EL MERCENARIO DE TALANA

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Los príncipes y princesas llevaban dos días viajando a caballo. Todos incluso los caballos estaban agotados y necesitaban descansar en un lugar cómodo. Las dos últimas noches las habían pasado a la intemperie con tal solo el fuego como abrigo y las estrellas como su tejado. 

— Solo tenemos comida para medio día más —dijo Neror mientras rebuscaba en las mochilas que colgaban de los caballos. 

Todos descansaban sentados en unas rocas cerca de un arroyo. Aprovechaban que los caballos bebían del agua para llenar sus cantimploras.  

— No podemos seguir así, necesitamos parar en alguna aldea para descansar y reponer la comida —comentó Miroslav. 

Lyubov se acercó a Malle y miró a su alrededor antes de hablar. No quería que nadie supiera lo que iba a decir. 

— ¿A qué te referiste con que soy una maga? —preguntó en voz baja. 

Malle levantó su mano y la depositó con delicadeza sobre el hombro de la princesa. Sus palabras no tardaron en llegar a la mente de Lyubov. 

"Pues a que eres una maga. ¿Tienes miedo a que ellos lo sepan?" —preguntó mientras observaba a los demás de reojo. 

La princesa agachó la cabeza. 

— No quiero que me teman. Los magos son temidos por la gente. Hasta ahora era alguien normal. 

"Tú nunca has sido normal, eres una princesa" 

—Ya sabes a que me refiero —dijo con una sonrisa.

"Aún no sabemos a que grupo perteneces, a los oscuros, o a los blancos" 

— ¿Cómo se puede saber eso? —preguntó intrigada. 

"Lo sabrás tu misma cuando decidas a que torre quieres dirigirte para aprender sobre la magia. La torre de Elilto, donde los magos blancos se establecen allí o hacia la torre de Raasgriel, donde encontrarás a los magos oscuros" 

— Espero que ese día nunca llegue, en cuanto todo esto termine regresaré a Kalarra a cumplir con mis deberes de princesa. 

"Nadie puede huir de su destino, ni tan siquiera su majestad, princesa de Kalarra"  

Lyubov se alejó de Malle, intentando alejarse también de aquel destino. Ella lo único que deseaba era volver a Kalarra, su hogar. 

— ¿Cuál es el plan? —preguntó mientras se acercaba a su hermano. 

— Lo mejor sería detenerse en la próxima aldea —respondió Addy. 

— No hay una próxima aldea. Se trata de la ciudad de Talana —dijo Nerur mientras miraba a Miroslav. 

El joven príncipe se quedó pensativo. 

—Llamaremos demasiado la atención Miros, creo que deberíamos aguantar hasta llegar a una aldea. 

—No podemos hacer eso Nerur, los caballos no aguantarán mucho más. Necesitamos descansar un par de noches —decidió el príncipe de Kalarra. Su caballero asintió conforme a los deseos de su príncipe. 

Subieron de nuevo a los caballos para dirigirse hacia la ciudad. Talana era una bella ciudad, rodeada de colinas altas formando una fortaleza que los protegía del gélido frío del invierno y del cálido verano, además de futuras invasiones y guerras. 

Al entrar en la ciudad quedaron maravillados de los altos edificios hecho por piedra maciza, tan altos que casi podían tocar el cielo. Un cielo que estaba oscureciendo poco a poco, y debían de buscar refugio antes de que llegara la noche. 

AYSIRIAL, LA NUEVA ERA. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora