Sandra
Hoy era el primer día del taller de escritura, estaba muy motivada y la gente que se había apuntado venía con muchas ganas de aprender. Estaba muy ilusionada con esta maravillosa aventura que acababa de empezar.
Eran unos días cargados de actividades para encontrar la inspiración para escribir. Yo también estaba aprovechando para aprender y para avanzar con mi libro, que será el cuarto y último de la tetralogía, que trataría del fuego.
En este primer día de ideas, habían surgido muchas y muy diversas de toda la gente. Al día siguiente, mientras hacía una pausa del curso, me fui a comer a la playa. Cuando estaba sentada en la mesa, llamé a Nagore, hoy casi no habíamos hablando.
Sandra: ¡Hola cariño! ¿Cómo estás?
Nagore: ¡Hola amor! Pues ahora mismo contemplando el río y escuchando el sonido de los pájaros. ¿Tú cómo estás?
Sandra: Pues muy ilusionada con mi nueva aventura, está yendo todo genial. Yo estoy a punto de comer contemplando el mar.
Nagore: ¿Sabes que el río que estoy viendo va a desembocar al mar que tu estás mirando? Estamos conectadas aunque no estemos juntas.
Sandra: Siempre lo estamos. Porque mi corazón es tuyo y tu corazón es mío.
Nagore: De verdad que siempre me dejas sin palabras. Te amo, mucho, muchísimo.
Sandra: Todas estas palabras salen porque tú estás a mi lado, me las provocas tú.
Nagore: Tú también me provocas mil cosas, ya no las puedo describir. Tú como eres escritora tienes ventaja...
Sandra: Qué tontita eres. Yo que estaba siendo romántica, ya me has cortado el rollo... jajaja
Nagore: A mi me gustas de todas las maneras.
Estuvimos hablando un rato más, hasta que ambas nos pusimos a comer en nuestros respectivos sitios.
Nagore
La verdad es que estos días para mi los había disfrutado, me había mimado como nunca, gracias al precioso hotel en el que estaba alojada, Casa do Barao (Casa del Barón en español). Era un hotel boutique de solamente doce habitaciones, mi habitación tenía una pequeña terraza donde todas las mañana desayunaba contemplando la naturaleza.
También me había dedicado a recorrer la ciudad, me habían recomendado varios lugares para perderse, desde tiendas con muchísimo encanto hasta monumentos históricos, también disfruté de la gastronomía.
Pero los días habían pasado muy rápido, hoy era la última noche, antes de ir al hotel me pare a contemplar el atardecer. Disfrute de toda la gama de colores que el sol me regalaba, juntamente con el mar. Durante el atardecer, estuve pensando en todo y en nada y en que la idea de darme estos días llenos de respiraciones en calma, fados, fotos y sonrisas cómplices conmigo misma había sido todo un acierto.
Me levante tras dormir ocho horas, siempre que venía a Portugal, dormía como un bebé y en este pequeño viaje no había sido la excepción. Desayune y abandone la habitación para volver a donde estaba Sandra.
Cuando llegué, ella todavía estaba impartiendo el taller y tuve que esperarla tomándome un té en la fantástica terraza que tenía el hotel, rodeada de vegetación y paz.
Sandra: ¡Hola cariño! ¿Hace mucho que me estás esperando?
Nagore: No, tranquila. Estaba aquí disfrutando de la vegetación y pensando en mil cosas
Sandra: Espero que estuvieras pensando en mi.
Nagore: Sabes que siempre pienso en ti. ¿Como ha ido?
Sandra: Muy bien, mejor de lo que yo esperaba. Me ha servido a mi también para aprender cosas nuevas.
Nagore: Me alegro un montón cariño.
Sandra: ¿Y tú como te lo has pasado?
Nagore: Pues la verdad es que muy bien, me ha gustado pasar tiempo conmigo mismo. Aunque vengo más cansada de lo que me fui.
Sandra: Jajaja pues ahora poco podrás descansar eh
Nagore: Pues sí, porque esta noche tengo Debate, sin ti...
Sandra: Yo te veré desde casa. ¿Vamos?
Cogimos las maletas y con un taxi nos llevaron al aeropuerto. Tras más de una hora de vuelo, por fin estábamos, otra vez, en Madrid. Llegamos a casa, Sandra sacó a Nash a dar un pequeño paseo mientras yo preparaba algo rápido de comer.
Comimos entre anécdotas de todo lo que nos había pasado estos días, ella con su primer taller de escritura y yo con mi viaje en solitario.
Sandra
Sin duda, había sido todo un éxito, todavía estaba impresionada con todo el cariño que había recibido y todo lo que había aprendido. Ya me estaba planeando hacer otro taller. Me había gustado mucho la experiencia.
Me había traído muchas ideas para el nuevo libro. Había disfrutado como una niña pequeña de la experiencia.
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¿Os ha gustado?
Chic@s,cambiaré los días de publicar capítulo, seguramente subiré dos o tres capítulos a la semana. Pero os digo una cosa también, seguramente estos próximos días publicaré el primer capítulo de la nueva historia. No todo van a ser malas noticias...
Twitter: EresRefugio

KAMU SEDANG MEMBACA
Mi refugio eres tú #Sangore
RomansaHistoria ficticia de cómo surgió el amor entre Sandra Barneda y Nagore Robles tras muchos años compartiendo platós.