El pasado vuelve

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maguisegundo ¡Feliz Cumpleaños! Dios te bendiga y derrame en ti mucha salud, amor y éxitos.

¡Buen día a todos! Hoy amanecí perezosa así que esa es la razón de actualizar "tarde" 🤭

Disfruten de este capítulo, nos leemos la otra semana 😘

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[Capítulo 4]

{Inoha}

Vi al hombre frente a mí quitarse la capucha negra de su sudadera y solté todo el aire cuando reconocí que se trataba de Daemon, llevé mis manos al pecho y traté de tranquilizar a mi loco corazón que seguía desbocado por aquel tremendo susto que acababa de llevarme. No obstante, la preocupación volvió a mí al ver sus manos.

— ¡Dios mío! ¿Qué te ha pasado? — pregunté acercándome a él.

— No sabía que estabas aquí — repuso con tono fuerte —. Y no es nada, estaba entrenando y se me pasó la mano.

Ignoré su tono petulante y lo tomé de las muñecas, sus nudillos me pusieron con los nervios de punta al verlos tan lastimados y había un corte en cada palma de su mano, no era profundo, pero ver tanta sangre alarmaba mucho.

— ¿Dónde tienes el botiquín? — cuestioné y señaló una pequeña puerta con su barbilla.

Corrí hasta ahí y vi que era un pequeño armario, saqué el contenedor de medicamentos marcado con una cruz roja y me lo llevé conmigo hasta donde estaba Daemon; se había quitado la sudadera quedándose con una camisa sin mangas que me desconcentraba en demasía y estaba sentado en el borde de la cama. Halé la silla del escritorio y me coloqué frente a él, me observaba con atención y me intimidaba que lo hiciera de esa manera.

— ¿Qué acaso entrenabas con cuchillas? — traté de bromear.

— Con Katana — dijo lacónico y mis ojos se abrieron con sorpresa.

— Ahora resulta que eres ninja — solté queriendo distraerlo para cuando coloqué un algodón empapado de alcohol en la herida de su mano izquierda. No hizo ni un solo gesto de dolor y con la apariencia que aquellas cortaduras me daban, era seguro que yo hubiera soltado un tremendo alarido.

— Soy mejor que uno — respondió entre divertido y queriendo mantener su seriedad.

— ¡Sí! Por eso terminaste con estas heridas — me burlé, vi esa media sonrisa en su rostro y casi me derrito —. Eres arrogante — añadí por su forma de mofarse.

Me di cuenta que el miedo que sentí antes por estar sola en esa habitación había desaparecido, pero un poco de tensión se mantuvo al inquirir que estábamos en su cuarto y aquellos dibujos eran de él. No quería pensar nada malo y no lo haría, aunque me intrigaba mucho la razón para que hiciera imágenes un tanto grotescas.

Daemon - Orgullo Blanco 2 © (Ya En Físico)Where stories live. Discover now