AVISO ES UN CAPITULO NO APTO PARA MENORES DE EDAD.
Nagore
Nos sentamos en la cama mientras le curaba el corte que se había hecho, por lo menos ya no salía sangre.
Nagore: Y eso se curará rápido porque mis besos son curativos (y le dí un beso a su dedo)
Sandra: ¿Si? ¿Son curativos?
Me acerqué muy lentamente a sus labios, le dí un beso cargado de sentimiento. Poco a poco los besos eran cada vez más profundos. Le agarré del cuello para juntarla más a mi. Mis manos iban bajando por su cuello, por sus brazos hasta llegar a sus piernas.
Ella me agarró de la cintura y me puso encima suya. Nuestras bocas no se separaron, seguían desprendiendo pasión a cada beso. En esa postura, le fui desabrochado poco a poco la camisa que llevaba, hasta quitársela completamente.
Ella subía y bajaba sus manos por mi espalda, buscaba la cremallera para quitarme el vestido. Finalmente la encontró, la bajó y nos tuvimos que separar para que me quitará el vestido por la cabeza. Yo solamente estaba en ropa interior.
Sandra
La tenía sentada encima de mi en ropa interior. La tenia agarrada por el culo para que no cayera. Me levanté con ella encima, la dejé cuidadosamente en la cama, me quité sensualmente el pantalón y me tumbé encima de ella.
Le empecé a besar el cuello lentamente mientras notaba como su respiración se hacía más pesada. Fui bajando hasta el límite de su sujetador, seguí bajando por su tripa, dejé un beso en su sexo por encima de su ropa interior. Volví a subir hacia su boca, mientras con mi mano la estimulaba en su zona íntima.
De su boca salían pequeños gemidos. Le quité la ropa que le quedaba y completamente desnuda, introduje uno de mis dedos en ella y con mi boca iba bajando hacia su sexo. Noté su humedad, mientras la iba iba notando como poco a poco su cuerpo se iba arqueando.
Nagore: ¡Ufff...madre mia!
Estaba preciosa, con la respiración entrecortada después del orgasmo, con el pelo revuelto y con los mofletes ligeramente rojos del placer.
Nagore
Esta mujer me iba a matar del placer. Había tenido el mejor orgasmo de mi vida. Ahora quería dejarla sin palabras y conseguir, por lo menos, lo mismo que ella había conseguido de mi.
Ella estaba al lado mio en la cama, empecé a acariciar sus piernas, fui subiendo hacia su tripa y sus pechos. Le estaba besando el cuello mientras con mis manos le iba quitando la poca ropa que llevaba. Fui bajando hacia sus pechos mientras estimulaba su sexo con mi mano, noté que estaba muy excitada, así que introduje dos dedos.
Cada vez que mis dedos entraban su cuerpo a ella se le escapaba un gemido, y cada vez eran más fuertes. Así que poco a poco fui bajando mi boca hacía su intimidad. Allí la estuve saboreando y besando hasta que llegó al punto máximo de placer.
Sandra: ¿Me quieres... matar de... placer o qué? (le costaba hablar tras el orgasmo)
Nagore: Sería una buena manera de morir...
Me acerqué a su boca donde deje varios besos lentos para intentar calmarla. Poco a poco el sueño se fue apoderando de nosotras y nos quedamos dormidas abrazadas.
Sandra
Me desperté, estaba desnuda y tenía al lado a Nagore. Se me dibujó una sonrisa al recordar lo que habíamos hecho la noche anterior. Me desperté muy cuidadosamente, no quería despertar a Nagore. Me puse las braguitas y la misma camisa de ayer, que estaba en el suelo. Me fui a la cocina a preparar el desayuno.
Preparé un par de cafés, un par de zumos de naranja, unas tostadas con aguacate y chia, también un bol de frutas y unas tostadas con crema de cacao. Un poco de todo, no sabía lo que le apetecería a Nagore cuando se despertase.
Dejé la bandeja en la mesita de noche e intenté despertarla a besos.
Sandra: ¡Buenos días fiera!
Nagore: Mmm... ¡Buenos días!
Nos pusimos a desayunar, después de tanto esfuerzo teníamos hambre porque no quedó nada. Nos duchamos y recogimos la habitación, ya que estaba toda la ropa por el suelo. Ella había quedado a comer con unos amigos, así que se marchó, no sin antes comerme a besos.
Antes de ir al debate, aproveché para ponerme al día de todo lo que había pasado en GH VIP. Me recogieron a las seis de la tarde. Tras dos horas de reuniones y peluquería, me fui un rato a mi camerino. De repente, picaron a la puerta.
Sandra: ¡Adelante!
Nagore: ¡Hola guapa! Es que ya te echaba de menos...
Se acercó hasta donde estaba yo y me beso.
Sandra: ¡Holaaa! Y yo a ti también, pero no he parado hasta ahora...
Nagore: Ahora no podrá decir que no soy tu colaboradora favorita (me guiñó un ojo)
Sandra: Jajaja no no, eso no lo podré negar nunca. Aunque será complicado tenerte ahí y disimular en directo.
Nagore: Tu no te preocupes por eso, que eres una gran profesional y yo te lo pondré fácil. Quiero que esto salga bien, así que poco a poco y con buena letra y no hay mejor letra que la tuya que eres escritora.
Sandra: No sabes lo que te agradezco esto. Ya sabes que a mi no me gusta exponer mi vida privada.
Nagore: Lo sé, ni a mi, a pesar de mi pasado. Cometí muchos errores que no quiero cometer contigo. Ya aprendí la lección.
La abracé, esas palabras me habían emocionado. Yo también quería que esto saliera bien, pero tenia miedo, porque desde que la conocía más me había hecho sentir cosas que pensaba que no volvería a sentir.
Tras esta charla, ella se fue porque todavía tenía que acabar de pintarse. Yo acabé de arreglarme y salí para plató, más tranquila que nunca. Mucho tenía que ver la charla que acababa de tener con ella.
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Mi refugio eres tú #Sangore
RomanceHistoria ficticia de cómo surgió el amor entre Sandra Barneda y Nagore Robles tras muchos años compartiendo platós.