Luna es una humana común y corriente, algo torpe y sentimental, que con su nuevo corazón roto irá de vacaciones a este misterioso pueblo en busca de olvidar el pasado. Lo que ella no sabe es que ese pueblo en medio del bosque la arrastrará consigo a...
Un escalofrío recorrió mi cuerpo ante la desesperación en el ambiente. No, no solamente desesperación, también miedo en cada rincón de la mansión y enojo flotando en el aire. Una tormenta de sentimientos. Mi corazón golpeaba fuertemente en mi pecho mientras corría por los abandonados pasillos. Se oía muy vagamente los disparos, gruñidos y aullidos a la distancia.
—¡Por aquí! —gritó Harry adelantándose. Llegó hasta un ventanal que daba directamente con una calle desierta. Tomó una silla de color blanco y la tiró fuertemente hacia el cristal. Llevé mis manos a mis orejas tapándome de el estruendoso sonido del ventanal quebrándose. Él y el resto se acercaron con mucha velocidad y saltaron. Con mucho cuidado de no cortarme salté y aterricé torpemente.
«Huir no es lo mío...»
Me quejé mentalmente y comencé a correr por la calle desierta tratando con todas mis fuerzas de alcanzarlos. Casi tropecé con una piedra pero llegué junto a ellos. Llevé una mano a mi pecho intentando calmar mi respiración y los miré. Todos teníamos la misma duda muy desesperante implantada en nuestro rostros...
«¿Y ahoraqué?»
Blas dió un paso al frente con la mirada seria.—Nos adelantaremos a buscar provisiones a la casa. —Habló y le dió una indicación con la cabeza a Zac y Erick.
Éste último también con el semblante serio se acercó lentamente hacia los últimos restantes; Noah, Elián y Harry.
—Cuiden a ellas con sus vidas, son mi tesoro...—les advirtió señalando en nuestra dirección.
—Siempre. —Contestaron los tres al unisono. Se dieron un abrazo y se despidieron con un buen apretón de manos.
Erick se dió la vuelta y se acercó en nuestra dirección con una sonrisa. Le devolví la sonrisa. Él se tiró sobre nosotras aplastandonos, colocó un brazo sobre el cuello de Kayla y el restante sobre los hombro de Gemma y el mío.
—Sé que podrán defenderse por su cuenta pero necesitaba decirle a esos idiotas que hagan algo... —susurró divertido y nos abrazó aún más fuerte. —...Cuidenlos a ellos también.
Se alejó un poco y nos guiñó un ojo antes de ir tras su hermano y amigo.
—Luna... —Kayla me llamó.
—¿Si? —contesté girando en mi lugar.
—Vamonos... —señaló hacia la calle desierta. No había absolutamente nadie además de nosotros. Asentí y comencé a caminar detrás de ellos hasta que sentí el impacto de algo duro sobre mi cara. Torpemente levanté la mirada. Me había chocado con la espalda de Elián quien no se movía de su lugar, bufé internamente. Lo rodeé y ví la razón por la que se detuvo. Matteo corría hacia nuestra posición con la ropa manchada en sangre, sus manos también se encontraban igual pero desde la distancia se notaba claramente que temblaba extremadamente.
