Misión: Guiar al rey

8

Tenemos una bella y sumamente clara mañana, el sol está más brillante y caliente que nunca, son las ocho en punto y Thor aún duerme, ronca escandalosamente; pero no por mucho, hermano. Tu salvador, quiero decir yo, está aquí, y haré que el sol vuelva a brillar sobre ti.

— ¿Quién abrió las cortinas?

Hermano, ¿se supone que estás enojado? Porque es muy gracioso tu rostro en este momento; ya qué. ¡Levantate de esa cama, inútil!

— Les ordeno cerrar las cortinas ahora mismo.

Tú a mí no me ordenas nada, ridículo. Espera un momento, ¿acabas de gruñirme? No eres un perro, un cerdo tal vez, pero no un perro, Thor.

— ¿Acaso no escucharon lo que...

Sí hermano, hay fantasmas en tu habitación. Soy el fantasma de Loki y vengo a llevarte conmigo hacia el Hel, buuuu.
Ah, no. No te atrevas a ir a cerrar las cortinas tú mismo, porque las voy a abrir todas las veces que sean necesarias; Thor, es suficiente, suelta esas cortinas. Te lo estoy advirtiendo, no me hagas enojar.

— ¿Loki?

Espera, ¿qué?

— ¿Eres tú, hermano?

Thor, ¿puedes sentirme?