•|Capítulo 10|•

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 —No es verdad

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 —No es verdad...—negué repetidas veces con la cabeza. Mis mejillas comenzaban a arder y mi respiración a entrecortase.

Harry levantó su mano para que le preste atención.

—Lo es, lamentablemente. —Habló con la mirada triste. Negué una vez más y agaché la mirada.

—¡¿Qué más tiene este pueblo?! —grité apretando mis puños. Levanté mi mirada hacia ellos incrédula. —¿Vampiros?

Harry nuevamente levantó su mano y sabiendo lo que iba a decir, solo negué.

—No lo digas. —murmuré muy bajamente. —Solo... Solo déjenme aceptar esto. —inhale y exale profundamente. Acepté la existencia del pequeño azul y las sombras asesinas. Esto no deberia costarme tanto.

«No debería Luna.»

Suspiré y caminé hasta estar frente a ellos.

 —Vamos por nuestros padres. —dije con una mueca. Entre ellos soltaron un fuerte suspiro y me sonrieron aliviados.

 

                              (••)


 
Nuestros pasos resonaban en medio de los pasillos de la casa del alfa. Si, del alfa. Por lo que me explicaron en el camino es el primer al mando, quién de cierta manera guía a la manada junto a su pareja y buscan solución a los problemas. En este caso el alfa del "pueblo" –si es que aún puedo llamarlo así– acaba de volver de un viaje en busca de su pareja, así que no tenemos idea si fue exitosa y si eso afectará su humor el día de hoy.

Noah se nos adelantó y golpeó la puerta del despacho del alfa sin ninguna pizca de delicadeza. Kayla se acercó con la intención claramente de golpear ella misma la puerta pero ésta fue abierta abruptamente. Una alta figura apareció frente a nosotros, desprendía algo poderoso pero no lograba sentir qué, talvez su aura. Y para desgracia de todos el pecho de esa figura poderosa fue golpeado sin querer por Kayla. No puede ser...

«¿Él es el primer al mando?»

Abrí ligeramente mi boca impresionada, me imaginaba a un hombre mayor de unos cincuenta y pico de años; con barba, el cabello gris y desprolijo, cicatrices marcadas y pequeñas arrugas en su rostro pero mi sorpresa fue otra al tener casi frente a mí a un chico que podría rondar por los veintisiete de cabello azabache y perfectamente arreglado, sin ojeras, ojos negros y brillantes sin una pizca de maldad en ellos. Me pegué una cachetada mental y presté atención a mí alrededor.

—Alfa ¿podríamos hablar con usted un momento? —preguntó Harry de manera seria.

Él chico se lamió los labios, sin intención de ser discreto, viendo en su dirección.

—Claro pasen... —sonrió y se hizo a un lado inclinando su cabeza.

Avanzamos lentamente y nos acercamos hasta su escritorio. Giré mi rostro curiosa observando como el chico cerró la puerta con suavidad y con pasos lentos pero seguros caminó hasta su escritorio y buscó algo en los cajones.

Luna Where stories live. Discover now