Capítulo 11: El enviado del Rey Demonio y su Habilidad Suprema.

712 65 99
                                    

Estamos a las afueras de la ciudad, en el bosque, frente a una cabaña.

—Pase, por aquí —me dice el paladín algo temeroso.

—Buen trabajo —tomo su cara con mi mano y estrello su cabeza contra el piso, sin matarlo, pero dejándolo inconsciente—. Necesitaba descargarme contra alguien para poder pensar con claridad, lo siento... no, la verdad no lo siento; te lo mereces.

Paso por la puerta. Ahí, de espaldas, veo a una persona. No sabría decir qué es, tiene la piel color gris verdoso, pelo negro, una túnica negra no muy destacable; mide alrededor de 1,80 y está flacucho.

—Tú debes ser Hegemon... Yo soy Daruky —dice una voz juguetona que suena con eco—. El paladín que te trajo debería estar agradecido contigo, de seguir consciente no le habría permitido huir —ríe.

— ¿Qué quieres conmigo o de mí? —digo indiferente con voz grave.

Se gira y veo sus ojos, son completamente morados, no tienen pupilas ni brillo. No sé qué especie será, pero no me atrevo a usar Análisis en él, siento que perdería la esperanza si lo hiciera.

—Deja de intentar volverte el Rey Demonio y vuélvete un súbdito de mi señor, a él le gustará tener un súbdito con tal potencial, incluso podrías llegar a volverte en un General si te vuelves lo suficientemente poderoso. ¡Tienes mi apoyo! —dice alegre, pero malévolamente.

— ¿Debo responder ahora? —pregunto con voz grave.

—Te puedo dar unos días para pensarlo, pero... creo que ya tienes tu respuesta ¿verdad? —dice perspicazmente.

—Si, así es, ¿Tengo que siquiera decirla?

—No, pero... ¿estás seguro? De las dos opciones es la más estúpida. Si quieres proteger a quienes amas, deberías aceptar esta propuesta única e irrepetible completamente gratis.

—No me has dicho ni el número telefónico ni el precio, por lo que no sé qué tan buena oferta es. Aunque el saberlo no afectaría mi decisión.

— ¿A que te refieres?

Suspiro.

—Digo que no me importa que tan llamativa sea tu oferta, no me rendiré ante alguien. Solo me arrodillare ante quien considere digno, y si no lo veo como tal, simplemente actuare según me caiga.

—Ya veo, que pena. Los cadáveres son más débiles que cuando estaban vivos, pero no me queda de otra... Nunca hubo otra opción, te volverás su súbdito estés vivo o no-muerto —dice seriamente.

—Quisiera verte intentarlo. Infeliz... —empiezo a caminar hacia él lentamente— ¡Daruky!

—Oh~. ¿Te estas acercando? ¿En vez de huir de mí, Daruky, te estas acercando?

—No me queda de otra, si no me acerco no puedo molerte a golpes.

—Oh ho, entonces acércate todo lo que quieras —empieza a caminar hacia mí.

Estamos frente a frente.

— ¡Ora! —grito.

Rápidamente le doy una patada horizontal dirigida a su cabeza, pero la bloquea con su brazo. Tiene una sonrisa dibujada en el rostro, a diferencia de mí que me encuentro serio.

Retiro mi pierna y me pongo en posición de combate, él no lo hace... Eso me molesta, pero no me dejare consumir por mis emociones, no por ahora.

Cuando lo ataco bloquea mis ataques, pero cuando ataca, yo solo puedo esquivar; mi instinto me dice que no debo bloquearlos. Por ahora el intercambio de golpes va igualado. Oculto mi brazo derecho por mi espalda y saco de "Inventario" una de mis dagas, sin embargo, antes de que lo ataque el esquiva por donde tenía planeado atacar. Al ver que mi ataque sería inútil decido no efectuarlo y con el otro brazo que tengo extendido hacia él, saco la otra daga con la intención de apuñalarlo. Como no tenía posibilidad de esquivar el ataque, la daga le penetra un poco; pero antes de que sea una herida profunda me da una patada en el pecho y me lanza hacia atrás. Estamos por caer de trasero, pero somos lo bastantes flexibles como para evitarlo.

Reencarné sin recuerdos como "Rey Demonio"Where stories live. Discover now