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De nuevo al siguiente día ocurrió lo que más temía; una conversación vacía iniciando la penosa y aburrida mañana de un miércoles.

Felix suspiró cerrando los ojos con un pesar demasiado incómodo por su pecho y alrededor de este... ¿Qué le estaba doliendo y preocupando tanto? ¿Tal vez sea el acosador de la madrugada o su mejor amigo?

Ambos.

Su cabeza dolía dando paso a otro suspiro más cargado de angustia de tanto pensar en dos personas importantes. Más bien, ¿era el chico de los mensajes una persona especial para él? Args, qué idiota era por meter a alguien más en su propio mundo y que este le diera dolores de cabeza una y otra vez. Pero él no tenía la culpa, era del australiano.

Se acostumbró mucho a que todas las mañanas le llegara una notificación de Kakao Talk de un número que desconocía literalmente, hasta le agregó poniéndole un nombre por simple aburrimiento y curiosidad por cuántos días seguiría así. Entonces esos días se convirtieron semanas, dando paso a lo que estaba ocurriendo actualmente. Tal vez si hubiera bloqueado al número desde un principio... Pero no, con lo buena persona que es Félix y con su corazón enorme lleno de simpatía, le fue misión imposible. Más cuando supo que quien se encontraba detrás de la pantalla escribiéndole, sus padres le abusaban y dañaban con sus propias manos y palabras hirientes. Eso bastó para quererle ayudar, sin embargo, el chico le rechazó defendiéndose que podía él sólo.

Mentira.

Por otra parte estaba SeungMin, su mejor amigo que últimamente le daba largas y abría la boca para algún momento exacto. A este, hablando con sinceridad, le parecía más pálido, callado y muy, pero muy diferente de lo habitual. Su actitud del día anterior, alertó al mayor; le observaria y obtendría detalles sobre su extraño cambio.

Lo que descubriría Félix tras un par de tardes y noches de ardua investigación, daría un giro a su vida.

Mensajes de madrugada °SeungLix• Where stories live. Discover now