Capítulo 3

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-Puedo ver el fantasma de (T/n).

Tus ojos se comenzaron a abrir lentamente por aquella, puede que agradable, sorpresa.
Tamaki tenía la boca medio abierta y Nejire no podía creer lo que estaba escuchando, pero se rió como lo hacía Mirio cuando quería parecer que todo estaba bien.

-¿Estás bien, Mirio? ¿Alguien ha utilizado un quirk contra ti y sufres de alucinaciones?.-preguntó la peliazul sonriendo.
-Eso mismo pregunto yo.-comenzó a decir el chico de orejas de elfo.-¿Acaso te estas escuchando? ¿Fantasmas?
-¡Lo juro!.-gritó el rubio.

Giró la mirada para verte, tenías una expresión triste en tu rostro pero dentro de ti lo comprendías, nadie se lo iba a creer a no ser que lo vieran con sus propios ojos, algo que no iba a suceder porque no podías controlar quien te veía y quien dejaba de hacerlo.
Mirio, al ver esta expresión triste, continuó insistiendo.

-Mirio, para, no quieres ir a explicar lo que viste el día que murió, no quieres ir a su funeral, ¿Crees que deberíamos creerte en esto?.-preguntó Tamaki.

El rubio suspiró dándose por vencido.

-Tienes razón.-finalmente respondió.-Venga, vamos a clase.

Los Tres Grandes entraron a clase y se sentaron en sus asientos. El fantasma que rondaba a Mirio se acercó a su antigua mesa y vio la preciosas flores de color (c/f) que intentaban sobrevivir en un jarrón.

-¿Cómo habéis sabido que este era mi color favorito?

Mirio escuchaba todo con pleno detalle, después de todo, solo él podía hacerlo, pero no iba a responder, le tomarían por loco y realmente hoy no le apetecía que nadie le llamara loco.
El profesor entró y tú te acercabas a los demás compañeros para ver si podían verte, pero nada, eras transparente para ellos, y no solo para tus compañeros sino que para el profesor también lo eras.

-Togata-san, ¿Se está enterando del tema?.-preguntó el profesor sorprendiendo al rubio.

El ojiazul te estaba persiguiendo con la mirada todo el rato por lo que no estaba prestando mucha atención a la clase, ¿Quién lo haría si estuviera el fantasma de su pareja haciendo el tonto por la clase?

-¡Claro que sí!.-respondió.
-¿Puede decirme por qué punto vamos?

Mirio miró su libro pero no sabía en que punto estaban leyendo o haciendo ejercicios.
Los ojos de sus compañeros se centraron en él y lo notaba, creedme que lo notaba, era como si algo que quemara en el cuerpo.
Una suave mano señalando el inició de un ejercicio y cuando Mirio se giró para verte le giñaste el ojo.

-Ejercicio dieciséis apartado b.-respondió tras unos segundos.
-Está bien, se lo dejo pasar por esta vez.

El rubio sintió un fuerte alivio al dejar de sentir aquella sensación ardiente de los ojos clavándose en su piel como clavos ardiendo. Levantó la mirada para volver a verte ahí, sonriendo y no pudo evitar sonreír también. Seguías teniendo esa sonrisa que podía enviarle fácilmente a las nubes sin ningún esfuerzo.
La clase continuó como de costumbre, de vez en cuando hacías alguna tontería y Mirio sonreía sin importar lo que pensara la gente, pero había alguien que pensaba que eso era raro, no porque estuviera sonriendo, porque siempre sonreía y ya había intentado preguntarle algunas veces el porqué de esa sonrisa, no, le parecía raro porque la mirada del ojiazul se iluminaba, algo que le pasaba con muy pocas personas, y eso Tamaki lo sabía, así que, si no estaba mirando a Nejire ni le estaba mirando a él ¿Quién era la razón de esa sonrisa y ese brillo especial en los ojos del rubio?
El profesor de la siguiente asignatura llegó y esas estrellas en el cielo claro de los ojos de Mirio no desaparecía y tampoco lo hacía aquella sonrisa. Es más, en algún momento le preguntó el profesor la razón de porqué sonreía tanto y Mirio respondió que había recordado un chiste y era demasiado malo para contarlo en clase.

Y tú te encontrabas ahí, sentado/a en el suelo mirando al rubio como si fuera la más hermosa criatura que hubiera habitado aquél planeta, así lo sentías con vida y así lo sentirás en muerte, después de todo, era el amor de tu vida ¿Cómo lo ibas a mirar si no?

•~•

-¿Tienes un boli azul?.-preguntaste echando un poco la silla hacia atrás.
-¿Alguna vez vas a traer un estuche? Se necesitan para estudiar y eso.-explicó tu novio extendiendo un bolígrafo de aquél tono frío igual que sus ojos, pero sus ojos daban más calor que frío, la verdad.
-¡Alguna vez lo haré!.-exclamaste posando un suave beso en su frente en forma de agradecimiento.

•~•

-Mirio, ¿Podemos hablar en la hora de la comida?-preguntó el muchacho con ansiedad en un momento en el que el profesor no estaba presente.
-¡Claro! ¿De qué quieres hablar?
-Si te lo dijera ahora no tendría porque hablar contigo después.
-¡Bien visto!
-¡Eso, bien visto!-exclamasté levantando el pulgar hacia Tamaki, aunque él no lo podía ver.

Finalmente la hora del almuerzo llegó y aunque Mirio tuviera hambre se quedó fuera del edificio de UA para hablar con su mejor amigo, quien tardó en presentarse, pero lo hizo junto a Nejire, quien tenía una cara de confusión bastante notable, no era su típica cara de curiosidad, le había cambiado radicalmente tras que Tamaki le explicara lo que había notado en las clases.

-Ahora sí, ¿De que querías hablar?-preguntó el rubio con su sonrisa perfecta.

Tú también te encontrabas ahí, pero un poco más lejos, aunque no te pudieran ver tenías aquella sensación de que estabas en medio de algo en lo que tú no deberías estar.

-Verás, he estado observandote en clase y creo que te has estado comportando de una manera un tanto extraña...-explicó el peliazabache.
-¿En serio? ¿Por qué es eso?
-Has estado sonriendo a cada rato sin ninguna razón y además tenías un brillo especial en tus ojos, un brillo que una persona tiene cuando ve a una persona amada.-explicó Nejire.
-Bueno, ya os he dicho que veo al fantasma de (T/n).-respondió el rubio volviendo a sacar aquél tema.

Tamaki frunció el ceño y la mirada que le lanzó no significaba nada bueno.

The Night We Met (Mirio x reader)Where stories live. Discover now