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-Hola, Dave.

-Hola, señorita Frall.

Fingí mirarle mal.

-Por favor, Annie. Solamente Annie.

Su sonrisa se ensanchó cuando me abrió la puerta.

-De acuerdo, que tenga un buen día, solamente Annie.- sonreí al escuchar su carcajada una vez que estuve dentro.

Mientras caminaba hacia mi despacho, mi vista voló hacia el ascensor, que se acababa de abrir.

Fruncí el ceño al ver a una muchacha arreglándose el escote y la falda blanca de lo que parece ser un uniforme de limpieza.

No me vió porque yo estaba ya abriendo mi puerta, por lo que me aseguré de que era la de la limpieza.

Sonreí cuando se tropezó con el cubo de fregar y maldijo en silencio. Luego me puse seria. Estaba claro que acababa de tener relaciones sexuales.

Entré y entrecerré la puerta cuando una voz de mujer mayor llenó el vestíbulo.

Desde la puerta entrecerrada pude admirar cómo la mujer mayor, vestida igual que la joven, Le regañaba por lo bajo por no haber hecho una mierda en todo el día.

Deben de ser las que se encargan de limpiar el edificio y los apartamentos de los hombres, ya que dudo que ellos sean ordenados y limpios.

No tuve que colocar las sillas porque estaban tal cual las dejamos ayer, lo que me hizo dudar del buen trabajo de ambas mujeres.

Dejé mi bolso encima de la mesa y en cuanto la puerta se abrió, sonreí al escuchar sus voces varoniles.

-Buen... - mi móvil empezó a sonar y yo suspiro al ver que es Fátima. Colgué y me volví a dirigir a ellos con una sonrisa - Buenos días chicos.

-Lo serán para usted, doctora.

Debo decir que me gustó el nombre con el que me llamó Matt.

Fruncí el ceño, sentándome al igual que ellos.

-Hablaremos de ello más tarde, ¿de acuerdo Matt? - me miró vacilante pero acabó asintiendo- Bueno, ahora que... ¿Y el señorito?

Todos rieron y no pude soportar el no acompañarles.

-El animal siempre llega tarde, es una cuestión de respeto para él- ironizó Paul.

Iba a preguntarle la razón de que le llamasen animal cuando pegué un brinco en mi sitio.

¿La causa? Un fuerte y serio hombre que acababa de entrar. Ni si quiera me miró y ni se molestó en pedirme disculpas por el retraso.

Se sentó en su sitio de siempre, en frente de mí, y cruzado de brazos, empezó a dar botes con su pierna, mirando a la nada.

-Bueno... - le seguí mirando, ya que era obvio que algo pasaba. Pero acabé carraspeando y mirándoles con una sonrisa- Quiero saber de vuestras familias.

-Mira, gitana, te puedes volver por...

-Acaba esa frase y te juro que soy capaz de ponerte a mirar la pared toda la sesión.

Mi amenaza fue un poco ridícula, pero me conformé cuando me miró como si estuviese chalada, negando finalmente y acomodándose bien.

-Como estaba diciendo, creo que nos vendría a todos conocernos mejor. Hoy el tema de sesión es la familia- di una palmada, haciendo que todos subiesen la mirada del suelo- Hoy me a tocado elegir el tema a mí, pero a partir de ahora iremos por turnos. Tal cual estamos sentados, hablaremos del tema que uno decida, siguiendo el orden en el que estamos sentados.

GITANA✓Où les histoires vivent. Découvrez maintenant