Sospechas

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-Leni perdón si estamos asi, mi cama no es demasiado grande.

-Mejor para mi, Linki. Así estoy mas cerca de ti.

Ambos se encontraban abrazados y juntos, envueltos entre las sábanas, riendo y disfrutando de la compañía. Ella estaba apoyada en el pecho de Lincoln, y él jugaba con sus mechones rubios mientras de la nada, la chica se abalanzó y lo besó tiernamente en los labios, haciendo que el tiempo mismo se detuviera. El beso duró una hora exacta y Lincoln quería más. La envolvió por la cintura y ella reía por las cosquillas que producían el rose de las manos del chico en la espalda. Leni movía su nariz chocándola contra la de su hermano para luego terminar con un apasionado beso.

-Tengo hambre ¿Quieres desayu... ¿Que estás haciendo? -Preguntó Lincoln mientras sonreía.

-Las parejas se hacen esto, lo vi en algún lado. Es un chupón en el cuello. ¿Te molesta?

-Oh Leni...

Lincoln no quería romper el momento romántico con decirle la verdad, sería imposible formar una pareja con tu propia familia. Solo se tragó la realidad y él le hizo lo mismo. Leni no podía parar de reírse por las cosquillas que le hacía el chico tratando de hacerle un chupón.

-El desayuno puede esperar Linki.

-Pero son las... Doce del mediodía.

-Ya pasó la hora del desayuno ¿No? -Preguntó ella y de respuesta recibió un pequeño beso.

Las horas pasaron pero a ellos no les importaba nada, ahora se encontraban dando el amor reprimido con besos y abrazos. Ni siquiera comieron y ni se levantaron, siguieron acostados riendo y continuaron con lo de anoche.

.

Ronnie Ann elegía la ropa que iba a usar en la salida con Lincoln, no quería ir elegante ya que ella no era de esas chicas. Solo se puso ropa casual y se miró al espejo.

-Es hora del show.

-¿Estas lista hermana? -Preguntó Bobby al otro lado de la puerta.

La chica salió y agarró su billetera con dinero y salió hacia afuera junto con su hermano, que la llevaría al centro comercial y como habían planeado antes, vigilaría a Lincoln a distancia. Se subieron al auto y se encaminaron al destino.

-Acuérdate Bobby: Anteojos, gorro, binoculares y lo mas importante, atención.

-¿Desde cuando eres la jefa?.

Ronnie sonrió por ello. -¿Tu crees? Somos un equipo pero creo que es así como dices.

-Soy el mayor aquí, tendría que ser el jefe. ¿Quien tiene licencia para conducir aquí?

-Pero bien que cuando escuchas los pasos de mamá se te para el corazón. -Dijo la muchacha golpeando amigablemente a su hermano. -Ya llegamos... Acuérdate Bobby del plan.

-Si si si, de acuerdo Ronnie. Ve y haz tus encantos.

Bobby estacionó el auto y bajó junto con su hermana. Ambos siguieron el plan, se separaron y se mezclaron entre la multitud que iba y venía en el centro comercial. Ronnie Ann se sentó en una banca, sacó un reloj y eran las tres y cuarenta y cinco. Había arreglado con Lincoln en verse a las cuatro pero a ella le gustaba estar antes y ahora con más razón. Bobby se encontraba sentado en un bar, tomando un café expreso con un gorro y anteojos, simulando también que leía un diario para tapar los binoculares. Ronnie Ann recordó el estado de ánimo del chico Loud, parecería que lo había visto antes. Quería saber lo que le pasaba y si cuando ella se distraía, Bobby se encargaría de ver los detalles perdidos. Eran las cuatro en punto y no hubo aparición de Lincoln, Ronnie se imaginó algún inconveniente para que el chico se retrase, como la mayoría de las veces. Pasó veinte minutos y la muchacha comenzó a apretar su remera con impaciencia. Bobby había pedido en tercer café, alzó los binoculares con disimulo pero no vio nada. Pasó cuarenta minutos y la expresión de Ronnie Ann hicieron que su hermano tragara saliva al verla por los binoculares. Pasó una hora, nada más que decir. Los Santiago se hicieron señas y la misión se abortó. Después de comprar unos helados, Ronnie y Bobby subían al auto mientras comían lo que compraron.

Doce días con ellaWhere stories live. Discover now