Tres

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Bajé a la cocina con mucha prisa por encontrar algo que calmara mi hambre antes de salir de casa. Vi a mi madre hablando por teléfono, bueno alguien en la otra línea le hablaba porque ella estaba en silencio, al verme dejó caer el aparato. Por supuesto, algo no andaba bien y no tarde en preocuparme.

–¿Mamá?

–Jungkook. –Su voz apenas salío–.  Llamaron del hospital. –Condujo sus manos a mi rostro–. ¿Por qué no me lo dijiste?

Finalmente lo entendí. Ya había recibido las noticias sobre mi posible y enfermedad.

–No quiero hablar de eso.

Retrocediendo dos pasos me giré para salir corriendo por la puerta, me crucé con mis hermanos en el jardín pero no dije nada y tomé mi bicicleta.

Llegué al restaurante donde trabaja Jimin y me bajé de mi bici. Lo espere unos minutos allí  hasta que lo vi salir, él me miro de pies a cabeza y caminó hasta mi lado. Tenía una cara extraña.

–¿Jungkook, estabas llorando?

Oh, creo que era la primera vez que le veía preocupado. O al menos la que recuerdo haber mirado directamente.

–¿Eh? –Sonreí, limpié mis ojos con la manga de mi camisa–. No es nada, Jimin.

–¿Seguro? –Asentí –. ¿Qué haces aquí?

–Estaba de paso y quería asegurarme de que irías al parque.

–¿Es muy importante?

–Lo es para mí.

Jimin asintió y caminamos juntos hasta dicho lugar, deje mi bicicleta junto a un árbol y corrí a la hamaca. Él me miro con una sonrisa y se subió al columpio contiguo al mío.

–Siempre me ha gustado este parque. –Decía mientras movía sus pies–. Es muy tranquilo.

–¿Recuerdas? Aquí fue tu fiesta de cumpleaños una vez. –Jimin sonrió con la mirada hacía sus pies–. Fue genial.

–Tropecé y mi cara fue directo al pastel, fue un desastre.

–No tropesaste.  –Miré hacia el frente–. Puse mi pie en tu camino.

–Lo sé.

–No dijiste nada, ¿por qué?

–El gran Jungkook asistió a mi fiesta. –Se encogió de hombros–. En el fondo sabía que algo así pasaría, pero ya estaba lo suficientemente feliz como para que me importará.

–No entiendo, Jimin.

– ¿Qué no entiendes, Jeon?

–Te guste por mucho tiempo, aún siendo un imbécil contigo.

Jimin detuvo sus pies.

–Creo que ya fue suficiente, tengo cosas que hacer.

–Perdóname, Jimin.

–¿Por qué insistes tanto? ¡Sólo éramos niños, Jungkook! Al igual que yo deberías olvidarlo.

–¿Eso es lo que quieres? –Reí amargamente–. Bien.

–Todos dejamos ir cosas en la vida, Jeon. No será el fin del mundo... ¿Jungkook?

Jimin miro mis ojos, estos estaban húmedos por las lágrimas nuevamente.

–¡No lo entiendes, Jimin!

–¿Qué es lo que no entiendo? –También alzó la voz.

–¡Me diagnosticaron alzhéimer! –Le grité, mis lágrimas brotaron unas tras otra tomándonos por sorpresa a los dos–. Olvidar se ha convertido en mi mayor temor. Si debo dejar ir una parte de mi vida quiero que sea esa, donde te hacía daño.

Él guardo silencio y mis lágrimas seguían cayendo una tras otra con rapidez.

–Jimin, tengo mucho miedo...  –Se levantó del columpio parándose frente a mí–. Pero quizá eso sea lo mejor, ¿no? Al menos no podré recordar el daño que te hice.

Me acercó a su pecho y me cubrió entre sus brazos, mis fosas nasales se deleitarion con el olor a vainilla que desprendía. Podía oír los latidos de su corazón y con eso logró tranquilizarme a los pocos segundos.

Tenía a Jimin, y estaba abrazandome.

–No soy un monstruo, Jungkook. Puedo entenderlo y lamento haberme comportado tan mal contigo –susurró, me daba palmadas agradables en la espalda.

–Si realmente voy a olvidar... quiero que primero sean los malos recuerdos.

–No tiene importancia -siguió murmurando y pude sentir como su voz de rompía junto a la mía–. Todo estará bien.

Entré a la casa, en la sala estaba mi madre con los ojos rojos y mi padre estaba a su lado. Ambos al verme entrar soltaron un aire retenido y se acercaron a abrazarme.

–¿Entonces mi alzhéimer es hereditario?

Mí madre asintio mientras vertia un poco de té a mi taza y me lo ofrecía.

–Tu abuelo tenía alzheimer –habló mi papá–. Fueron años muy duros para todos, no lo recuerdas porque eras pequeño.

Vi a mi mamá, ella parecía estar muy mal.

–Pero todo estara bien, papá no perdió sus memorias tan pronto. –Trató de sonreírme–. Pasaras por muchas cosas, cariño. Pero te prometo que nos tendrás a tu padre y a mí a tu lado.

–Por favor, Jungkook. No nos ocultes cosas como estas. –Llevó su mano hasta la mía–.  Somos tus padres, puedes confiar en nosotros.

–Tienen razón. Perdónenme.

Mi madre volvió a llorar en silencio y la abracé para que dejará de hacerlo.

Día cuatro: sus abrazos son muyy cálidos, cuando estaba cerca de su pecho pude apreciar los preciosos latidos de su corazón

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Día cuatro: sus abrazos son muy
y cálidos, cuando estaba cerca de su pecho pude apreciar los preciosos latidos de su corazón. El olor a vainilla en su piel me hacía sentir atrapado entre tanta dulzura.

Definitivamente él es único en el mundo.

¿Hacia dónde había estado mirando ciegamente para no darme cuenta antes?

Alzheimer / KookMinWhere stories live. Discover now