Capítulo 9

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Capítulo 9

      No había día en que no tuviera miedo de ser encontrada. Aunque vivir una vida normal era lo único que le quedaba hacer por los momentos, para no asustar a Nicole. Albert había vuelto a aparecer en su vida cuando la primavera llegó, odiándose a sí misma, porque aquello le había hecho descubrir que una parte de ella había estado pensando en él. No había que negar que era un hombre muy atractivo. Su cabellera castaña clara le hacía verse más joven en ocasiones, aunque sus facciones pensativas le hacían ver que tenía la suficiente edad para ser un hombre. Un hombre que seguro tenía un séquito de admiradoras. Nadie podía ser tan ciego al estar en frente de su presencia. Sabía que permitirse conocerle no tan solo la ponía en peligro a ella, sino también a la pequeña Nicole.



     Como se le había hecho de costumbre en esos días, cuando sabía que alguien deseaba acercarse a ella, se volvió hermética al ver que caminaba de nuevo hacia ella. Había pensado que jamás volvería a verlo, pero por lo visto, se había equivocado.



— Buenos días, señorita Selena...

—Buenos días...¿En qué puedo ayudarle?

—Sólo he pasado a saludarla...—sonrió al ver que ella se negaba a ser amable con él, aunque ya había visto que le había sorprendido verle de nuevo.

—Bien, creo que ya lo ha hecho...Me encuentro ocupada en este momento, por lo que no puedo quedarme a hablar con usted.

—¿Eso significa que cuando se desocupe es posible que me acepté una invitación a tomar el café?

—Sí...—la traicionó su subconsciente, cosa que le sorprendió a sí misma—. Pero me temo que será imposible el día de hoy...

—Entonces, ¿mañana?—le preguntó Albert con picardía.

—¿Le gusta escuchar mis negativas?—inquirió Selena al cruzar los brazos.

—Posiblemente... ¿Me mandara a la inquisición francesa por eso?— sonrió al hacer un gesto típico de él.

—Me encantaría... Pero, lamentablemente no puedo.

—Le debo las gracias entonces...— expresó Albert, comprendiendo que ella solo buscaba cuidar de ella y de Nicole.

—Gracias por su invitación... Pero no tientes tanto a tu suerte...

— ¿Gracias? ¿Has dicho gracias? —expresó y luego se lamentó al observar el gesto de disgusto que había hecho Selena.

— Sí...—dijo y le miró seriamente— Y alégrate de tu suerte.

—Discúlpame, a veces deseo ser gracioso y logro lo contrario... Me agradaría solo invitarle una taza de café. Nada más. En eso no miento.

— Lo tendré en cuenta... Quizás me animé... Quién sabe...

—Entonces, aceptes o no, pasaré mañana y te preguntaré de nuevo.—Albert se marchó al no querer arriesgar más su suerte.



      Había pasado demasiado tiempo, y una parte de él, le decía que había llegado el momento de decirle quién era realmente y que le llevaba siempre a cruzarse con ella. No quería que sintiera más miedo. Ella necesitaba alguien en quien confiar. Y él necesitaba a alguien con quien hablar. Había estado armando un nuevo expediente, aunque no se lo había mencionado a nadie, que le llevaba a saber quién había sido Brooke Simons antes de desaparecer misteriosamente. Y sobre los casos en que había estado trabajando Ralph, pensando que algunos, aunque por una pequeña coincidencia, tuviera algún lazo con algunos de los casos con los que trabajaba Derek.



      Subió a su automóvil, prendió el motor y se alejó de aquel lugar, mientras prendía la radio, encontrándose con "Angels Fall" de Breaking Benjamin. En su silencio se preguntaba si había llegado a conseguir un "sí" por parte de Selena. Sabía con certeza que él había buscado algo que no se le había perdido y había encontrado lo que no había esperado. Lo había visto con sus propios ojos durante todo ese tiempo.



      Pero, ¿estaba él dispuesto a rendirse tan fácilmente?



     Era consciente que desde hacía tiempo, en las mañanas, cada vez que despertaba, la imagen de Selena persistía en su mente, al igual, que en las noches cuando aparecía en sus sueños. Preguntándole: ¿qué había sido mejor? ¿Jamás haberle conocido? ¿O descubrir que ambos habían centrado sus vidas en un propósito que les mantenía distante del amor?



     ¡Buen momento en que había tenido en que cruzarse en su vida y volverla en ese caos!



      Cuando Albert llegó a la pequeña propiedad que había comprado en San Francisco, se encerró en su habitación. No había querido mirarse ni siquiera en el espejo, cuando empezó a quitarse la ropa y lanzarla en la cesta de ropa sucia. Simplemente era consciente que miraría a alguien distinto. A alguien que él no conocía. A alguien que estaba acabando con su propio estilo de vida y la persona que él era. Bufó para adentro cuando tomó una toalla limpia y decidió tomar una ducha fría antes de acostarse. Se sentía tan agotado.



— ¿En quién te estás convirtiendo, Parker? ¿Será esta una señal de que debes resolver este caso pronto? Antes de que acabes con todo lo que has creado alrededor de ti... Una mujer como ella no es para ti. Te lo ha hecho ver de tantas maneras y sigues insistiendo en algo que jamás sucederá. Ella no te quiere cerca. Aunque no sabe quién realmente eres... ¿Cuándo se te ocurrió meter el corazón en este asunto?



     Entró en la ducha y dejó que cada gota recorriera su piel, por unos minutos. Se sentía tan relajante.



    Sin embargo, aquella sensación que le embargaba sobre la enigmática manera de ser de Selena le atraía aún más, que aquel deseo de huir. No... No podía marcharse y dejar todo aquello a la deriva, cuando había respuesta que necesitaban ser escuchadas.



     ¿Le perdonaría por mantenerse en silencio por tanto tiempo? ¿Cómo reaccionaría cuando supiera que la abuela de Nicole sabía que estaba viva? ¿Aceptaría su ayuda? ¿Confiaría en él?



      Y sobre todo, ¿se permitiría conocerle y compartir ese sentimiento que albergaba dentro de su corazón?

La Razón Para Continuar (4to libro-Serie "Un Cambio Inesperado")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora