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Volví a hacerles terapia.

Media hora en silencio escuchándolos y dándoles consejos. Luego cogía mi silla y en silencio volvía a entrar a mi habitación.

Es el lugar donde he estado éstos días. Después de aquella pelea mortal con Tristán. Después de recibir la llamada de una Fátima destrozada, diciéndome que va a morir.

Después de enterarme de que mi familia, o la que solía serlo, se mudó hace poco del país. Para empezar una vida nueva, me dijo mi mejor amiga.

Reconozco que estuve todo el día vomitando a causa de la decepción de escuchar eso.

Removí un poco más los huevos en la sartén para luego apagar el fuego. Mientras me estaba sirviendo la comida en el plato, la puerta de mi habitación fue abierta de golpe.

Me giré con el corazón en la boca, pero me tranquilicé al ver a Dora. Pero me volví a alterar al ver su cara alterada.

-Es la mujer que nos dijiste, está en el vestíbulo.

Mi boca se secó y corrí rápidamente a ponerme unas zapatillas y para peinarme un poco.

Cuando salí, la vista felina de Lety me inspeccionó de arriba a abajo. Su vista fue detrás mío pero reaccioné tarde y cerré la puerta de mi habitación.

La mirada burlona me dejó saber que ya había visto lo que había dentro.

-¿Reside bajo el mismo techo que unos criminales, señorita Annie? - eleva una ceja, llevándose al pecho la carpeta azul que traía.

Evité fulminarla con la mirada, ya que odiaba que se refiriese a ellos con ese sobrenombre.

Y ella lo sabía. La simio lo sabía y lo decía a posta para enfurecerme.

-No, señora Lety- sonreí contenta al ver su mirada endurecerse- Vivo bajo el mismo techo que unas personas. Y es parte de mi trabajo, lo cual, no le incumbe.

Me percaté de que se mordió el interior de su mejilla.

Y cuando abrió la boca, posiblemente para decir algo hiriente, su mirada se fijó en algo detrás de mí.

Casi grito milagro al ver una media sonrisa formarse en su boca, pero la alegría se me fue cuando me percaté de las presencias que había a mis espaldas.

-Vaya, por fin tengo el placer de conocerles en persona.

Caminó hacia ellos, que estaban al pie de las escaleras.

Tendió la mano a Rob y a Matt, quienes le sacudieron la mano tras presentarse, con miradas serias.

Casi río al ver cómo Cris y Paul esquivaron su mano para simplemente decir sus nombres y después caminar para ponerse a mi lado.

-Tristán, y el placer es todo mío- ésta vez fui yo la que se mordió el interior de sus mejillas al observar cómo cogía su mano y dejaba un suave beso en su dorso.

Tragué saliva duramente y Rob negó con la cabeza discretamente al verme dar un paso hacia delante.

-¿Y a qué se debe el honor de su presencia? - forcé una sonrisa, haciendo que dejase de devorar a Tristán con sus ojos para verme a mí.

El asco en su mirada volvió y me tendió una hoja que llevaba en su carpeta.

-Le he traído una copia de las reglas que debe establecer mientras trabaja aquí y...

Se calló cuando arranqué la hoja de sus manos y la hice trozos.

Los arrojé delante de ella y di pasos para intentar intimidarla, pero la mano de Dora sujetando la mía me frenó de seguir avanzando.

GITANA✓Where stories live. Discover now