Capítulo 1: Reinicio en mi vida.

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Me encuentro en una habitación oscura, intento recordar el cómo llegue aquí, pero nada llega a mi mente, ni el cómo llegue, ni... ¿Quién soy?

Con esa idea en la cabeza empiezo a caminar en círculos hasta que alguien se me acerca, es un adolescente de cabello morado; posee por vestimentas una toga blanca. Viene hacia mí a paso apresurado y de una forma en la que me hace creer que está enojado. Cuando está frente a mí me toma del cuello y me levanta.

—Veo que por fin obtuviste lo que mereces —me dice él.

Su actitud me sorprende, pero decido no demostrarlo.

—Esto... ¿Quién eres, y dónde estamos? —le pregunto tranquilamente.

Le rompería los brazos, pero primero requiero información de mi situación.

—Yo soy Dario, un dios —me suelta y caigo al piso—. Y este lugar, ¡es donde pasaras el resto de la eternidad! —dice con una sonrisa victoriosa.

— ¿Acaso morí...? ¿Cómo?

¿Yo he muerto? ¿Eso es siquiera posible?

Se ríe.

—Así es, destruyó tu maldita cabeza, ¿no lo recuerdas o es que te afecto al cerebro? —me dice maliciosamente.

—De hecho no, no recuerdo quien era yo o donde estaba.

Su sonrisa se convirtió en una expresión de sorpresa, pero rápidamente se volvió a una de enojo y me piso con tanta fuerza que se escucharon crujir algunos de mis "huesos".

— ¡No me tomes el pelo! ¡¿Crees que me tomare enserio tu jugadita de "perdí la memoria, no he hecho nada"?!

—No soy masoquista —bromeo mientras vomito "sangre". Me pisa con aún más fuerza—. ¿Qué se supone que he hecho?

Retira su pie y se pone pensativo. Luego de haber retirado su pie noto cómo mis huesos se recuperan. Una vez sano decido levantarme; él me mira con determinación, entonces extiende su mano hacia mí y en ella aparece un circulo de color naranja con varias runas, siento que tenían un nombre, pero no recuerdo cual. El circulo aumenta su brillo y me ciega por un instante, luego el circulo desaparece y él baja el brazo.

—No mientes —dice de manera seria—. Tu... lo olvidaste... olvidaste todo —dice con gran desilusión y abrumado por una incapacidad que no comprendo.

— ¿Olvidar qué?

Este sujeto ya me está molestando demasiado.

Parece que me lo va a decir, pero se queda callado por algún motivo.

—No debo hacer esto, no seré imparcial y eso no me lo permitiré -dice, se da media vuelta y empieza a desaparecer.

Decido esperar sentado en el... ¿suelo? ¿Creo?

Estoy aburrido~ No hay nada que hacer~ No es divertido~ No hay na' pa' comer~

Y cantando esa canción una y otra vez pasan los minutos hasta que otra persona aparece, es una chica de cabello rosado hasta los hombros y un vestido blanco, parece familia del otro, camina hacia mí de manera tranquila.

—Muy buenos días, mi nombre es Labun, soy una de las hermanas mayores de Dario. Según él, al juzgarte no sería imparcial, y eso es algo que no nos permitimos, por lo que me pidió a mí que te juzgara. Según tengo entendido no tienes memorias, ¿verdad?

—Meowth, así es.

¿Por qué dije eso?

Ella ladea su cabeza como gesto de curiosidad, a lo que yo levanto mis hombros en señal de que tampoco comprendo lo que dije.

Reencarné sin recuerdos como "Rey Demonio"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora