Capítulo 1

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Mirio gritó. Por pura inercia se echó hacia atrás activando accidentalmente su quirk traspasando no solo la pared, sino el suelo también.

El rubio impactó contra el suelo de la cocina provocándose un fuerte daño en la cabeza. Abrió los ojos lentamente mientras se hacía al dolor encontrando el rostro de su padre mirándole con confusión.

-Hijo, sabes que no me importaba que corrieras por casa desnudo, ¡Pero eso fue cuando tenías tres años!-Mirio se levantó rápidamente.-Por cierto, te he escuchado gritar ¿Pasa algo?

¿Qué le iba a decir? ¿Que había visto el fantasma de su difunta pareja? Le tomarían por loco y demente en el mejor de los casos.
Así que el rubio solo rió.

-¡No te preocupes, papá! La verdad es que ha sido algo bastante gracioso, la verdad es que me estaba duchando tan tranquilamente cuando vi una araña y pues me he asustado y he gritado.-mintió mientras se rascaba la nuca sonriendo nervioso.
-Si es que....-soltó el mayor.-Anda, ve y vístete antes de que alguien te vea.
-¿Y que se pierda este cuerpazo? ¿Estás seguro de ello?-su padre le miró desafiante.-Ya voy, ya voy.

El ojiazul comenzó a subir la escaleras y se estaba dirigiendo a su habitación cuando de refilón se encontró con la puerta del baño cerrada. Abrió la puerta lentamente encontrándote ahí en el retrete (estaba cerrado, lo utilizabas de asiento).
Cerró la puerta de golpe cuando giraste la mirada hacia él.
Volvió a abrir la puerta unos segundos más tarde volviendo a encontrarse con tu mirada.
Y volvió a cerrar la puerta.

-¡Ha dejado de ser divertido a la cuarta vez!

Mirio abrió rápidamente la puerta de nuevo.

-¿Puedes hablar?.-preguntó lleno de preguntas y confusión.
-¿Acaso no debería?

Mirio tragó saliva y comenzó a andar a su habitación, tú le seguiste muy de cerca.
Te sentaste en su cama, no era la primera vez que estabas ahí así que tenías completa comodidad en sentarte ahí.

El rubio comenzó a ir de un lado hacia otro delante tuya, parecía que estaba pensando muy seriamente.

-Puedes preguntar ¿Sabes? Como has podido comprobar, puedo hablar.-dijiste haciendo que el chico se parara de golpe.
-¿Quién eres y qué haces aquí?

Vaya, eso fue directo.

-En realidad me imaginaba que fueras a preguntar algo como ''¿Eres un fantasma?'' O algo por el estilo, pero supongo que eso también funciona.-dijiste poniéndote en pie.-Ya sabes quien soy, Mirio, y la razón por la que estoy aquí, no lo se.

El rubio se sentó en su silla de estudio mientras daba medias vueltas en esta, colocando sus manos frente a su boca de tal manera que pareciera que estaba pensando.

-Vale, a ver... ¿Eres un fantasma?.-preguntó.-¿O eres alguien con un extraño quirk que me está haciendo pasar por un mal momento?
-Hasta donde yo se, soy un fantasma, aunque no había pensando en lo del quirk. Ahora debes buscar a ese tipejo y vengarte por hacerte esto.

Mirio apoyó su cabeza en su mano y suspiró.

-Realmente eres tú...
-¡Claro que soy yo, Mirio!.-respondiste.

El rubio te miró y se levantó, intentando posar una mano en tu hombro, pero solo traspasó tu cuerpo.

-Podrías ser tú que utilizas tu quirk.-sonreiste.
-(T/n)...-dijo mirándote con tristeza.

Le miraste con la misma tristeza e intentaste posar tu mano en su mejilla, fallando drásticamente.

-Aún no me creo que seas tú...
-¿Puedo hacer algo para demostrartelo?.-preguntaste para que te creyera.

El ojiazul se encogió de hombros así que asumiste que tenías que hacer algo que solo tú y él sabíais.
Te acercaste a su armario e intentaste abrirlo.

-Necesito una ayudaita.

El rubio abrió la puerta del armario y señalaste un pequeño compartimento en la parte de abajo del armario.

-¿Qué pretendes sacar de aquí?.-preguntó confuso.
-Antes guardabas un ticket de una piscina.
-¿Sí...?
-Fue del día en el que nos conocimos.
-Era de noche.
-¡Ese es un pequeño detalle!
-Para mi fue importante.-respondió cerrando el armario.-Vale, te creo, eres un fantasma, pero sigo sin entender que haces aquí.
-¡Yo tampoco lo se! ¡Normalmente en la series de televisión los fantasmas suelen tener una misión que cumplir antes de irse!
-Es decir... Estás basando tu hipótesis en series de televisión.
-Mírate, y parecías tonto cuando nos conocimos.

La puerta de la habitación se abrió de repente mostrando al hombre pelinegro que conociste una vez por accidente.

-¿Estás bien, Mirio? Te he escuchado hablando solo.

Mirio sintió como su cara perdía los colores de repente.

-E-esto.... emmm... yo-
-¿Estabas con el teléfono o algo?.-preguntó su padre.-Hoy estás muy raro eh.

Mirio giró la mirada para verte, estabas en el mismo sitio donde él se había sentado hace unos momentos, en la silla de estudio.

-¡Sí! ¡Estaba hablando con Tamaki!.-Oye, si colaba...
-¡Oh! Vale, perdón.-dijo apunto de cerrar la puerta.-Por cierto, la cena está lista.
-Ahora mismo bajo.

La puerta se cerró y Mirio giró la cabeza rápidamente para verte de nuevo.

-¿No te ha visto?
-Al parecer no todos me pueden ver.-respondiste encogiendote de hombros.-Me pregunto si Tamaki y Nejire me podrán ver...

El teléfono del rubio comenzó a sonar y tuvo que tomarlo viendo que era el propio Tamaki quien estaba llamando.

-¿Tamaki?.-preguntó descolgando la llamada.
-Mirio... Oye...
-Dime.
-Nejire y yo queríamos pedir perdón por presionarte tanto hoy.
-No te preocupes mucho por ello.-rió.
-Es que... Nos parece tan extraño que sigas tan... Así, además, negándote para algo que podría ayudar a resolver dudas...
-Tamaki, tengo que cenar.
-¿La he fastidiado? Dios, lo siento Mirio, por favor, no dejes de ser mi amigo.
-Eso nunca.

Tras un rato de estar ayudando a Tamaki con su ansiedad, Mirio pudo bajar a cenar, tú detrás de él.

-¿Puedes comer?.-susurró para que su padre no le escuchara.
-No creo, la verdad, pero siempre he querido cenar los con los Togata.

La cena comenzó y todo parecía estar muy tranquilo hasta que...

-¿Sigues sin querer ir al funeral de (T/n)?.-preguntó su padre.
-No.-respondió secamente.
-¿Sigues sin querer explicar el porqué?
-No es realmente necesario ir a allí.
-¿No quieres ir a mi funeral?

El rubio que había olvidado de que estabas ahí y de la sorpresa tiró los cubiertos. Giró la mirada disimuladamente encontrándote a punto de llorar.

The Night We Met (Mirio x reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora