6.-El miedo de un Ángel

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No habían tenido que pagar nada.

Después de pasar una comida relativamente tranquila que, gracias a Seokjin y su coqueto revoloteo de pestañas, fue interrumpida varias veces a causa de las excesivas atenciones del personal. Por esa razón, cuando pidieron la cuenta, no fue una gran sorpresa cuando el mesero les informó que nada se les cobraría puesto que, aparentemente, la casa invitaba todo lo consumido. 

Taehyung no había puesto realmente atención a la torpe excusa que el mesero había dicho entre tartamudeos —pues había encontrado mucho más interesante ver la manera en que Hoseok lamia los residuos de miel que aquel panecillo había dejado en sus delgados dedos—, pero ya que no era la primera vez que un lugar insistía en dejarlos ir sin tener que pagar nada gracias al íncubo, estaba seguro de que se había tratado de la misma cosa de siempre.

Algunas horas más tarde, después de haber pasado el resto de la tarde paseando entre tiendas y pequeños puestos de cachivaches que les llamaban la atención, mientras estaban sentados en una de las bancas del parque, conversando acerca de nada en especifico, al notar la forma en que el lugar poco a poco escaseaba de gente y la manera en que las lamparas comenzaban a encender sus luces, decidieron que ya era hora para que cada quien tomara su camino.

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—Maldición —gruñó Taehyung cuando finalmente llegaron a casa—. Esa mujer realmente tiene que conseguirse una vida antes de que agote mi paciencia y la obligue a hacerlo —musitó con el ceño fruncido, colocando las bolsas de las compras sobre la pulida isla de madera oscura con un tanto de brusquedad, provocando un leve estruendo.

—Tae, solo nos dio las buenas noches —dijo Hoseok con voz suave, uniéndose a él en la penumbra de la cocina. 

—¿Si? Pues no necesito sus buenas noches —replicó él, comenzando a sacar el contenido de las bolsas de manera ruidosa y casi furiosa, apenas importándole que la cocina siguiera inmersa en las sombras a causa de la ausencia de luz—. ¿Es que a caso no puede simplemente limitarse a  jugar a ser una bruja y estafar a los idiotas que le creen? ¿Cuál es su maldita necesidad de vigilarnos todos los días?

—Creo que utilizar la palabra vigilar es un poco excesivo.

Bufado ante sus palabras, Taehyung se apresuró a contestar, sin siquiera hacer el intento de ocultar su notable molestia.—¡Excesiva es la forma en la que Seokjin lleva comida a su boca! ¡Excesivos son los caprichos que Yoongi le cumple a Jimin! —exclamó en un bufido, con una sonrisa carente de humor—. No hay excusa para ella. Esa anciana sabe lo que hace. 

Tras él, Hoseok profirió un sonoro suspiro de derrota, rindiéndose ante el hecho de que, no importaba cuanto intentase convencerlo, o al menos hacerlo cambiar de opinión, de que la mujer de la otra cuadra —esa a la que él siempre le hacia caras feas o dedicaba malas miradas cuando pasaban frente a su pequeña mesa de lectura de tarot— no era nada más que una humana algo... entrometida. Tan solo eso. 

Escuchándole comenzar a espetar maldiciones en latín —algo que hacia comúnmente al enojarse— donde se refería a la aludida de formas no muy amigables, murmurando algunas otras cosas que no fue capaz de lograr entender por completo pero que estaba seguro, incluía algo acerca del allanamiento de morada, Hoseok dio la vuelta y se dirigió a la pared que se encontraba a tan solo unos pasos de él, con una pequeña sonrisa de diversión adornando sus facciones a causa de las palabras que el demonio, igual que a un niño pequeño que ha sido regañado injustamente, gruñía en molestia.

Sé identificar que tipo de intenciones tiene una persona y sé que no hay alguna maldita manera en que me equivoque al decir que esa mujer no es nada buena —musitó, aún en latín y de forma rápida—. Así que debo decirle a Jimin antes de irme, además de...

Fallen Demon †VHOPEWhere stories live. Discover now