Misión: Guiar al rey

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¿Qué hacen ustedes aquí? No tengo tiempo ahora, estoy trazando un plan para conseguir que mi hermano tome su lugar pronto; y adiós Heimdall.

Veamos, ¿qué necesita Thor? Una alimentación sana, bien, si ignoro las enormes cantidades y la asquerosa manera de tragarse todo, entonces listo; entrenamiento, no muy bien, sin embargo peor es nada, al menos ha bajado de peso, y cada día los tres guerreros son más duros con él, en poco tiempo podré decir que este punto está listo; ser menos bestia, espera Loki, ¿qué? Por los dioses, esto sí que va a estar difícil, hay que pasar al punto cuatro; tener una familia, oh vamos, ¿qué tan inútil se necesita ser para que yo tenga que buscarte esposa, Thor? Aunque si lo pienso mejor, tienes gusto por las suripantas, así que de ninguna manera te dejo escoger. Vaya hermano me tuvo que tocar; maldito Laufey, y también Odin. Malditos todos.

Muy bien. Listo el plan súper difícil de cuatro sumamente extenuantes pasos para convertir a un rubio patético en rey.

Ahora tengo tiempo para ustedes. Mi hermano acaba de terminar su entrenamiento y justo ahora se está bañando, si están pensando que estoy observándolo la respuesta es no, yo estoy en la cocina mientras le preparan el almuerzo; yo jamás iría a ver a Thor lavarse sus partes peludas a la velocidad de la luz, me ofenden.
No puedo creer que una sola persona pueda comer tanto, hay carnes, arroces, verduras, cerveza, ensaladas, embutidos; y bueno, la mesa es más grande que esa utilizada para la tal "santa cena" de la cual tanto hablan ustedes; y por poco no le cabe ni un cubierto más. Thor es siempre cerdo, nunca incerdo. Sí, yo aprendo cosas de internet para poder hablar con ustedes en su horrible idioma.

Mesa lista, lo han ido a llamar, estoy solo y aburrido. Ah, pero conseguí eucalipto, lo hice en polvo anoche mientras todos dormían. Adivinen quién no puede ingerir eucalipto. Desde ya les digo que no se les ocurra juzgarme, soy el dios de las travesuras y me aburro muchísimo. Ahora, supongo que no necesitan que les diga que llegó mi querido hermano y está comiendo como si no lo hubiese hecho en semanas, creo que no es necesario decirlo porque es obvio; así que por ahora, me despido de ustedes y me pongo cómodo para observar cómo avanza mi genial broma.

Algún rato después

— ¿Quiéd miedda uzó eucadidto? Cadajo, hedmano.