CAP 24

337 37 0
                                    

Cuando volvió a despertar no paraba de toser. Yo le colocaba toallas frías en la frente para bajar la fiebre, mientras Iroh preparaba una especie de sopa de pollo.

–Tengo sed. –Logró decir.

Se levantó y tomó un balde lleno de agua, para luego volver a acostarse y no parar de toser.

Volví a mojar la toalla con agua fría y se la coloqué en la frente con suavidad. Sin poder evitarlo acaricié su frente con mi dedo pulgar.

–Gracias, Jazz. –Dijo, tosiendo levemente.

–No es nada. –Sonreí, mirándolo.

Iroh le hizo un té y Zuko se levantó de golpe, tras tener una pesadilla al parecer.

–No entiendo qué pasa.

–No es una enfermedad natural. –Dijo Iroh.- Lo que hiciste en el lago. Tienes una imagen fuerte de ti mismo, y lo que hiciste está poniendo en conflicto a tu mente y a tu cuerpo.

–¿Eso qué significa? –Preguntó, bebiendo el té.

–Estás viviendo una metamorfosis, sobrino. –Dijo, finalmente.

Miré a Zuko, quien había comenzado a toser.

–Tranquilo, Zuko. Estarás bien. –Sonreí, dándole ánimos.

Aquella noche no dormí, velando el sueño del príncipe. Incluso Iroh había quedado dormido.

Poco a poco el sueño me fue venciendo, y desperté al oír a Zuko levantarse de golpe.

–¿Estás bien? –Lo miré, preocupada.

Él asintió, tranquilizándose.

Esa mañana nos mudamos a nuestra nueva casa. Era de dos pisos, y mi habitación estaba junto a la de Zuko, mientras que la de Iroh estaba en el piso de abajo.

Me quedé observando la ciudad por la ventana mientras Iroh preparaba un caldo de arroz, y Zuko entró por la puerta con una enorme sonrisa. Esa actitud me sorprendió.

–¿Qué es ese olor?

–Preparo caldo de arroz. –Respondió Iroh.- No creo que sea de tu agrado.

–En realidad huele delicioso. –Sonrió.- Quisiera un poco.

–Zuko, estás diferente. –Comenté, con una sonrisa. Él me guiñó el ojo, causando que me sonrojara.

–Tenemos casa nueva, hoy se inaugura nuestro salón de té, y nada podría ir mejor.

Sonreí, orgullosa del príncipe.

Más tarde nos vestimos y celebramos la apertura del salón de té: "el dragón de jazmín."

Los tres nos quedamos observando cómo se iba llenando el lugar, Iroh estaba demasiado feliz.

–Quién diría que llegamos aquí como simples refugiados, y ahora tengo mi propio salón de té. –Comentó Iroh, feliz.

–Felicidades, tío. –Sonrió Zuko.- Te lo mereces.

Yo le dediqué una sonrisa feliz, demostrando que pensaba lo mismo que Zuko.

Pasamos todo el día preparando té y sirviéndolo.

Y por primera vez, Zuko pareció disfrutar aquello.

–Noticias del palacio. –Llegó un emisario, buscando a Iroh.

Iroh leyó la carta y juro que sus ojos brillaron como nunca antes.

–¡Hemos sido invitados a servirle té al rey tierra! –Exclamó, corriendo hacia la cocina.

Miré a Zuko y ambos sonreímos.

El príncipe y la akiva (Príncipe Zuko)Where stories live. Discover now