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-¡Mierda! -Exclamó aquél chico, recogiendo todos los papeles y tratando de acomodarlos como estaban en un principio.

Luke había hecho todo lo posible por pasar desapercibido en aquella tienda, robar era la única manera que tenía de sobrevivir, pero no había salido como lo planeado.

-Lo siento. - Susurró la chica con la que había tropezado, las mejillas de ella estaban de un rojo vivo y un par de mechones de su cabello caían libremente por su frente.

El detector comenzó a sonar antes de que Luke pudiera contestarle siquiera.

El rostro de Luke se tensó y la chica miraba perpleja los bolsillos del chico, había robado, los ojos de ambos se encontraron y ella le miró confusa.

Un guardia se acercó hacia dónde ellos se encontraban, Luke sabía lo que se avecinaba y sin pensarlo huyó de ahí con las cosas que había robado.

La chica nuevamente confundida veía como el chico corría libremente por el pasillo hasta llegar a la puerta principal, una vez ahí, sería poco probable que lo alcanzarán.

El guardia tomó la mano de la chica, quien gritó al contacto del guardia, provocando que Luke girará hacía donde ella se encontraba.

Sin preguntar nada, el guardia la arrastró adentró de una habitación al fondo de la tienda, donde se leía "sólo empleados."

Luke miró como culpaban a la chica por algo que el había hecho, y no quería cargar con la culpa, no quería meter en problemas a más personas.

-Ella no ha hecho nada. - Gritó Luke, corriendo hasta ellos.

El guardia lo miró y tomando su mano también, metió a ambos en la habitación.

-Llamaré a la policía. - Dijo el guardia cuando ambos estaban sentados enfrente de él. -Sus nombres.

El guardia debía medir por lo menos 1.80, así que escapar no era exactamente la opción más inteligente.

La chica resopló.

-Winter Mayde. -Contestó ella con la voz entrecortada mientras el guardia apuntaba su nombre en una hoja blanca que colgaba de la pared.

-Luke Hemmings.- Continuó el chico que estaba a la derecha, quien tenía en su rostro una enorme sonrisa, como sí nada le importara.

El guardia asintió y salió de la habitación cerrando está.

Ninguno de los dos cruzaba palabra de lo que había pasado, ella podría estar reclamándole haberle metido en un problema, pero estaba complemente tranquila.

Después de unos minutos, ella volteó hacía el, mirando con detenimiento, tenía un piercing en su labio el cual mordía, y sus brazos cubiertos de tatuajes.

Ella recorrió sus tatuajes con la mirada, la mayoría eran frases o simplemente palabras, para ella sin sentido, para él significaban todo.

Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando él la miro, y sus ojos azules penetraron su mirada como sí estuviera leyendo su mente, y le sonrió.

-¿Te gusta lo que ves? -Preguntó Luke y nuevamente las mejillas de ella volvieron a tomar un color rojo.

Maldiciendo a todos los hombres con piercings y tatuajes, porque tenía una pequeña obsesión con ellos, y sabía que Hemmings no sería la excepción.

Stigmatophilia | l.hWhere stories live. Discover now