Bailemos.

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Andrew cuenta.

¿Alguna vez fueron a una fiesta en la cual se sentían como que no conocían a nadie y de paso estar sentado en medio de dos parejas que necesitaran una habitación y su único deseo durante esos momentos es irse de ahí?

Así me sentía yo exactamente y aun que conocía a todos los trabajadores no tenía una relación íntima con ninguno de ellos más que Joanne quien besaba a su esposo efusivamente y del otro lado estaban los amigos de Elizabeth, George -al que quise despedir una vez- y su amiga de facturación de la que aún no se su nombre,  dándose uno que otro beso y jugueteando con sus manos. Y yo ahí bebiendo litros y litros de champagne a modo de pasar el rato.

Nada estaba saliendo como lo tenía planeado. Para empezar justo el día de hoy había amenazas de que llovería por lo que la fiesta en vez de llevarse a cabo en el jardín fue suspendida para que se realizara dentro del salón que el mismo lugar tenía.

Después de decorar aquel salón, se veía muy bien. Las paredes blancas le daban un toque elegante, la tarima era más grande que la del jardín, perfecto para que la orquesta y el cantante entren con comodidad, y como todo gran salón tenía un gran candelabro colgando del techo. A mí me gusto como quedo, hasta ahí todo estaba bien. Es mas, incluso todos me hicieron caso y todos llevaban vestidos o trajes blancos, me costo encontrar un terno blanco y debo decir que lucia muy bien en el.

Pero ahora que Elizabeth no llegaba me empecé a poner nervioso, llame a su celular, pero nadie contestaba, llame al de Mark y tampoco me contestaba, llegue a pensar que tal vez no vendría y con cada minuto que pasaba las esperanzas de que llegue se desvanecían.

La música resonaba fuertemente, los de la orquesta y el cantante eran muy buenos, a todos les gustaba la música y una gran mayoría ya habían bailado varias canciones excepto yo. Y aun que recibí varias invitaciones de mujeres para bailar, no acepte ninguna, no quería estar sudado para cuando Elizabeth llegue.

 Joanne se sentó a mi lado respirando fuertemente, después de haber bailado con su esposo, él se alejó por unas bebidas y Joanne se detuvo a mirarme.

-¿Qué tienes? Esta es una gran fiesta pero pareces aburrido.

-Ella aun no llego.

-Tranquilo, ya llegara. Recién son las nueve y treinta. Por cierto el cantante me dijo que tocara Everything de  Michael Bublé  ¡Amo a Michael Bublé!

-Es la canción que Elizabeth y yo bailaremos.

-¿Cómo sabrán los músicos en que momento tocaran la canción?

-Le dije que en cuanto vaya a la pista empiecen a tocar la canción. Pero no llega.

-Llegara, tu tranquilízate y deja de ver la puerta de entrada cada diez segundos.

-Es inevitable.

Joanne estaba a punto de decirme algo mas pero prefirió quedarse callada y beber del trago que su esposo le trajo, mire a la gran puerta de entrada que ya había mirado gran parte de la noche, hasta que por fin todas mis plegarias fueron escuchadas.

Elizabeth llego.

Me quede petrificado en mi lugar, mientras Joanne me decía un “te lo dije” al que no preste mucha atención, seguía embobado ante la imagen de aquella mujer que había entrado. Elizabeth se veía completamente preciosa, si yo pensaba que ella ya lo era no había una palabra que llegue a como se veía ahora. Ese vestido blanco se pegaba a los lugares indicados de su cuerpo, su cabellos andaba suelto con una suaves ondas, su rostro reflejaba una sonrisa radiante y cada paso que daba reflejaba seguridad.

Déjame olvidarteTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon