POR CAMINOS SEPARADOS

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Salieron a hurtadillas de la aldea hasta llegar al bosque y adentrarse en él. Se detuvieron aliviados de que lo habían podido lograr. La noche les daría una gran ventaja hasta el amanecer, después de nuevo todos los estarían buscando como locos. 

Eso significaba que ambos grupos tenían que separarse en aquel mismo momento. Lyu no quería ver marchar a su hermano, sin él estaría completamente sola, sin protección. Aquello le producía demasiado miedo. 

—Estarás bien —dijo el principe de Kalarra. No solo era una simple frase de consuelo hacia su hermana, si no una autoritaria orden hacia su caballero Nerur. Este que lo había escuchado alto y claro, asintió con la cabeza. 

—Hasta que nos volvamos a encontrar —La mano de Miros estrechó con fuerzas la de Aeon. 

—Hasta que nos volvamos a encontrar. 

Las chicas se abrazaron y se despidieron, no si antes desearse palabras de aliento, ánimo y fuerza. Pues lo que les esperaba a todas ellas, no sería nada fácil. El camino que el dios del Oráculo les tenían preparado, era oscuro, cruel y posiblemente el peor de sus cortas vidas. 

Ambos grupos se separaron. Miros, Liliana, Addy y Malle decididos a enfrentar al rey de Gyford, Rojan y salvar la vida de Edgar. Lyubov, Aeon, Nerur, Liam, Cataline y Hann hacia la torre de Elilto, para encontrar la supuesta única forma de detener a los magos oscuros. 



El primer general del ejército de los Rebeldes, entró apresuradamente a la sala de reuniones. Aquella sala ya no era solo lugar de reuniones formales. Se había convertido en una sala de guerra, donde había un mapa enorme ocupando todo el largo de la mesa, las sillas se habían alejado hacia las paredes. Y todos los reunidos contemplaban de pie nerviosos el mapa. Este tenía por encima miles de objetos y figuras desplegados por todo el papel. 

—Informe —dijo la voz del rey de Kalarra. 

—Nuestros hombres siguen acampados en los límites de Gyford. Envíanos hace dos días una caballería hacia el castillo en son de paz. Aún no han vuelto, mi señor. 

—¿El rey de Thiday? 

—Sin noticias aún, mi señor. 

—¿Qué vamos a hacer David? —preguntó Marcus, que junto con Sasha se encontraban en Kalarra, buscando una solución a todo lo que se les avecinaba. 

—El rey de Gyford, ha mandado a todo su ejército a las afueras de la ciudad. Están listos para atacarnos en cualquier momento —informó el general de los Rebeldes. 

David puso sus ambas manos sobre el mapa, apoyando todo su cuerpo y todo el peso que sentía sobre aquel mapa. Agachó la cabeza entristecido. 

—Moviliza a todos nuestros soldados, atacaremos en cuanto ellos avancen —ordenó entonces. 

—Sí, mi señor. 

El general se dispuso a salir de la sala de reuniones, pero la voz de su rey lo detuvo a escasos paso de la puerta. 

—Iré contigo. Mi deber ahora, es estar al lado de mi ejército. 

Sara, la Dama de la Luz, lo detuvo cogiéndolo por el brazo. Lo miró con ojos suplicantes. 

—¿Es necesario todo esto? —le preguntó con voz temblorosa. 

—No soy yo quien quiere esto mi reina —le dio un dulce beso en la frente y salió junto con el general. 

Sara se quedó con la mirada fija hacia la salida de la sala, Sasha le tomó de la mano con fuerzas. Y Marcus salió de la sala cabizbajo. 

A todos les afectaba aquella situación. No solo Aysirial dejaba atrás la paz, si no que esta guerra enfrentaba a dos reyes que una vez fueron grandes amigos y aliados. Dos regiones iban a librar pronto una gran batalla, donde ambas perderían las vidas de grandes soldados, e incluso algún rey podría caer. 

AYSIRIAL, LA NUEVA ERA. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora