Prefacio

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Esta es una obra totalmente mía y original en la que expondré una trama que sale completamente de mi imaginación. 

Usaré a uno de los crushes de  mi vida Jeff The Killer, espero que a todos los que os guste, podáis disfrutar de este fic tanto como yo. 


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La casa estaba hecha una mierda, poco me importaba.

El televisor mostraba una secuencia errónea, viéndose las imágenes saltar con la pantalla de un color y después en otro, de forma repetitiva.

Al fondo, en la planta superior, se oía la radio. El sol entraba vagamente por los agujeros de las persianas, odiaba la claridad.

Mi pelo negro lucía despeinado, las ojeras sobresalían sobre mi pálido rostro, hacía mucho que me convertí en un ser nocturno.

Estaba aburrido, tanto que no encontraba la forma de desaburrirme. Y es que lo único que otorgaba placer a mi vida ya sabíamos lo que era. Señores, por favor, soy Jeff, ya me conocen.

He publicado mis crímenes en Internet durante los últimos nueve meses, soy hacker, experto en la informática, lo cual me ayuda a la hora de desarrollar mis artimañas y también, a que la policía nunca sepa quien es el autor de dichos vídeos.

La cuenta fue creada en el ordenador de una de mis víctimas, subo los vídeos desde móviles que robo y después los destruyo, uso los datos de estos, ni siquiera tengo que molestarme en buscar una wifi.

Se han creado numerosas historias urbanas acerca de mi personaje conocido en las redes, pero la real no es tan emocionante, aunque al menos, soy más sexy.

Y sí, soy bastante emo, me gusta pintarme los ojos de negro además de que uso maquillaje, de un tono tan pálido como mi piel. Hay gente que cree que es por estética pero no, lo hago para ocultar las cicatrices de la sonrisa de payaso, no puedo hacer vida ''normal'' con ellas a la luz, solo las dejo ver cuando voy a cometer algún crimen, las cuales resalto incluso con el pintalabios rojo. No piensen que voy así a comprar una soda.

Aburrido, reaburrido y mucho más que aburrido, lancé el cuchillo con el que jugaban mis dedos, clavándose en la puerta de la calle. Justo en ese momento, sonó el timbre.

Alcé las cejas. ¿Visitas? ¿Yo? Sonreí. ¡Un nuevo juguete! ¿Pero quién podría ser? Ya me había cargado al cartero, al del gas, al de la funeraria, a los tres vendedores de biblias...

—¡Sobrino!

Ok. Detallaré todo lo que pasó en este preciso momento de forma lenta y pausada para que se entienda.

Primero, el sol me obligó a cerrar los ojos, llevaba una semana en total penumbra. Después, los brazos de un tío gordo me rodearon con demasiado afecto, lo que provocó una explosión neural en mi cerebro la cual gritaba ''mátalo''. Tercero, ese señor está en mi casa, insiste en que soy su sobrino y se está bebiendo un té sentado sobre mi sofá, en el que previamente me he meado.

En el té, no en el sofá.

—¿Y de qué dices que es esta infusión, Jeff?

—Manzanilla salvaje.

—¿Manzanilla salvaje? Nunca lo había escuchado.

—Es un producto extranjero.— Sonreí mientras bebía otro sorbo arrugando la cara.— Entonces, ¿puedes repetirme eso que me has dicho?

Sweet Killer #JeffTheKillerWhere stories live. Discover now