Capítulo 8

899 149 22
                                    

-¡Rápido! ¡Necesitamos una transfusión de sangre cero positivo!

Las ruedas de la camilla giraban a gran velocidad creando un molesto y horrible sonido contra el suelo de mármol de los pasillos del hospital.

-¡MIRIO!

Gritabas, tus gritos no podían ser escuchados y era una gran ventaja poder atravesar las puertas que se cerraban haciendo así que la gente no pudiera pasar a las salas de cirugías, donde ahora mismo estaban llevando al rubio.

-Necesito saber con exactitud que ha pasado.-un hombre vestido de blanco le preguntó a la mujer de piel azulada.
-Pues estábamos en una patrulla cuando algo o algo creo una explosión.-comenzó a explicar, se notaban muchos nervios en su voz.-Le grité diciendo que activara su quirk pero no me escuchaba y cuando se quiso dar cuenta ya era demasiado tarde. Es mi culpa debería haber hecho al-
-No se heche las culpas, señorita, nadie ha tenido la culpa aquí, solo quien creó la explosión.-el doctor apoyó su mano en el hombro de la muchacha para intentar animarla.-Seguro que todo sale bien.
-Eso espero...

Tus gritos seguían siendo vacíos pero de alguna manera llegaban perfectamente a los oídos del rubio.

-(T/n)....-decía con voz ronca y casi no se escuchaba, tenía en su boca y nariz una máquina que le ayudaba a respirar si es que solo no podía.

Aún estaba perdiendo mucha sangre y corriste para estar cerca de su campo visual.

-Todo va a estar bien.-dijiste, apoyando tu mano cerca del pecho dolorido del ojiazul.

Pero esta vez, no le traspasaste.

Sentías el latido de su corazón acelerado y los músculos de sus pectorales.
Al igual, él sentía tu mano cerca de su corazón e intentó sonreír, por fin podía sentirte otra vez.

-Vas a salir de la sala de cirugía con vida.-dijiste intentando no llorar, posando un beso en su frente.
-No me trapasas...-susurró para que solo tú le oyeras.
-¡Pero tendría que hacerlo!

Le pusieron anestesia local provocando así un repentino sueño para poder operarle sin que tuviera que sentir todo el daño de las manipulaciones que los cirujanos iban a hacer.
Entraron a la sala y cogiste el puño de Mirio, dándole un beso antes de salir a la sala de espera, sabías que no podías verle abierto por la mitad, aún estando sin vida como con ella.
Era un poco antihigiénico, la verdad.

Entraste a la sala de espera viendo como por la puerta entraba un apresurado Suneater corriendo para hablar con Bubble Girl de lo que había sucedido.

-¡No puede estar pasando esto otra vez!.-gritó el héroe en prácticas apunto de tener un ataque de pánico.-¿¡No ha venido Nejire todavía!?
-Aún no.-respondió Bubble Girl.-Y Sir Nighteye tampoco.
-¡No puedo perder a mi mejor amigo!.-comenzó a hiperventilar.
-¡Tamaki!.-corriste a su lado pero no podías hacer nada.

Una enfermera vio la escena y se apresuró para ayudar al chico de ojos oscuros, pero más que ayudarle le inyectó un sedante y lo dejó tumbado en los asientos de la sala de espera.

-¡Ya he llegado!.-gritó Nejire corriendo hacia donde las dos personas se encontraban, pero no estaba sola, su mentora, Ryuku, se encontraba con ella.-¿¡Sabéis como está!?
-Aún no tenemos noticias de nada.-respondió la compañera de Mirio.
-¿Y qué le ha pasado a Tamaki?
-Empezó a tener un ataque de pánico y una enfermera le ha sedado.

Llegaron a pasar unas diez horas, ahora ya estaban todos (Sir Nighteye por fin había llegado) y Tamaki se había despertado, estaba con Nejire intentando aún calmarse.
Un hombre vestido con ropas azules y tapándose la boca con una tela del mismo color se acercó al grupo.

-Aún no puede tener visitas, pero está estable.

El grupo sintió un gran alivio ante aquella afirmación.
Pero tú ignoraste por completo lo último que dijo y te acercaste a su habitación, atravesaste la puerta y ahí le viste: tumbado en la camilla lleno de vendas, rodeado de goteros y una máquina que mostraba los latidos de su corazón.

-¿Mirio?.-te acercaste a él.

El rubio comenzó a abrir los ojos, estaba agotado y se le notaba muchísimo en la cara.
Te sentaste cerca de su cama e intentaste tocarle, y lo conseguiste, es más, Mirio pudo colocar su mano encima de la tuya, y pudo sentir tus dedos fríos.

-¿Cómo puedes tocarme?.-preguntó, ahora podía hablar un poco mejor pero su voz aún seguía un poco adormilada.
-N-no debería ser capaz de hacerlo.-dijiste mirándole a los ojos.
-No se si esto durará mucho pero por favor.-suplicó.-Bésame una última vez.

Y lo hiciste, rápidamente tenías tus labios contra los suyos acariciando con suavidad su suave cabello mientras que él colocaba sus manos en tus caderas.

-Mirio, Mirio, espera.
-¿Qué sucede?.-preguntó confuso.
-¿Lo recuerdas?
-¿El qué?
-¿Le recuerdas?
-¿A quién?
-Quien creó la explosión.

Sus ojos azules comenzaron a abrirse como platos mientras que un millón de imágenes comenzaban a volver a su cabeza.
Incluso lo pudo ver.
La pudo ver.
Su sonrisa macabra.
Y sus ojos llenos de psicopatía.

-La recuerdo.-respondió.

Asentiste y volviste a bajar para besarle.

-Bien.-dijiste acariciando su cabello.

Tamaki y Nejire se acercaron los primeros a la puerta de la habitación, era una puerta de cristal y desde el otro lado se podía ver todo, fue ahí cuando todo se volvió más confuso.
Te vieron a ti, ahí, junto a Mirio.
Cerraron los ojos y en ese mismo momento dejaste de poder tocar a Mirio y le atravesaste el pelo con sus dedos.
Cuando volvieron a abrir los ojos ya no estabas ahí.

Abrieron la puerta de la habitación rápidamente y tanto el peliazabache como la peliazul se lanzaron a los brazos de su amigo, con cuidado de no hacerle más daño.

-¡Pensé que tú también nos ibas a dejar!.-lloró Tamaki apoyándose contra el hombro del rubio.

Nejire estaba apunto de llorar pero se hacía la fuerte en estos momentos mientras abrazaba a su otro mejor amigo.

-Chicos, chicos, estoy bien, no os preocupéis.
-Mirio, por cierto.-comenzó a decir Nejire.
-¿Qué sucede?

Tamaki y Nejire se dirigieron una mirada.

-Hemos visto a (T/n).

Ahora Mirio se había quedado en shock, pero no más que tú.

The Night We Met (Mirio x reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora