CAP 15

334 39 3
                                    

–¡Lo sabía! ¡El oro será mío cuando los entregue a la nación del fuego! –Gritó el viejo que anteriormente había jugado con Iroh.

Decidí seguirle la corriente para ayudar a crear una distracción que les permitiera escapar.

–¡El oro será mío! ¡Yo vi a estos fugitivos primero! –Grité, colocándome delante de ellos.- ¡El que los quiera, tendrá que pasar sobre mí! –Me coloqué en una posición de ataque, dispuesta a hacer lo necesario para que mis amigos escaparan.

Todos los otros vagabundos se pusieron dispuestos a atacar y miré de reojo a Zuko y a Iroh. Un tipo musculoso con cabello largo me atacó con tierra control, y logré esquivar su ataque, contraatacándolo con fuego control.

Otros dos tipos se abalanzaron contra él, y una gran pelea inició, todos los vagabundos peleando entre sí.

El viejo salió del lugar a hurtadillas, siendo seguido por Iroh, Zuko, y finalmente por mí.

Nos llevó a una vieja casa en medio del pueblo, donde dejamos atada a la bestia.

–Es un honor recibir a un miembro de tan alto rango de la orden del loto. –Habló el viejo, refiriéndose a Iroh.- Un gran maestro debe conocer muchos secretos.

–Ahora que jugaste tu juego, ¿pretendes hacer arreglos florales? –Preguntó Zuko, enfadado.

–Le ruego disculpar a mi sobrino. –Dijo Iroh.- El aún no es un miembro y no aprecia como nosotros las artes ocultas.

Luego de eso tocó dos veces una puerta.

–¿Quién quiere entrar al jardín? –Preguntó un hombre desde el otro lado.

–Alguien que ha probado la fruta y saboreado sus misterios. –Respondió Iroh.

Luego se abrió la puerta y entró el viejo, seguido de Iroh.

Zuko y yo estábamos por entrar, pero Iroh no nos dejó pasar.

–Esto es sólo para miembros. Esperen afuera. –Fue su argumento.

Zuko soltó un gruñido y se cruzó de brazos, enfadado. Lo miré y ladeé una sonrisa. Este tipo realmente era poco paciente.

–¿Qué es tan divertido? –Gruñó, mirándome.

–Nada. –Reí levemente.- Gruñón.

Ambos nos quedamos callados por varios minutos, así que me encogí de hombros y me senté, apoyando mi espalda contra la pared.

Zuko se quedó mirándome unos minutos, antes de aproximarse y tomar asiento a mi lado.

–¿Cómo se siente? –Pregunté, mirando a Zuko por el rabillo de mi ojo.

–¿El qué? –Respondió, frunciendo el ceño.

–Ser querido por un miembro de tu familia. –Respondí, mirando al piso.

–Mi familia no...

–Tu tío. –Lo interrumpí, sabiendo lo que me iba a decir.- Da tanto por ti... Y se nota que haría cualquier cosa por ti. ¿Cómo se siente?

–Yo... no lo sé. –Respondió.- Bien, creo. ¿Por qué lo preguntas? ¿Tu familia no te quería? ¿Por eso huiste de casa?

–No hui. –Confesé.- Me echaron.

–¿Por qué?

–Por que descubrieron que podía controlar más de un elemento. Eso hacía a mi familia una especie de enemiga del señor del fuego, porque creían que yo era el avatar. Dijeron que si no me iba, me iban a entregar al señor del fuego. Entonces me fui.

–¿Y estás sola desde entonces?

–Sí. –Asentí.- Por semanas estuve viviendo en casas de diferentes amigos, pero todos terminaban diciéndome lo mismo. Que si no me iba, me entregarían.

–Entonces esos no eran tus amigos de verdad.

–Lo sé. –Respondí.- Creo que por eso me es difícil confiar en las personas.

–¿Volviste a confiar en alguien después de eso? –Preguntó, curioso.

–Sí. –Respondí, sonrojándome levemente.- En ti. Y en Iroh.

–¿En mí? ¿Por qué?

–Porque eres como yo. –Suspiré.- Alguien que no sabe qué camino seguir. Alguien que ha conocido el dolor...

–Alguien como yo. –Repitió, casi en un susurro.

–Creo que es por eso que me fue fácil confiar en ti. –Sonreí de lado.

–Creo que sí. –Noté que una diminuta sonrisa se formó en sus labios también.

–Sé que para ti tampoco es fácil confiar en las personas, –Comencé a decir.- pero puedes confiar en mí. No los dejaré solos y nunca los traicionaré. –Dije, refiriéndome a él y a Iroh.

–Confío en ti. –Respondió, mirándome. Por alguna razón noté un diminuto brillo en sus claros ojos, que los hizo resplandecer.- Y yo tampoco te traicionaré nunca.

–Entonces es una promesa. –Sonreí, y por primera vez vi una sonrisa de lado suya. Una sonrisa sincera.

No sé en qué momento me quedé dormida.

El príncipe y la akiva (Príncipe Zuko)Where stories live. Discover now