Se apoyó contra la pared y se quedó así durante unos minutos, puede que incluso media hora, antes de separarse de la pared y mirar hacia arriba de donde procedía el agua.
Suspiró de forma pesada y cerró el grifo. Aún habían gotas recorriendo su esculpido cuerpo cuando abrió la mampara de la ducha.

Sus ojos bajaron a donde se encontraba el retrete, estaba cerrado, pero había alguien sentado, tenía pelo (c/p) y ojos (c/o) que le miraban fijamente.
Mirio tardó un rato en procesar que ya conocía ese pelo y esos ojos. Eran las mismas facciones de aquella persona que tanto quería.

Mirio gritó.

The Night We Met (Mirio x reader)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ