Cuatro

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Aparque mi bicicleta y entré a la tienda de discos donde trabajaba Yoongi, allí estaba con una cliente que parecía un poco ansiosa de tener en sus manos el último álbum de Shinee, Taehyung a su lado sentado sobre el mostrador con una paleta en su boca iba mirándole atentamente. Seguro en su cabeza se preguntaría cuál era la prisa.

–Gracias por su compra. –La chica inclinó la cabeza al despedirse y salió de la tienda–. Jungkook, qué tal.

–Buenos días.

–Hola, Kook –saludó Tae.

–Últimamente me visitas mucho, tendrás que comprar algo la siguiente vez.

–¿Así me recibes? Ya no vendré.

Yoongi rió.

—¡Jungkook, tendré bebes! –gritó Tae repentinamente.

Espantado, miré a Yoongi quien tenía la cara blanca. Yo estaba con los ojos abiertos a la par a punto de reír.

Tan sólo habían pasado siete meses, ¿qué ocurrió? Obviamente segui la broma.

–Vaya, Yoongi, no pierdes tiempo.

–¡No es lo que crees! –Se defendió–. ¡Tae habla de los cachorros de Yeontan!

—¿Uhm? Ya iba a pedirte ser padrino.

Me miró con cara de pocos amigos y volvió a dirigirse a su novio.

–Tae, pronto saldremos. Ve por tus cosas con Chanyeol.

Chanyeol era el dueño de la tienda, aunque solía ser más inmaduro de lo que parecía y amaba a Taehyung en lo que respecta. O sea, pasar tiempo con él y escuchar las cosas divertidas que salían de los labios de su dongsaeng, sino sabría que Yoongi ya no le confiaría a su dulce e inocente novio.

Tae asintió y bajó del mostrador para ir hasta la parte trasera de la tienda, es aquí donde la charla continúa.

–¡Casi me creo que habías embarazado a Tae! —Reí—. Luego de todo eso que dices de que ves a Tae tan inocente para esas cosas.

–Idiota.

–¿Qué dije?

–Lo del embarazo. –Yoongi dejó caer su rostro al mostrador–. Me hace sentir incomodo, el bebé de mi hyung nacerá en poco tiempo.

–¿Y? Serás tío -encogí los hombros, sin importancia.

–Se trata de Taehyung, él ha hablado del tema de tener bebes.

–¿¡Qué?!

De nuevo, no pude contener las ganas de reír. Esto estaba siendo demasiado entretenido para ser de las primeras horas de la mañana. No podía creer que el tipo frente a mí, que se veía algo patético con la frente pegada al mostrador totalmente rendido ante su pareja, fuera mi mejor amigo. El Min Yoongi que había conocido hace años, al que nada le importaba y solía,  incluso, mantenerse fuera de las bromas que solía ocasionar. En fin, siempre iba al márgen, en el colegio se le respetaba por participar en las carreras clandestinas, y aparte de las chicas que querían salir con él nadie más se arriesgaba a dar más de dos pasos a su lado. A veces el carácter de poca importancia con la vida misma de Yoongi daba algo de pánico, la serenidad y casi aburrimiento en su rostro, tenía algo genial pero a la vez nadie quería acercarse de más.

Bueno, nadie excepto yo. Que en ese entonces era demasiado tonto y despreocupado, sólo quería encontrar al introvertido perfecto al cual joder con mi existencia. Él parecía un buen objetivo, y bien no había tenido que recibir más que un par de patadas cuando bromeaba con él hasta molestarle. Otra veces era yo quien le pegaba por ser tan Min Yoongi, o esa era mi excusa. Así nos tratábamos, cuando esto dejó de importar ya estábamos demasiado acostumbrados al otro así que de esa forma acabamos siendo mejores amigos. O al menos yo, terminé siendo la única persona a la que Yoongi soportaba.

Alzheimer / KookMinWhere stories live. Discover now