Capítulo 4

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Tamaki frunció el ceño y la mirada que le lanzó no significaba nada bueno.

Tamaki casi nunca ponía esa mirada, era una mirada que solo les dirigía a los villanos, cuando iba a enfrentarse a alguien y estaba decidido a ganar y eso no lo daba nada de seguridad el rubio.

-¿Q-Qué ocurre Tamaki?.-preguntó Mirio dando un paso hacia atrás.
-No lo se, dímelo tú.

Nejire sentía algo dentro de ella, suponía que era miedo, esta a apunto de contemplar algo que no estaba segura de que volvería a ver porque o acababan rompiendo la amistad del sol y la luna o... Puede que no fuera a haber otra opción a eso.

-¿A qué te refieres?-preguntó el ojiazul.
-¡A ti! ¡Me refiero a ti!.-la Luna acababa de explotar.-¡Vas estos últimos días andando como si no hubiera sucedido nada! ¡Como si aquella explosión nunca hubiera sucedido! ¡Entiendo que tengas en tu cabeza que tienes que sonreír siempre pero esto es demasiado! ¡Esto es grande, Mirio! ¡Gente ha muerto, los edificios se han derrumbado! ¡Y tu maldita pareja a muerto!
-Tamaki...
-¡Déjame terminar!.-nunca antes le había hechando en cara algo tan grande a su mejor amigo, y a los cuatro os dolía, esta situación estaba separando a todos.-¡Llora, Mirio! ¡No te he visto llorar, ni en el hospital ni cuando te dijeron que había fallecido! ¿¡Cómo!? ¡Le/La amabas! ¡Y no has derramado una lágrima! ¡Llora, grita, rompe cosas, haz algo que demuestre que te duele que ya no esté aquí! ¡Y deja de mentir y de imaginar fantasmas que no existen!

Al escuchar como Tamaki gritaba de esa manera corriste hacia el grupo, no podías detenerlos pero querías estar junto a Mirio en este momento tan difícil para él.

-¡Ni siquiera quieres ir a decir lo que viste para intentar atrapar a aquel villano!.-continuó el peliazabache.-¡Ni siquiera quieres ir a su funeral! ¡A su maldito funeral! ¡Deberías ir porque eras su novio, eres una de las personas más importantes para él/ella!.-respiró profundamente y permitió que alguna lágrima recorriera su mejilla.-Yo le/la amaba ¿Sabes? Puede que no como tú pero... Le/la quería, era importante para mi, mucho, ¡Y te miro! ¡Y veo que no reaccionas y me entran ganas de pegarte un puñetazo en esa cara sonriente tuya para quitarte esa sonrisa por una maldita vez! ¡Siempre te he admirado! ¡Siempre he pensado ''¡Dios! Ojalá ser como Mirio! Pero ahora te veo y no sé si llorar por (T/n) o por ti.

Tamaki se dio medio vuelta y dándole la espalda a Mirio se secó las lágrimas, comenzando a caminar a dentro del gran edificio de UA, dejando a Mirio con la palabra en la boca, no le permitió contestar a ninguna de sus quejas.

-Nejire...-dijo Mirio estirando el brazo para intentar alcanzarla.

Pero la peliazul estaba con Tamaki en esto, también la dolía ver a Mirio tan campante con la muerte de su pareja, y fue detrás del chico de ojos oscuros dejando al rubio solo con su fantasma personal.
Las siguiente clases fueron las más duras a las que jamás se ha enfrentado, estaba solo en aquella clase y sus amigos no se dignaban ni a mirarle ''Me lo tengo merecido'' pensó para él mismo, aunque le dolía hacerlo.

Nejire y Tamaki ni siquiera se sentaron junto a él en el autobús, y era normal, los tres necesitaban un tiempo para asumirlo, aunque tú intentabas animar a Mirio con todo lo que podías, el rubio solo te ignoraba.
El rubio se bajó en su mirada y echó la mirada para atrás e intentar ver si alguno de sus dos amigos le estaban mirando, pero no, el mismo vacío desde la hora del almuerzo.
Entró a su casa y corrió hacia su habitación, tirando con todas sus fuerzas la mochila contra la pared.

-Mirio...-dijiste e intentaste tocarle el brazo, y aunque no pudieras tocarle, él quitó su brazo del camino.
-¡Déjame en paz!-gritó con todas sus fuerzas.-¿¡Por qué solo te muestras ante mi!? ¿¡Por qué me torturas así!?
-No puedo mostrarme a los demás y ni siquiera se porqué eres el único que me puede ver.-respondiste seriamente.
-¡Por tu culpa he perdido a mis dos únicos amigos en toda la academia!
-¡No es mi culpa!
-¡Si lo es! ¡Todo esto es tu culpa! ¡Si no estuvieras aquí todo podría estar bien de nuevo!
-¡Yo no he hecho nada!
-¡Pues vete a tu casa y no hagas nada allí!
-¡¡No puedo!!
-¿¡Por qué!?
-¡¡PORQUE ESTOY MUERTO/A, MIRIO!!

La realidad le dio una de las más fuertes bofetadas que jamás hayas podido ver.

-Y creeme, a mi tampoco me gusta estar aquí, desearía estar en paz o en vida.-dijiste mientras una pequeña lágrima caía al suelo.
-... Lo lamento, (T/n)... No quería decir nada de esto...-se lamentó el ojiazul.
-Sí querías hacerlo.-te quitaste las lágrimas de los ojos.-Pero no te preocupes, estoy bien.

La puerta principal se abrió en la parte de abajo mostrando al padre del rubio, algo confuso por los gritos que se procedían de la planta alta de la casa.

-¿¡Mirio!?.-preguntó el pelinegro muy confuso.
-Mierda...-soltó el propio Mirio al escuchar a su padre.-¿¡Sí!?
-¿¡Otra araña!?
-¡Puede!

''El humor de esta familia no tiene sentido'' pensaste con un facepalm.

-Por cierto, ¿Hoy no tienes internado con Sir Nighteye?.-preguntaste.
-¡Es cierto!
-¿¡El qué es cierto!?
-¡Nada, papá!

Tras un par de horas, Mirio emprendió su camino a la oficina de Sir Nighteye, se colocó los auriculares en los oídos para no escuchar aquellos gritos, pero ahora había algo más, ahora no paraba de recordar las palabras de Tamaki de aquella mañana. Todo se juntaba en su cabeza y no se daba cuenta de que la música podía escucharse aunque tuviera los cascos puestos.
Te colocaste frente a él y moviste los brazos, haciendo que el rubio se quitara uno de un oído.

-¿Qué ocurre?
-Te has pasado la oficina y la música se escucha desde aquí.

Bueno, pues le tocaba dar media vuelta.

The Night We Met (Mirio x reader)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang