Alma rota

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El sonido de "WangXian" es tan dulce como puede tocarla, los sentimientos de esa canción son muy claros para ella, sus ojos adquirieron un tono rojizo mientras la entonaba... La canción afecto a Hung que tenia poco a poco sus ojos igualaban el color rojo.
Ambas tenían el iris de color rojo carmín.
Si bien el cuerpo de Hung ya no expedía energía resentida, su llanto sólo empeoraba con lagrimas cada vez más gruesas.
Sin embargo la ropa blanca ahora era roja que pasaba lentamente a marron.

-Yo no quería matarla... Shijie...

Ah, ahí estaba... quizás por fin dejarían de jugar a la casita por unos momentos... Realmente no importaba, había jugado este juego por 15 años al tener un alma fragmentada o rota, ni él sabía que pasaba...

¿Podría hablar con propiedad con Lan Zhan? Quizás él podría ayudarlo, no por algo su felicidad y amor habían decidido ir a Gusu... Aunque también su arrepentimiento y miedo fueron llevados ahí.... ¿O simplemente su alma quiso ir a su lado? 

-Vuelve a Gusu conmigo

Rió un poco internamente, había vuelto a Gusu bajo libre voluntad, si se podía llamar así... No había manera de expresarlo apropiadamente... No... 

-Shijie... Shijie... Yo no quería... ¿Qué se supone que debo hacer ahora? ¿Qué debería hacer? Alguien... Alguien... diga me qué debo hacer -Las lagrimas de Hung se habían vuelto más gruesas, se iban hacia bajo de su cara formando un rio, se empezó a arañar las mejillas dejando finas marcas rojas-

No podía hablarle, si dejaba de tocar probablemente la energía resentida empezaría a salir de nuevo, lo único que podía hacer era tocar Wangxian hasta que esos sentimientos se calmaran. En este juego de 15 años siempre era la  única forma de reconfortarse cuando estaba fragmentado de esa manera.
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Mientras Jiyu no dejaba de seguir a Lan Zhan por unos pasos se detuvo en seco mirando hacía una parte. Lan Zhan se dio cuenta de ello y se giro a ver observando lo en silencio. 

-¿Chenqing? -Dijo volviendo a mirar, empezando a caminar

Ese era el nombre de la flauta de Wei Ying, Lan Zhan entonces siguió a Wei Jiyi sin embargo Teng no los siguió, se fue al lado contrario.
Caminando llegaron hasta de donde provenía el sonido, Lan Zhan pudo ver a ambas hermanas, Wei Hung lloraba de manera intensa mientras, con voz rota y jadeante mientras decía "Alguien, diga me qué hacer...", observo que sus iris estaban rojos y al ver a Wei Hua también encontró esto, algo desconcertado al ver que no había energía resentida en el ambiente.
Él sabía que el tener los ojos rojos era un síntoma, no... una muestra, de cuando alguien usa el cultivo hereje pero aquellas dos no usaban energía resentida ni maligna.

-No debes seguir atormentándote, ella se pondría triste si te ve así -Menciono Jiyi sin rastro de su habitual burla, incluso su tono fue suave y no energético como siempre. Éste niño, también obtuvo su iris del color carmín, se acerco caminando a Hung y le abrazo, está empezó a sollozar calmándose poco a poco y Hua dejo de tocar.

-Debes tener muchas preguntas Huanguang-Jun, ella tuvo un colapso pero ahora esta bien ya que Jiyu está con ella 

-¿Por qué tienen sus ojos rojos?

-Por que estoy cociente, aunque no durará mucho Lan Zhan -Dijo riendo levemente- Supongo que deber ser desconcertante ver está apariencia... incluso a mi me causa un poco de conflicto... Me gustaría hablarte con la cara de Jiyu para que estuvieras más cómodo... pero esta ocupado y no queremos llamar la atención con tantos invitados-  Hua se deshizo de la cinta y flor de tela que adornaban su cabello para peinarlo en una cola alta. La flor de tela fue guardada entre sus ropas- 

-¿Wei.... Ying? -Dijo desconcertado, esto era sorprendente y extraño... ¿El cultivo demoníaco le había dado alguna habilidad nueva?

-Lan zhan, sí soy yo "Wei Ying" pero... mi alma,,,, -Dio una pausa- Mi alma está fragmentada, no podre ser cociente mucho tiempo y volveré a ser "Wei Jiyu", "Wei Ai", "Wei Hui" y "Wei Tenong" -dio un suspiro- Lan Zhan, cuando destruí el ojo del tigre estigio... Algo salió muy mal.

-¿Por eso no se pudo encontrar tu alma y tu cuerpo?

No hay tal cosa como la salvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora