Capítulo VIII

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Capítulo VIII

El Loto Negro

Neon Gravestones – Twenty One Pilots


Estaban en completo silencio, semi-ocultos en la oscuridad de la sala. Soo Lin trabajaba en silencio, sin saber que no estaba sola, sin saber que había sido descubierta por su ex compañera de trabajo y dos hombres un tanto... extraños.

Erin se le acercó por la espalda. Le dolía vagamente el labio partido y le daba vueltas la cabeza. Estaba cansada. Aquel estaba siendo el día más largo de su vida, más aún que cuando tuvo que marchase de Irlanda.

–Si le añades un poco de leche estoy segura de que serás toda una dama británica –susurró cerca de su oído mientras ella realizaba una pulcra y muy cuidada ceremonia del té.

Soo Lin se atragantó con un grito que le rascó la garganta y del susto soltó la antigua tetera que sostenía entra las manos. Sherlock, cuyos reflejos eran envidiables, la atrapó al vuelo.

–Cuidado. Tiene siglos de antigüedad –susurró mirándola a los ojos –. No querrá romperlo.

Estaba gratamente sorprendido. Habían logrado encontrar a Soo Lin... por fin una pista real, alguien que les ayudaría a resolver el código.

Le devolvió la tetera a la joven asiática y le dedicó una sonrisa torcida. Erin bufó ante aquel despreocupado gesto y se dejó caer en una silla junto a su ex compañera.

–Hola, Soo Lin. Siento haberte asustado. Eres un tanto... escurridiza.

John encendió las luces y así Soo Lin pudo ver bien los rostros de aquellos que la habían interrumpido.

–¿Erin O'Dwyer? ¿Qué haces aquí?

–Hemos visto el mensaje –interrumpió Sherlock –. Y tenemos algunas preguntas para ti.

–¿Les conoces? ¿Son amigos tuyos?

–Sí, les conozco. Pero no, no son mis amigos. A veces incluso me pregunto porqué estoy relacionada con ellos.

Él se aclaró la garganta. Estaba siendo ignorado.

–Queremos ayudarte.

La muchacha tomó la mano de la irlandesa entre las suyas y le acarició los nudillos.

–Has visto el mensaje que me han dejado, ¿verdad? Me ha encontrado y viene a por mí.

–Has logrado evitarle por ahora.

–Mejor que tú –añadió ella alzando los dedos al labio partido de Erin pero retrocediento antes de rozarlos siquiera –. Parece doloroso, ¿estás bien?

–No te preocupes por ello. Sólo cuéntanos... ¿por qué aún no te has ido del país? ¿por qué no te escondes de verdad?

Sherlock se apoyó sobre una mesa y dejó que fuese Erin (a la que al parecer Soo Lin no ignoraba descaradamente) quien interrogase a la única pista sólida que tenían hasta el momento.

–Tenía que terminar... terminar este trabajo –susurró Soo Lin mirando fijamente las teteras. Erin sintió como si algo se removiese dentro de ella; entendía perfectamente lo que era un trabajo sin terminar, un trabajo en el que realmente habías puesto tu cuerpo y alma –Además, ya es cuestión de tiempo. Me encontrará, tanto si me voy como si me quedo aquí.

Resiliente [Sherlock Holmes]Where stories live. Discover now