CAP 1

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Desperté de la siesta que había tomado y me estiré como un gato. El sol estaba por esconderse. Demonios, había dormido toda la tarde.

Me levanté y me lavé un poco la cara, comí un pedazo de pan y bebí un vaso con agua. Me miré al espejo y comencé a arreglarme un poco para salir a caminar por las calles del pueblo en el que vivía.

Estaba terminando de acomodar mi cabello cuando escuché a los estúpidos guardias locales balbucear afuera de mi hogar.

–Sí, ese niño estúpido que vive en las afueras. Se lo llevarán.

Fruncí el ceño y mi corazón se aceleró. No podían estar hablando de Lee. ¿O sí?

Me acerqué a mi puerta para oír mejor, pero solamente escuché los pasos de los guardias alejarse. No podía soportar la idea de que se llevaran a aquel niño que había considerado como un hermano menor desde que me mudé a este pueblo hace unas pocas semanas.

Pero Lee era el único "niño estúpido" que vivía en las afueras del pueblo en una granja con su familia. Y él me había ayudado cuando había llegado perdida al pueblo, toda su familia había sido muy amable conmigo hasta que fui capaz de comprarme una pequeña casa en el pueblo.

Ese pequeño significaba demasiado para mí, siempre lo vi como a un hermano menor a quien debía proteger a pesar de que lo había conocido apenas hace un mes y algunas semanas.

Demonios, tenía que hacer algo o se llevarían al niño a la guerra delante de mis narices. Y yo no lo iba a permitir.

Tomé la daga que tenía y la guardé en mi cinturón. Luego salí de la pequeña casa y me dirigí hacia el centro del pueblo. Cuando llegué, vi a Lee amarrado a un palo y muchos guardias a su alrededor. ¿Qué demonios?

Estuve a punto de hablar, cuando vi a un tipo acercarse al lugar montado en una de las bestias que nunca me agradaron, un caballo avestruz.

–¡Sí viniste! –Exclamó Lee, emocionado y aliviado.- ¡Les dije que vendría! –Sonrió.

Fruncí el ceño y observé bien al tipo.

Él era de quien Lee me había hablado los últimos días. Un tipo misterioso que no lo delató cuando le jugó una jugarreta a uno de los guardias.

Y luego había ayudado en la granja de su familia, y aunque no les había dicho su nombre, Lee lo describió como un gran amigo, alguien amable que se preocupaba por él, incluso había comentado que le había comenzado a enseñar el arte de pelear con la espada doble que tenía.

Tenía un gran sombrero que cubría parte de su rostro, pero logré ver que tenía quemado un lado de su cara. Lo reconocí al instante, porque antes, él solía ser conocido y muy respetado.

El príncipe Zuko de la nación del fuego.


El príncipe y la akiva (Príncipe Zuko)Where stories live. Discover now