CAP 29

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No supe cuánto tiempo había pasado desde ese día. Días, semanas, quizás un par de meses.

Y aquella traición no hacía más que dolerme cada vez más.

Nunca le había dicho a nadie que lo amaba. Zuko fue la primera persona a quien amé de verdad, quitando de lado a mis padres. Y eso solamente me lastimaba, porque el sentimiento se mantenía vivo. Amaba a Zuko, a pesar de todo lo que hizo.

Y sabía que necesitaría mucho tiempo para curar aquella herida que me había dejado en el alma. Porque la del brazo, ya había sanado, dejando una cicatriz parecida a la que él tenía en el rostro.

Nos unimos al padre de Katara y Sokka en una nave robada de la nación del fuego, esperando a que Aang despertara. Toph me había prometido enseñarme tierra control a la perfección en cuanto tuviera la oportunidad. Y así fue. Ahora era una maestra tierra, aunque no completa como ella.

Le agradecí aquel gesto y me dediqué a observar el mar todo el tiempo.

Me había hecho buena amiga de todos allí, y ya todos sabían mi historia. Me costó bastante confiar en ellos completamente, pero al final supe que eran buenas personas y podría confiar en ellos.

Y aquella era la última vez en la que confiaría en alguien realmente.

Me encontraba con Katara y Toph, observando el mar. Ambas trataban de animarme como siempre, aunque esta vez no iba a servir de mucho, estaba muy triste.

–¿Te digo algo, Jazz? –Preguntó Toph. La miré y asentí.- Admiro tu fuerza.

–Sí. –Asintió Katara.- Es increíble que sigas adelante después de todo lo que viviste. Eres una gran akiva, aunque tengas mucho que aprender.

–Ni siquiera sé viajar al mundo de los espíritus. ¿Cómo se supone que haré todo lo que tengo que hacer si no puedo comunicarme con mis ancestros?

–Aang te ayudará con eso cuando despierte. –Sonrió ella, muy amable.

Entonces Toph giró, y sonrió ampliamente.

–¡Despertó! –Exclamó.

No entendí a qué se refería hasta que vi a Katara correr hacia Aang y darle un abrazo.

Todos caminamos en su dirección y cayó desmayado una vez más.

Esa noche Katara se quedó con él hablando. Me sentí nerviosa ya que al día siguiente lo conocería de manera oficial.

Y por alguna razón creía que él se decepcionaría de mí.

No dormí aquella noche, y en la mañana siguiente Katara, Sokka y Toph me presentaron.

–Aang, ella es de quien te hablé. –Comenzó a decir Katara.- Es la akiva. Jazz. Jazz, él es Aang.

–Hola, Aang. –Saludé, nerviosa.

–¿Akiva...? –Preguntó, confundido.- Pero...

–Sí, nos vencieron porque soy la peor akiva del mundo. –Lo interrumpí, evitando que dijera algo al respecto.

En ese momento una nave de la nación del fuego llegó y se colocó a nuestro lado. Todos nos escondimos y le dejamos todo al padre de los chicos de la tribu del agua.

Entonces Toph escuchó algo que no le gustó y decidió atacar, tumbando el puente de metal.

Realmente admiraba a esa niña ciega. Era una genia total.

Katara y yo corrimos hacia el mar y con agua control separamos ambos barcos, para ganar un poco de ventaja y escapar.

El barco aceleró, y nos comenzaron a atacar con catapultas. Toph tomó algunas bolas de tierra (no sé de dónde las sacó) y yo les prendí fuego con fuego control, para lanzárselas al barco enemigo.

Entonces una especie de serpiente marina gigante salió del agua y enroscó al barco de la nación del fuego que nos estaba atacando.

–¡Gracias, universo! –Exclamó Sokka, muy alegre.

Solté una leve risa al oírlo y todos nos relajamos un poco, para dedicarnos a reparar los daños que la flota enemiga nos había causado.

Por la noche habíamos llegado a un pueblo pequeño, y nos vestimos para salir a comer algo. Fuimos por Aang, y Katara dijo que nos adelantáramos, para dejarlos un tiempo a solas.

A decir verdad, algo me decía que Katara sentía algo muy fuerte por Aang. Era muy lindo saber que alguien al menos era feliz en medio de esta mierda.

Sokka, Toph y yo salimos del barco y comenzamos a caminar por el pueblo en busca de algo para comer.

–Perdona si Aang está muy molesto, él no es así realmente. –Sokka trató de explicarse.

–Entiendo el porqué de su actitud. –Dije, asintiendo.- Sería extraño si no actuara así. Está molesto consigo mismo.

Los tres llegamos a un pequeño restaurante en el pueblo y nos dedicamos a comer, conversando sobre cualquier cosa y nada al mismo tiempo, cuando Katara llegó hecha un mar de lágrimas.

–¡Se fue!

Los tres nos pusimos de pie y corrimos de regreso a la nave. Sokka, Katara y Toph subieron a Appa, y emprendieron vuelo en busca de Aang.

Quise ir con ellos, pero no sabía si sería una buena idea, así que decidí no acompañarlos.

El príncipe y la akiva (Príncipe Zuko)Where stories live. Discover now