•|Capítulo 9|•

3.2K 226 19
                                    

Al día siguiente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Al día siguiente...

Froté mis manos en un intento de sentir algo de calor. La mañana se había vuelto helada en cuestión de horas y la cortina que la rompí sin querer es la prueba de ello, pues digamos que queriendo taparme con algo agarré una tela que en mis sueños se trataba de una sábana y de un tirón la rompí. Así que cuando se me cayó en la cabeza junto al fierro no solo desperté a las chicas por el ruido sino que me quedó un chichon  en medio de la frente.

«Genial...»

—¿Y si nos levantamos? —pregunté mirando el impecable techo y al cabo de unos segundos sentí el impacto de una almohada en mi rostro.

—Si... tienes razón. —contestó Gemma desde su lugar con una almohada de peluche en mano, la cuál usó para golpearme anteriormente. Miró en mi dirección y me sonrió.

Apunto de levantarme sentí nuevamente el impacto de la almohada en mi rostro.

  —¡Gemma!

Ésta hizo un puchero. —No puedo resistirme ¡eres muy adorable! -—se defendió con una mirada de cachorrito regañado.

Y de un momento a otro ella terminó tirada sobre mis piernas, con el rostro enterrado entre las sábanas y para sumarle; con una almohada en la cabeza. Me aguanté la risa. Atrás, Kayla se tronaba los dedos con una mirada inocente.

—¡Ups! Es tú culpa por ser adorable. —Sonrió y me guiñó un ojo. Le devolví la sonrisa.

Gemma levantó su cabeza y la observó agradecida.

  —¡Gracias! —contestó ella levantándose de un salto con agilidad. Nos sacó la lengua y se dirigió a la puerta totalmente decorada con pósters de helados y galletitas dónde la abrió y desapareció por el pasillo. Kayla se encogió de hombros divertida y la siguió.

«Ah bueno...»

Me levanté, agarré un buzo negro a las apuradas y me dispuse a correr para alcanzarlas en las escaleras.

Gemma corrió hasta la cocina con una sonrisa aún más grande y gritó.

—¡Buenos días fami... —se detuvo en seco y miró hacia los lados confundida. Me acerqué aún más hasta estar a su lado y ver la razón por la cual se detuvo, la sala se encontraba tal cual como la habíamos dejado el día anterior; desordenada, con manchas de pintura y brillo en los asientos, la caja de pizza que habíamos pedido de último momento seguía intacta al igual que la nota de mi tía en la esquina de la mesa.

Mordí mi labio incómoda.

—Tal vez Génesis sepa si salieron a algún lado o si le dijeron algo, ya saben ella se levanta mucho más temprano que todos nosotros y no le gusta salir por las mañanas. —dijo Kayla cortando el silencio incomodo.

Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora