No me rendiré.

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Elizabeth cuenta.

Ya estábamos en finales de este mes y Mark aun no volvía. No podía contactarlo por ningún medio, le mandaba montones de mensajes al día y no respondía ni uno solo de ellos. Mi “mejor” amigo me ignora.

La tensión entre Andrew y yo creció bastante pero solo unos días. Durante nuestro tiempo de convivencia jamás existió esa tensión tan malditamente incomoda. Pero eso no fue lo peor, si él creía que su madre tenía serios cambios de humor pues los de Andrew lo era mil veces peor. Después de otra cierta cantidad de días, ya me hablaba como si fuera su mejor amiga y no solo eso, creo que el decirle que me casare ¡No funciono para nada!

Pensé que si funcionaria, pero esa tensión solo duro como unos tres días, en los cuales me saludaba con un frio hola, se pasaba de largo y no me miraba si quiera. Estaba bien así, pensé que él se rendiría y se alejaría de mí, pero no. Y para el colmo Sir Nicholas me resulto un traidor, el muy peludo se escapa al departamento de Andrew cuando abro la puerta, corre hasta su puerta y comienza a maullar-cosa muy inusual en el- hasta que Andrew abra la puerta, todo eso crea momentos más incómodos de lo normal o momentos extremadamente vergonzosos, pero eso es otra cosa que contare en otro momento.

Lo único bueno de estos días, fue que la revista salió a la venta y todos los cambios que hice al parecer fueron muy buenas por que se vendió más ejemplares que lo normal. Ese también fue el día que me di cuenta que Andrew tenía unos cambios de humor increíbles.

Esa mañana al llegar a la empresa decidí tomar el ascensor, era temprano por lo que no había mucha gente aún, justo cuando el ascensor iba a cerrar, Andrew entro. Nos veíamos todos los días, pero usualmente tratábamos de ignorar la presencia del otro.

Éramos los únicos en el ascensor, ninguno se dirigía la palabra pero ese día ambos nos quedamos como embobados viéndonos el uno para el otro, si eso no es incómodo no sé qué lo sea.

Estuvimos así hasta el segundo piso.

-Buenos días. -Dijo el con un tono serio.

-Buenos días.

-Así que te casas. -Saco de repente el tema.

-Andrew, no creo que sea el momento de discutir sobre eso.

-Me debes muchas explicaciones. -Dijo mirándome con el ceño fruncido

-Lo sé, pero un ascensor no es lo mejor para eso.

-¿Por qué quieres olvidarme?

-Más que eso, quisiera que tú me olvides.

Finalmente el ascensor llego a nuestro destino, salí de ahí lo más rápido que pude, al llegar a mi oficina cerré la puerta y me deje caer en el asiento de mi escritorio. De pronto alguien toco la puerta.

-Por favor no seas tú. -Susurre par a mí misma.

Abrí la puerta y me encontré con Joanne.

-Hola Elizabeth, quería hacerte saber que en quince minutos el jefe quiere una reunión contigo en su oficina.

-¿Solo yo?

-Creo que sí.

-Bien, gracias.

Joanne me sonrió y se alejó, volví a cerrar la puerta y apoye mi cabeza contra esta. Quería alejarme de él, realmente así lo quería, pero parece que será imposible.

Después de lamentarme quince minutos fui a la oficina de Andrew, la puerta ya estaba abierta y no había nadie dentro.

-¿Hola?

Déjame olvidarteWhere stories live. Discover now