Durante la cena estuvimos hablando de todo un poco, se notaba que habíamos congeniado bien las dos familias.
- Ahora toca el postre - dijo Marco levantándose para ir a por la tarta que había comprado para la ocasión.
- Estoy deseando probarlo - dijo mi madre sonriendo.
- Y yo - dijeron Gilberto, Igor y mi padre a la vez.
- Pues yo la probaré porque tengo hambre - dijo Gabriel.
- Yo también porque seguro que está malo teniendo en cuenta que Sofi ha ayudado - dijo Gonzalo pensando que la habíamos echo nosotros.
- Aquí está - dijo Marco trayendo la tarta en la caja donde venía.
- Pero... ¿no era que cocinabais vosotros? - pregunto Gilberto tan confundido como el resto.
- Si, pero nos ha salido un desastre - mintió.
- Bueno y... ¿a que esperamos para comer? - pregunto mi hermano Gabriel que ahora si se le veía con ganas de comer la tarta, como se notaba que no la había echo yo.
- Primero queremos deciros una cosa - dijo Marco hablando por los dos, esto me pillaba un poco por sorpresa porque creía que les enseñariamos la tarta y que sacasen sus conclusiones, pero parecía que el tenía otro plan así que me puse a su lado para tratar de parecer que sabía de que iba la cosa y no parecer tan confundida como el resto.
- ¿El que? - preguntaron confusos.
- Pues que nos amamos mucho y que estamos muy felices de que las dos familias hayamos congeniado tan bien - explico brevemente.
- A nosotros también nos alegra de que seáis felices juntos - hablo mi madre por todos que estuvieron de acuerdo con ella.
- Si - dijo Gilberto - hacia mucho que no veía tan feliz a mi hijo - dijo sonriendo - Gracias Sofia por hacerle feliz - me agradeció.
Cuando me dispuse a contestar se me adelanto mi madre.
- Aquí los que tenemos que agradecer, somos nosotros a Marco - dijo mi madre con una sonrisa que daba a pensar que diría algo vergonzoso de mi, y así fue - teníais que haber conocido a mi hija antes de Marco, vivía enfadada con el mundo.
- Si la verdad es que era una auténtica gruñona - dijo Marco divertido recordando el primer mote que me puso y porque lo hizo después de nuestro primer encontronazo.
- Lo sigue siendo - dijo Gabriel que como siempre no perdía oportunidad de meterse conmigo.
- Ya no tanto - dijo mi padre en mi defensa, el si que podía apreciar cuanto cambie más que nada porque al principio me era imposible no discutir con el y ahora nos llevábamos bastante bien.
- Sofi no ha sido la única en cambiar, Marco también - dijo su hermano - antes era un mujeriego incapaz de mantener una relación larga.
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